Según adelanta BLes, el director del Instituto Patológico de la Universidad de Heidelberg, Peter Schirmacher, se alarmó tras realizar la autopsia a 40 personas muertas dentro de las dos semanas siguientes a la vacunación contra el Covid o virus chino. Schirmacher advierte que entre el 30% y el 40% de esas personas habrían muerto por “efectos secundarios raros y graves de la vacunación, como la trombosis de las venas cerebrales o las enfermedades autoinmunes”, según Free West Media del 3 de agosto. 

Este patólogo no solo no se considera contrario a las vacunas, sino que él mismo tomó ese medicamento experimental, y dice que no pretende causar pánico con los resultados arrojados por su labor como patólogo. Asimismo, teme que haya un gran número de casos de muertes por vacunación que no se denuncian, y que los patólogos ni siquiera se percatan de muchos posibles casos.

Considera que un problema básico es que las personas vacunadas a menudo ni siquiera mueren bajo observación clínica, y solicita que se efectúen más autopsias de estos pacientes: “El forense no establece un contexto con la vacunación y certifica una muerte natural y el paciente es enterrado”, describió Schirmacher. 

Y agregó: “O certifica una forma de muerte poco clara y el fiscal no ve ninguna falta externa y libera el cuerpo para su entierro”. Schirmacher también dirige un proyecto de autopsias a personas fallecidas por el Covid, subvencionado por el Estado, y su reputación es intachable. 

De hecho, la Asociación Federal de Patólogos ya había solicitado en marzo en una carta dirigida al ministro de Sanidad, Jens Spahn (CDU), que se efectuaran autopsias generalizadas a las personas tras su muerte posterior a la vacunación, pero quedó sin respuesta. En cuanto Schirmacher publicó los resultados de su trabajo las autoridades gubernamentales lo desmintieron sin aportar datos, pero sus colegas lo respaldaron de inmediato. Schirmacher, en respuesta, señaló: “Los colegas están definitivamente equivocados porque no pueden evaluar esta cuestión específica de forma competente”.

Por su parte, la Asociación Federal de Patólogos Alemanes declaró que deberían realizarse más autopsias de vacunados fallecidos en un determinado plazo tras la vacunación. El jefe del “Grupo de Trabajo de Autopsias” de la misma asociación quiso concienciar a los médicos de cabecera y a las autoridades sanitarias. 

En este sentido, instó a los médicos de los pacientes fallecidos en los días o semanas posteriores a la vacunación a solicitar una autopsia en caso de duda. Para algunos, las revelaciones de Schirmacher resultan explosivas y hasta peligrosas, dado que podría parecer que atenta contra el descomunal negocio de las grandes empresas farmacéuticas. 

De hecho, varias muertes de personas que rechazaron, o eventualmente representaban una amenaza para la campaña de vacunación, generan ese tipo de prevenciones. Igualmente muchos han sido perseguidos por los medios y las redes sociales como Twitter, censurando los mensajes que disienten de la narrativa pro vacunación. 

Más recientemente, el reconocido científico inventor de la tecnología ARN mensajero aplicada a la vacuna contra el covid, Dr. Robert Malone denunció que recibió alertas para que contrate seguridad personal porque su vida corre peligro. Luego aclaró que no padecía de tendencias suicidas. “Entonces, supongo que tengo que decir esto. No soy suicida. Estoy en paz conmigo mismo y con el mundo”, escribió el 18 de julio. 

El Dr. Malone considera que en las campañas de los gobiernos y de la industria farmacéutica para vacunar a todas las personas, se ha ejercido la coerción en su afán de aplicar a todas las personas el medicamento experimental que ya muchos científicos han denunciado como riesgoso.