Una niña de 12 años del distrito de Cuxhaven, en Alemania, murió dos días después de recibir su segunda dosis de Pfizer contra el COVID-19. La evidencia inicial sugiere que puede existir una relación causal con la vacunación, según informan medios tan dispares como el rotativo alemán NDR o el digital TheCovidWorld.

El distrito había decidido hacer público el caso después de que surgieran numerosos rumores en las redes sociales. La noticia llega justo cuando EE.UU. ha comenzado a vacunar a niños de 5 a 11 años con la inyección experimental de Pfizer. El medio alemán NDR informa que a partir de ahora, solo los niños sin enfermedades previas conocidas deben ser vacunados en las escuelas del distrito. Todos los demás niños deben ir a su médico de cabecera para recibir una vacuna, ya que saben más sobre posibles afecciones preexistentes. 

Según el Instituto Paul Ehrlich (PEI), la niña fallecida aparentemente había estado sufriendo una enfermedad cardíaca y vascular grave durante mucho tiempo. El PEI es el Instituto Federal de Vacunas y Medicamentos Biomédicos. Está en contacto con el distrito y ahora está esperando el resultado final de la autopsia, dijo una portavoz. Esto debería aclarar si la enfermedad anterior fue la causa de la muerte y en qué medida. 

La niña murió poco después de la segunda dosis con la vacuna de Pfizer/Biontech. Debido a la estrecha conexión temporal, el departamento de salud del distrito había ordenado una investigación. Los hallazgos iniciales sugieren una conexión con la vacunación. El resultado final de la autopsia aún está aun pendiente.

Según el protocolo de autopsia preliminar, los expertos del instituto de medicina forense del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf (UKE) pensaron que era probable que la muerte se debiera a la vacunación. 

«Nos enfrentamos a un caso particularmente trágico aquí», dijo el jefe del departamento de salud del distrito de Cuxhaven, Kai Dehne, después de que se conociera la muerte. «Desde un punto de vista puramente estadístico, los efectos secundarios graves de las vacunas que provocan la muerte ocurren muy raramente, pero [para] la familia afectada es [algo] 100 por ciento despiadado».