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Los clanes criminales de Oriente Medio que están asolando Alemania

Según informa Judith Bergman para Gatestone Institute, en un documental emitido recientemente en el canal alemán ARD, sobre las bandas familiares criminales de Oriente Medio en Alemania —o clanes, como las llaman en Alemania— el jefe de la Agencia Federal de la Policía Criminal (BKA), Holger Münch, dijo: “En aproximadamente un tercio de los procesos, había inmigrantes entre los sospechosos, y eso significa que tenemos que vigilar muy de cerca este fenómeno”.

Münch parece haberse referido al hecho de que los inmigrantes que llegaron a Alemania desde Siria, Irak y otros países durante la crisis migratoria de 2015-2016 están empezando ahora a competir con las bandas familiares criminales que llevan establecidas mucho tiempo en Alemania, cuyos fundadores originales llegaron al país desde el Líbano a finales de los setenta, durante la guerra civil libanesa.

Las autoridades alemanas temen que esta competencia pueda conducir a más violencia aún: algunos de los recién llegados tienen “experiencia en combate” al haber vivido en zonas de guerra, como dijo Frank Richter, jefe de la policía en la ciudad de Essen, a ARD. “Por supuesto, esta sería una situación muy, muy diferente de la que tenemos en este momento”, añadió.

Los clanes familiares criminales de Oriente Medio ya son un gran problema en Alemania. Las más conocidas tienen principalmente su base en Berlín, Bremen, Renania del Norte-Westfalia y la Baja Sajonia, y se llaman Abu-Chaker, Al Zein, Remo y Miri. Varias familias también son conocidas como clanes de la mafia libanesa. Su actividad criminal comprende el robo, la extorsión económica, el tráfico de drogas y la prostitución.

En mayo, un estudio presentado por el ministro del Interior del estado de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, reveló que 104 clanes criminales estaban activos allí. Se cree que algunos de los 6.500 sospechosos de tener vínculos con los clanes fueron los autores de 14.225 delitos entre 2016 y 2018. Entre ellos, dos asesinatos y 24 intentos de asesinato, además de daños corporales, robos y chantajes, dijo la policía. Se dice que sólo diez clanes han cometido un tercio de los delitos. Según Reul:

Durante años, se han ignorado deliberadamente las denuncias de los ciudadanos y los círculos policiales sobre este problema. Fuese una corrección política mal entendida, o porque se consideró que es imposible que pasen cosas que se supone que no deben pasar, esto se ha acabado por fin. No estamos bajo el imperio de los clanes, sino del imperio de la ley.

Según la policía, el mayor número de sospechosos de tener vínculos con clanes eran ciudadanos alemanes (36%), seguidos por los libaneses (31%), los turcos (15%) y los sirios (13%).

Según lo informado por el analista estratégico Soeren Kern, incluso en diciembre de 2015, el entonces ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Ralf Jäger, rechazó un estudio para determinar el alcance de los clanes criminales en el estado porque era políticamente incorrecto:

La recopilación de datos adicional no está permitida por la ley. Se debe evitar, tanto interna como externamente, cualquier clasificación que se pueda utilizar para despreciar a los seres humanos. En este respecto, el uso del término “clan familiar” (Familienclan) está prohibido desde el punto de vista policial.

Asimismo, el jefe de la Agencia Federal de la Policía Criminal, Holger Münch, le dijo a la cadena ARD que “no se debería permitir que esas cosas pasen durante años y años, esa es, yo creo, la mayor lección que tenemos que aprender de los acontecimientos de los últimos 30 años”.

Según Deutsche Welle:

Durante décadas, la policía hizo la vista gorda a las familias criminales ampliadas, en parte para evitar ser acusada de discriminación racial. Esto ha hecho que el problema actual sea aún más difícil, ya que las estructuras de los clanes se han solidificado, se han formado sociedades paralelas y el enemigo ha crecido.

Ralph Ghadban, politólogo libanés-alemán y destacado experto en clanes en Alemania, ha estimado que:

Hay ahora medio millón de personas en toda Alemania que forman parte de un clan, aunque no sean todas delincuentes. Están representadas muchas nacionalidades. Hay clanes libaneses, turcos, kurdos, albaneses, kosovares e incluso familias extensas chechenas que dirigen negocios ilegales.

“Los clanes se comportan en sus entornos alemanes como si fueran tribus en el desierto. Todo lo que está fuera del clan es territorio enemigo y susceptible de saqueo”, dijo Ghadban a The German Times en octubre.

Los clanes familiares no son el único tipo de bandas organizadas de Oriente Medio que actúan en Alemania. También hay bandas de moteros, un área que antes estuviera dominada por bandas más “tradicionales” como los Ángeles del Infierno. Según Sebastian Fiedler, jefe de la Asociación de Investigadores Criminales de Alemania:

Los delitos cometidos por los Ángeles del Infierno siguen siendo un problema (…) Diría que estas organizaciones más antiguas son hoy más parecidas a negocios ilícitos. (…) Lo que es distinto hoy es que las bandas de moteros es que suelen tener miembros de distintos orígenes étnicos, y algunas tienen lazos con organizaciones extremistas, o a veces siguen una agenda extranjera. En resumen, las bandas de moteros se han vuelto mucho más heterogéneas.

Fiedler añadió que algunas bandas también tienen vínculos en el extranjero:

Se sabe que la banda Osmanen Germania ha recibido ayuda económica del partido en el Gobierno de Turquía, Justicia y Desarrollo (AKP). Las bandas han funcionado básicamente como el brazo armado de [el presidente turco Recep Tayyip] Erdogan en Alemania. Muchas bandas de moteros que aparecen hoy en los titulares son parecidas. La mayoría ya no está interesada en controlar los mercados ilícitos, sino que ahora tienen objetivos mayores. Éstos siempre tienen una dimensión económica.

La policía alemana está intentando acabar con el problema con una política de tolerancia cero, pero la pregunta es si ese enfoque es suficiente. Según Ralph Ghadban:

Una política que al fin reconoce el problema del crimen de clanes, una fuerza policial que lleva a cabo continuas redadas y un poder judicial que utiliza todos los medios legales sigue sin ser, todo junto, suficiente. Alrededor de un tercio de los miembros de los clanes quiere llevar una vida normal. Se sienten atrapados en sus clanes.

Por lo tanto, la mano dura debe estar respaldada por programas para las personas que quieran salir de los clanes. El distrito de Neukölln de Berlín está organizando dicho programa. Según Martin Hikel, alcalde del distrito de Neukölln:

En el núcleo de estas estructuras patriarcales hay personas que no quieren acabar en matrimonios forzosos, personas que no quieren vivir en un estado de rivalidad permanente, o incluso de guerra, con otro clan, o estar escondiéndose constantemente de la policía. Pero estas personas necesitan ayuda. Estamos organizando un programa para ayudarlas a dar la espalda a este estilo de vida y empezar una nueva en otra parte.

El secretario de Interior de Berlín, Andreas Geisel, dijo hace poco que el crimen de bandas en la ciudad está controlado por “unas 20 familias influyentes, de las cuales siete u ocho tienen una actividad criminal altísima”. Según The German Times:

Hay calles en Neukölln, Kreuzberg y Gesundbrunnen [distritos de Berlín] donde la policía sólo se atreverá a poner un pie con un escuadrón. Incluso durante los actos de rutina como citar al miembro de un clan por aparcar en un carril bici, los policías se ven a menudo rodeados y amenazados por los familiares y socios. “Los miembros de los clanes destacan por su forma de actuar en su territorio”, dice un portavoz de la policía. “Su mensaje es: ¡Largo! ¡Esta es nuestra calle!”.

Neukölln es uno de los distritos de Berlín con más problemas, incluido el abuso del sistema de ayudas sociales por parte de los clanes. Según Falko Liecke, vicealcalde de Neukölln y concejal del distrito de Juventud y Sanidad, los clanes “ven las prestaciones por desempleo como una fuente de ingresos para complementar todas dus demás fuentes”.

No se sienten incómodos con el sistema de ayudas sociales. Al fin y al cabo, no tienen que depender de él para sobrevivir. No les interesan las leyes. Intentan sólo obtener ganancias de lo que el Estado y la sociedad les pueden ofrecer.

Según Liecke, estos clanes ven el Estado como “un objeto de ridículo, un objetivo para la explotación”.

Según Geisel, combatir el crimen de clanes llevará “décadas”: “Es una maratón, no un esprint”, dijo.

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