Según ha informado la agencia EFE y que recogemos en euskalnews.com de manera literal, la Diócesis de Vitoria ha elaborado una guía que pretende servir de «manual de buenas prácticas» para que los cristianos tengan una «conciencia firme en el cuidado de la tierra, de los mares, del conjunto de los seres vivos», unas buenas prácticas ecológicas. Esta guía pretende facilitar con acciones personales y comunitarias el desarrollo de una convivencia más ecológica y respetuosa con el medio ambiente, ya que, recuerda la Iglesia católica vitoriana, «la grave crisis ambiental se está materializando con un drástico cambio climático que se traduce en grandes sequías, precipitaciones torrenciales, subida del nivel del mar, aumento de la temperatura media y el fin de los cuatro cambios estacionarios».

«Ya lo estamos viendo en muchas zonas del planeta e incluso en nuestro país y en nuestra ciudad podremos ser testigos de esto si no ponemos soluciones de por medio», añade en un comunicado la Diócesis que apunta que «pequeños cambios en la forma de vida» pueden hacer que no se hipoteque el futuro del mundo a las próximas generaciones por el «mal trato que se le está dando hoy».

La Diócesis vitoriana se quiere unir así a los «esfuerzos y llamamientos» que se hacen desde organizaciones gubernamentales y sociales, e incidir en actividades concretas que los ciudadanos pueden realizar «sin tener que esperar a grandes acuerdos intergubernamentales que ralentizan el objetivo final de cuidar la salud del planeta».

Este documento de fácil lectura en castellano y euskera cuenta con ilustraciones y frases del papa para concienciar sobre este asunto. Sus consejos se dividen en dos bloques encaminados a acciones concretas: uno para realizar de manera individual y otro para hacer en comunidad. La guía se podrá conseguir en parroquias y la Diócesis la repartirá en colegios, asociaciones y residencias y organizará charlas prácticas que ayuden a llevar a cabo su difusión.

El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha concluido que es necesario que «niños y jóvenes crezcan con la naturalidad de la defensa de la ecología» y que, además, «los mayores también se conciencien de la necesidad de dejar un mundo más sano y sostenible a las futuras generaciones».