- La opinión de Ziortza Castro Belaunde (Revista ieup!)
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Hay muchos temas sobre los que escribir, muchas historias que contar, pero hoy quisiera hablaros sobre el árbol de la vida. Todo lo que escribo a continuación es una idea personal. Empecemos por las Raíces del Árbol de la vida. Son raíces muy fuertes, gruesas, ancladas con mucha fuerza a la tierra, ellas representan nuestro nacimiento, nuestra conexión con este mundo, nuestro lado más material y necesario, sino estaríamos perdidos.
Bien, pues creo que hemos perdido con el pasar de los siglos esa conexión, ese saber de dónde venimos, a dónde debemos ir y cómo debemos hacerlo. En estos momentos vagamos por esta vida sin un propósito, nos hemos dejado guiar por un mundo totalmente apocalíptico.
El Tronco representa cómo vamos avanzando por esta vida. Tal y como yo lo veo debería ser un tronco fuerte, grande, que nadie pueda abarcarlo en su totalidad, solo nosotros con nuestras acciones encaminadas a la transformación del ser.
Las Ramas, deben representar los caminos que seguimos, las decisiones que tomamos. Cada decisión conduce a una rama, que conduce a otra y así hasta que aprendemos lo que hemos venido a hacer y conectarnos a lo más elevado.
De esta manera estaremos completos cuando las raíces ( lo material ) y el cielo (lo que no se ve a simple vista, lo inmaterial), se unan para formar un todo.
Pero lo que yo percibo en estos momentos en el árbol de la vida, es que se ha quedado con una sola rama que es conducida por alguien externo a nosotros, que no nos deja aprender ni tomar las decisiones que debemos tomar, solo nos permite tomar una decisión.
¿Cuándo despertaremos? Es una muy buena pregunta, porque no podemos vivir de esta manera toda la vida.
Debemos ser nosotros los conductores de nuestro propio vehículo, decidir cómo conducirlo y cuándo parar.
Y hasta aquí mi humilde opinión.
©Ziortza Castro Belaunde – Revista ieup!
