Escrito y publicado por Pablo Escobar en Mediterráneo Digital:

Lo que le faltaba a la Casa Real. Éramos pocos… y parió la abuela. Y esta vez (casi casi) literal.

Los supuestos escarceos amorosos del Rey emérito, sobre el que se ha cernido una extensa leyenda negra que se acerca peligrosamente a los límites de Julio Iglesias, podrían haber acabado en una crisis de Estado. O no. Ya se sabe, a lo largo de la historia, que los hijos bastardos de los Borbones se han convertido en una tradición tan nuestra como el odio entre españoles o la mismísima tortilla de patatatas.

Según las pruebas de ADN que se han filtrado esta semana y que publica el portal ‘ElCierreDigital’, Albert Solà, un gerundense de 62 años, es hijo de Juan Carlos I. El monarca y el catalán de la Bisbal d’Empordà son genéticamente compatibles en un 99%. Como el algodón, el ADN no engaña.

Una reclamación que este empleado de la restauración lleva años haciendo a través de todas las vías posibles. Incluso se ha puesto en contacto en numerosas ocasiones con la Zarzuela, obteniendo el silencio administrativo por respuesta.

Además, y para rizar todavía más el rizo, esto abre una doble vía para la hipótesis: si según el ADN Albert Solà es el hijo primogénito de Juan Carlos I y hermano mayor de Felipe VI… ¿no debería ser el Rey según la línea dinástica? ¿Un monarca catalán para España? ¿O una nueva fórmula todavía desconocida que desmontaría la utópica República Catalana? A ver si al final va a ser un Reino, como la Corona de Aragón.

Y es que la carrera de Solà para que el Rey Juan Carlos reconozca su paternidad viene de lejos.

Este hijo bastardo intenta, desde los años 90, que Don Juan Carlos le reconozca como uno más y lo acoja bajo las alas de la Casa Real. Tal y como cuenta el propio Solà, el que por aquel entonces era el todavía príncipe heredero al trono español hizo un viaje desde la academia militar de Zaragoza, donde se encontraba estudiando, a Barcelona. Allí habría conocido a María Bach Ramón, hija de unos conocidos banqueros. Siempre supo quien era su padre.

Después de varios años investigando su pasado, descubrió unos documentos en los que aparecía la expresión “chupete verde”, una acotación que, según los historiadores, servía para referirse a los niños con sangre real.

El catalán interpuso en 2012 una demanda por paternidad. Sin embargo, las titulares de los juzgados de Primera Instancia número 19 de Madrid, María Isabel Ferrer-Sama, y número 90, Milagros Aparicio, acordaron la inadmisión a trámite de dicha demanda estableciendo que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. ¡Toma ya! Hasta que el ADN, ahora, le ha dado la razón. Menos mal que a este, por lo menos de momento, no lo van a tener que exhumar.