La Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU), la organización sindical más grande de ese país, convocó a la jornada de protestas con varias demandas, entre ellas el fin del trabajo irregular (trabajo a tiempo parcial, temporal o por contrato con pocos o ningún beneficio) y extender la protección laboral; mayor poder a los trabajadores en las decisiones de reestructuración económica durante tiempos de crisis; y nacionalizar industrias claves junto a estatalizar servicios básicos como educación y vivienda, según adelantan aporrea.org y mpr21.
La respuesta del gobierno coreano es criminalizar la protestas. Con la excusa de la pandemia busca prohibir la manifestación, como hizo con las protestas durante los últimos meses. “Por la seguridad de la comunidad”, aseguró este martes el primer ministro Kim Bu-gyeom.
En Seúl se utiliza para intentar prohibir la manifestación el actual distanciamiento social, de Nivel 4, impuesto en el área metropolitana de la capital que impide todos los mítines sociales, excepto para propósitos corporativos u oficiales esenciales.
En Corea del Sur el 40 por ciento de todos los trabajadores tienen empleos irregulares. Al igual que en otros países muchos de estos trabajadores precarizados trabajan en la economía de aplicaciones dominadas por conglomerados corporativos conocidos como “chaebol”, empresas como Samsung, Lotte, LG o Hyundai se benefician de la precarización laboral en el país. El 10 por ciento con mayores ingresos concentraba el 45 por ciento de los ingresos totales del país en 2016, mientras la especulación inmobiliaria ha llevado a una crisis de la vivienda, sumado a la privatización en la educación o la atención médica. La pandemia por el coronavirus dio una mayor exposición a esta situación.
A medida que la pandemia por el coronavirus perdía fuerza, se comenzó a expresar el descontento de los trabajadores. A principios de este año, el personal de limpieza de LG Twin Towers (la sede del rascacielos de la empresa) acampó fuera del edificio de la empresa durante 136 días, en invierno, para protestar contra los despidos y las condiciones laborales en el lugar de trabajo. La respuesta de la empresa fue enviar grupos de rompehuelgas.
Los mineros de carbón de Korea Coal, una corporación minera de carbón propiedad del gobierno, están sufriendo problemas de salud por respirar polvo de carbón y exceso de trabajo. Un trabajador denunció que «el gobierno redujo la fuerza laboral a la mitad, por lo que nuestra unidad ahora tiene que hacer el trabajo de dos unidades. Entonces todos están enfermos. No hay nadie aquí que no esté enfermo. Nuestros salarios deben aumentar, pero se han mantenido igual».
La huelga es la expresión de que los trabajadores quieren recuperar sus derechos, terminar con la precarización exigiendo el fin de las leyes laborales que permiten a las empresas privar a sus trabajadores de los derechos básicos, como el derecho a organizarse, el acceso a los beneficios y la compensación por lesiones laborales.
También exigen nacionalizar industrias que han estado despidiendo trabajadores en masa, incluidas las industrias de aerolíneas, fabricación de automóviles y las constructoras navales. Después de décadas de austeridad, la huelga y movilización convocada por la central sindical toma demandas básicas como garantizar la vivienda, atención médica, cuidado de ancianos, cuidado de niños y educación para todos. Sus demandas incluyen aumentar las unidades de vivienda pública del 5 por ciento al 50 por ciento de todas las viviendas disponibles, hacer que las clases preparatorias para la universidad sean gratuitas para todos y que el estado contrate al menos un millón de trabajadores de cuidados para garantizar la atención gratuita de los ancianos y los niños. para todas las familias.
Corea del Sur se mostró como un modelo a seguir, pero detrás de este modelo los trabajadores que garantizaron la respuesta a la pandemia se expusieron a interminables jornadas laborales y precarización de sus derechos. La crisis por el coronavirus expuso una realidad que ya existía detrás del modelo surcoreano que los trabajadores comienzan a enfrentar.