Las colonias francesas dicen NO a la locura occidental: Incendian un vacunódromo y una farmacia en Antillas, donde solo el 16% se ha vacunado
Según adelanta mpr21, en las colonias antillanas de Guadalupe y Martinica, el porcentaje de población que ha recibido las dos dosis de la vacuna no llega al 16 por ciento. Pero la desconfianza de los colonizados contra los colonos ha ido mucho más alla: el 31 de julio en Martinica incendiaron un vacunódromo y una farmacia, justo el día en que el prefecto impuso el toque de queda.
Los antillanos tienen muy buenas razones para desconfiar. Entre 1981 y 1993 los cultivos de plátanos fueron rociados con clordecona, un pesticida organoclorado que entonces se utilizaba para tratar las plagas de gorgojos. La clordecona es un contaminante orgánico extremadamente persistente en el medio ambiente, que puede ser muy tóxico. Aunque se clasificó como carcinógeno humano en 1979, no se prohibió hasta 1993 y se ha utilizado sobre todo en las Antillas.
La Francia colonial y sus instituciones sanitarias demostraron que en las colonias la salud importaba muy poco. Hicieron la vista gorda, permitiendo la proliferación del cáncer. La desconfianza se ha instalado, pues, en las Indias Occidentales y el colonialismo quiere restablecer el orden y castigar a los insumisos. A partir de hoy el prefecto de Guadalupe, Alexandre Rochatte, ha impuesto un nuevo confinamiento de tres semanas y un toque de queda que comienza a las 20:00 horas y acaba a las 5:00 de la mañana.
Los bares deben permanecer cerrados, incluso las terrazas al aire libre, y las personas no se pueden desplazar más allá de un radio de 10 kilómetros de su residencia. ¿Por qué motivo? Por unos supuestos rebrotes que nadie ha visto en ningún sitio. El sindicato UGTG de Guadalupe afirma que “hay cuatro personas en cuidados intensivos y las cuatro están vacunadas”.
En las colonias antillanas no pueden atribuir ninguna muerte al coronavirus. Cero. Pero cuando no hay muertos los “expertos” tienen que recurrir a los “casos”, los “brotes” y las “curvas”. Es extraordinariamente absurdo aparentar una “lucha” contra virus que no mata, pero hay quien se sigue tragando las tonterías de los “expertos” y aplaude con las orejas cada una de las medidas represivas que aprueban los gobiernos de turno, dentro y fuera de las colonias.