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POLITICA

Los titulares apocalípticos llenan las primeras planas de las TVs y prensa mainstream: ¿Qué ha ocurrido?

Lior Ron, director de la división logística de Uber Technologies, ha dicho en una entrevista con CNBC que el colapso del sector del transporte automovilístico de Estados Unidos es un “auténtico Armagedón”. Lo que está ocurriendo ahora resultaba inimaginable: los puertos estadounidenses están experimentando grandes atascos y decenas de barcos hacen colas incapaces de descargar todo lo que llevan. Hacen falta trabajadores para descargar contenedores y conductores de camiones para transportar sus contenidos a los almacenes. Incluso se ha llegado a decir que se producirá una gran escasez de alimentos y otros insumos básicos. La Casa Blanca ha advertido a sus ciudadanos que es posible que los precios de los productos se eleven y que las estanterías estén vacías en Navidad.

Según la CNBC el costo de transporte de mercancías se ha elevado en un 300 por ciento. Además, la escasez de contenedores ha provocado que se retrase la llegada de las mercancías compradas a China, por lo que la elevación del precio de los productos afectará gravemente a los consumidores. Un alto ejecutivo de Uber Technologies ha declarado que esta crisis “afecta a todo el sector del transporte por carreteras, nunca habíamos visto algo así”.

La cadena de televisión CNBC ha dado a conocer que no existen suficientes camioneros debido a las restricciones impuestas por el coronavirus. Las razones detrás de todo esto son bastante conocidas: despidos masivos debido a la inactividad y cierre “temporal” de las escuelas de conductores de camiones. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, el sector del transporte por carretera perdió el 6 por ciento de sus trabajadores, además de un total de 1,52 de conductores, es decir, al menos 90.000 trabajadores. Ahora faltan casi 100.000 conductores.

El periódico italiano Corriere della Sera culpa de lo sucedido al “cuello de botella” que provocaron las restricciones económicas en todo el mundo: “Han afectado todos los puntos de la cadena logística de transporte de productos elaborados, semielaborados y materias primas, causando la falta de contenedores, buques de carga, congestión portuaria, escasez de camiones y camioneros, además de dañar la capacidad de almacenamiento. A esto se suma la omnipresente escasez de mano de obra, lo cual se hace sentir cada vez más en una amplia variedad de sectores”.

Aunque Bloomberg dice que existen otras razones para la crisis de suministros: “Tras las medidas restrictivas impuestas por la pandemia del coronavirus, los fabricantes y los analistas predijeron una caída en la demanda de varios productos. Sin embargo, la demanda de muchos productos se ha mantenido e incluso ha aumentado, por lo que muchas industrias no estaban preparadas para ello”.

Las empresas tampoco midieron el impacto que tendría el paso del trabajo presencial al teletrabajo, especialmente si tenemos en cuenta que los gobiernos les dijeron a los consumidores que se quedaran encerrados en casa, por lo que muchos se vieron obligados a comprar teléfonos, ordenadores, consolas de videojuegos, etc., en cantidades inusitadas hasta ahora. El mercado de computadores personales creció en un 11 por ciento en 2020, algo que no había sucedido en 10 años.

Además, se ha producido una reducción de la importación de microchips procedentes de Asia y esto frenó muchas de las industrias que dependen de los microprocesadores como los automóviles, la informática, los celulares, los videojuegos, los electrodomésticos y los dispositivos médicos… Bloomberg dice que “se trata de una pesadilla no sólo para los niños que esperaban recibir consolas de videojuegos en Navidad, sino también para las empresas, dado que esta temporada festiva es la que proporciona la mayoría de sus ingresos”.

Joe Biden tuvo que reunirse con representantes de varias distribuidoras privadas (Walmart, Target) y empresas de transporte, pero también con las autoridades portuarias de Los Ángeles, Long Beach y los sindicatos de trabajadores portuarios para que estuvieran dispuestos a trabajar 24 horas al día y siete días a la semana y de ese modo transportar el 40 por ciento de los contenedores que llegan a Estados Unidos cada día. ¡Al parecer ya no habrá cierres!

Muchos aseguran que los productos que no han sido enviados desde Asia hasta ahora no llegarán a las tiendas a mediados de diciembre, lo que demuestra que las cadenas logísticas se rompieron con bastante facilidad. En los últimos 12 meses las mercancías que cruzan el Océano Pacífico ya no tardan 13 horas sino 13 días en ser descargadas y ni hablar de que los precios se han disparado. Por ejemplo, ahora cuesta siete veces más que hace un año enviar un paquete de Los Ángeles a Shanghai. Sameera Fazil, subdirectora del Consejo Económico de la Casa Blanca, dijo que es necesario un milagro para resolver este problema. Por otra parte, se ha vuelto muy difícil construir contenedores ya que la “pandemia” ha afectado a la industria del acero y la madera.

En Europa, la situación tampoco es buena: en Alemania faltan 80.000 camioneros, mientras que las ventas y la producción de automóviles han caído alrededor de un 30 por ciento. Según la consultora Alix Partners este año se producirán 7,7 millones de coches menos, lo que equivale a un 10 por ciento de la producción mundial.

La crisis del transporte ha provocado la subida del precio de los alimentos. La FAO ha informado que el precio del aceite vegetal ha batido todos los récords. Mientras tanto, han subido en un 20-30 por ciento los precios de los productos lácteos, la carne importada y los cereales con respecto al 2019.

Esto ha dejado en evidencia la creciente dependencia de Estados Unidos y Europa de los suministros importados de Asia, especialmente de China. Estados Unidos depende de un 90 por ciento de los suministros chinos para la fabricación de ciertos productos médicos y esta cifra se eleva a más de un 80 por ciento con respecto a las tierras raras.

En semejantes circunstancias, lo más conveniente no es pregonar el Armagedón o reunirnos con la Casa Blanca, sino combatir la psicosis que ha generado la pandemia.

Fuente (vía mpr21): Vladimir Malyshev

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