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POLITICA

Ahora o nunca: Libertad o esclavitud

  • Autor: El Elegido.
  • Profesión: Big Data – Prospectiva Estrategia y Gestión de Riesgos

AHORA O NUNCA: LIBERTAD O ESCLAVITUD.

El día 7 de diciembre de 2021, se aprobó en España, la vacunación contra la COVID en niños de entre 5 y 12 años, con una terapia génica en fase experimental, cuya composición ha sido recientemente modificada. Debido a la premura, carece de la suficiente seguridad, ya que no ha transcurrido el tiempo necesario desde los ensayos clínicos, que permita conocer y cuantificar los efectos secundarios a medio y largo plazo.

Por otro lado, basándonos en la información y evidencia disponible tras 21 meses de pandemia, sabemos con absoluta seguridad, que la COVID es una enfermedad que cursa de forma leve o asintomática en los niños y adolescentes y solo excepcionalmente, puede presentar complicaciones en casos de niños con ciertas patologías preexistentes.

Sirva como dato, que en todo 2020 en Euskadi, se produjo el fallecimiento de un menor de 9 años con o por COVID, sin que podamos conocer más detalles sobre su condición de salud previa, ni sobre la fiabilidad del diagnóstico, ni de la causa de la muerte.

Los datos oficiales indican, que la probabilidad de morir por COVID entre menores de 12 años, es de 1 entre 1.000.000, similar a la de los cálculos hipotéticos de morir por la descarga de un rayo. Y la tasa de supervivencia, entre menores de 19 años que contrajeron la enfermedad, es del 99,9979%

Ante la falta de argumentos científicos que avalen la vacunación contra la COVID de niños, los defensores de la inoculación masiva recurren al absurdo mensaje propagandístico de que, si bien los niños no corren peligro si contraen la enfermedad, al inocularles a ellos, se consigue frenar la propagación del virus y cortar así esta vía de transmisión, evitando que llegue a ancianos y población de riesgo.

Afirman, que las mismas vacunas que no evitan la transmisión del virus entre adultos y ancianos vacunados, van a servir para evitar la transmisión entre adultos y ancianos, si se las inoculan a los niños. ¿Suena un tanto absurdo, verdad?

Lo repito. Las autoridades sanitarias sostienen que, la misma vacuna que no ha evitado el contagio ni la enfermedad después de inocular al 99% de ancianos y 90% de adultos, se va a transformar por arte de magia, en la forma eficaz de frenar la transmisión y la enfermedad en ancianos y población de riesgo, al inoculársela a los niños.

Por lo expuesto, y basándonos en el ratio riesgo/beneficio, nadie en su sano juicio se plantearía arriesgar la salud de las generaciones futuras, con un experimento masivo y sin la más mínima garantía de éxito, con la esperanza de que lo que no ha funcionado, lo haga ahora bajo unas premisas aún más rocambolescas y absurdas y que lo que ha fallado por la vía directa, inoculando a la población a proteger, funcione ahora por la vía indirecta, inoculando a la población infantil, inmune, sana y que no corre ningún riesgo. ¿Vamos a tragar también con esto?

Hagamos un paréntesis. Han pasado más de 600 días desde que la OMS declarara la pandemia, (para lo que tuvieron que cambiar los términos que definen su significado y eliminar lo relativo a una elevada mortalidad, condición indispensable hasta la aparición del SARS-COV2, para declarar una pandemia).

La OMS está financiada en su mayoría por la Big Pharma y un entramado de fundaciones filantrópicas, con evidentes nexos entre ellas, quienes influyen decisivamente, en

las decisiones y medidas que adopta la OMS. Posteriormente, esas mismas farmacéuticas y corporaciones afines, son las grandes beneficiadas económicamente por dichas medidas. Es tan evidente la complicidad, y los conflictos de intereses entre la OMS, grandes farmacéuticas, fundaciones y Gobiernos títeres, que resulta insultante hasta para el más despistado de los mortales.

Para contener la supuesta pandemia, la OMS elabora medidas y directrices que los Estados miembros deben seguir, pudiendo estos, interpretarlas y aplicarlas en sus acepciones más restrictivas. Amparados por la pandemia y bajo el paraguas que la OMS les brinda, distintos estados “Occidentales” supuestamente democráticos, han aprovechado la situación para imponer a la población, toda clase de medidas totalitarias, dirigidas a reducir o eliminar los derechos y libertades fundamentales. Para ello, han utilizado el terror infundado por los medios de manipulación masivos, mediante propaganda alarmista las 24 horas del día y a las fuerzas de seguridad, como cuerpo represor, convirtiendo los Estados de Derecho en Estados Policiales.

Para que nada escape a su control, las principales corporaciones tecnológicas como Google, Facebook, Twitter, etc., dueñas y señoras del 95% del flujo de información, antaño libre y accesible, han implantado en internet, una censura global en la que las opiniones contrarias o que cuestionen la versión oficial, son silenciadas, filtradas o eliminadas y las cuentas de sus autores, cerradas.

Casualmente, las tecnológicas, son las otras grandes beneficiadas por los confinamientos y cierres de negocios, aumentando sus beneficios en la misma medida que disminuyen los de pequeñas empresas y comercios locales.

Ya tenemos a todos los actores necesarios para escenificar una epidemia global, y el móvil económico que mueve a unos y otros, a colaborar en el desarrollo de la mayor operación de saqueo de dinero público, endeudamiento de naciones y empobrecimiento generalizado de la población.

Algunos, ya éramos conscientes desde hace más de un año, de que la pandemia, estaba siendo utilizada como una burda excusa para implantar progresivamente una suerte de totalitarismo global, donde los gobiernos de los Estados nación actuan como brazo ejecutor de las órdenes que reciben desde instancias superiores, y son los meros encargados de someter y controlar a sus poblaciones, eliminando o limitando derechos y libertades.

Así, hemos visto desaparecer de un plumazo, los cimientos básicos de lo que entendemos por una sociedad libre, democrática, igualitaria y plural. En un año, hemos perdido el derecho a la libertad y a la seguridad, el derecho a la dignidad humana, al honor y a la intimidad, el derecho a la libre circulación y residencia, el derecho a una comunicación libre y el derecho a la libertad de expresión.

Aunque algunos derechos han sido restaurados, al menos parcialmente, se ha sentado un peligroso precedente porque los pilares básicos en que se sustentan las democracias occidentales, han sido conculcados ilegal e inconstitucionalmente, y sus autores, siguen ocupando sus cargos sin la más mínima consecuencia legal ni moral.

Además, el hecho de que tales atropellos se hayan desarrollado en países que alardeaban de ser las democracias más sólidas y garantistas de derechos, abiertas y tolerantes, nos debe hacer reflexionar sobre el objetivo real de todo este embrollo y si se busca proteger la salud, o se pretende instaurar el escenario ideal para promover objetivos no declarados. Desde luego, no pinta bien.

No quiero desviarme del tema. Volvamos a la vacunación de los niños y a comprender por qué estamos ante la mayor amenaza a la que se ha enfrentado la humanidad y por qué debemos impedir que se lleve a cabo.

Al principio, he expuesto la ausencia de argumentos sanitarios o científicos, mínimamente coherentes, que puedan justificar, la inoculación de una terapia génica experimental en fase III a niños sanos, para supuestamente, disminuir la transmisión comunitaria, y reducir así, el número de contagios entre personas que superan la esperanza de vida y personas de riesgo vacunadas, y cómo nadie, en su sano juicio, llegaría siquiera a planteárselo y menos aún, las autoridades sanitarias proponerlo.

Casi sin darnos cuenta, arrollados por el ritmo frenético de noticias apocalípticas en forma de olas pandémicas, este tsunami de terrorismo mediático e institucional, se ha llevado entre sus turbulentas aguas y lodazales, los fundamentos y la esencia de nuestra sociedad, haciendo tambalearse hasta los cimientos de nuestra civilización, y si no lo evitamos, poniendo en peligro nuestra propia supervivencia como especie.

Cualquier ser evolucionado y consciente, que se plantee arriesgar, la salud y supervivencia de los individuos jóvenes y sanos de su especie, con la intención de prolongar la esperanza de vida de quienes ya completaron su ciclo vital décadas atrás, o es un demente, o es un genocida o no es de este mundo.

Solamente, con un 0% de riesgo y un beneficio variable, se podría plantear realizar una operación con tales implicaciones morales, sociales o existenciales. En el campo de las hipótesis y probabilidades, esa certeza absoluta de riesgo 0, no existe por la propia naturaleza del resultado incierto, futuro y variable, de algo nunca antes efectuado.

Confluyen tal cantidad de factores como niños serán inoculados, y predecir un resultado global aceptable o favorable, depende tanto de los niños que actúan como sujetos activos que reciben la poción mágica y asumen el riesgo innecesario, como de los ancianos pasivos quienes serán los receptores del beneficio en el caso de que obre el milagro. Es tan absurdo y arriesgado, que para justificarlo deberíamos aparcar la ciencia y entrar en lo místico o lo temerario. Estamos planteando poner el peligro la salud presente y futura de la población joven y sana y con ello, la continuidad de la especie. Es inaceptable.

Pasemos de lo teórico a lo tangible y verificable. Desde que empezó la pandemia, ¿puedes citar una sola vez en que los expertos sin nombre o los políticos, acertaran en sus predicciones o tomarán las decisiones correctas? Nada de lo que han dicho se ha cumplido, nada de lo que han hecho ha sido acertado.

Ni las restricciones, ni las medidas de protección personal, ni los confinamientos, ni las diferentes vacunas y sus inquietantes combinaciones, ni el 70% de inmunidad de rebaño, ni el 90 %, ni las dosis de refuerzo, nada ha funcionado hasta ahora y por eso seguimos así casi 2 años después.

Son estas mismas autoridades sanitarias, las mismas farmacéuticas, los mismos expertos y políticos quienes aplicando la misma propaganda de terror mediático proponen la vacunación de niños como la solución final.

En esta ocasión, han focalizado su estrategia de señalar a un colectivo como el responsable de sus fracasos sobre los más pequeños y para ello, cambian el relato oficial haciendo que se adapte a sus intereses. Los centros educativos han pasado de ser lugares seguros sin apenas contagios el año pasado, a espacios de transmisión descontrolada y origen de todos los males en la actualidad. Intentan forzar, con su maquinaria mediática, a los grupos que son susceptibles de recibir nuevas dosis o dosis adicionales y criminalizan a los colectivos objetivo, disparando toda su artillería pesada para coaccionar al target del momento. Tan pronto señalan a adolescentes y sus botellones, como a no vacunados o grupos para dosis de refuerzo y lo hacen de este modo porque buscan el máximo beneficio con la menor inversión en propaganda y en el menor espacio de tiempo.

¿Vas a confiar la salud de tus hijos a quienes solo acumulan fracasos y errores? ¿Vas a arriesgar tu felicidad y la de los tuyos a cambio de la remota posibilidad de que nada salga mal?

Nos han arrebatado casi todo lo que hacía de vivir algo llevadero, bonito en ocasiones e increíble por momentos. Nos han sumido en la tristeza y en la incertidumbre. Nos dividen y enfrentan con nuestros iguales, creando discordia entre amigos y familiares. Nos han debilitado y sometido hasta tal punto, que ahora, han apostado por cruzar todas las líneas rojas y pedirnos que juguemos a la ruleta rusa con nuestros hijos.

Todos los animales que cuidan de su descendencia, no dudan en arriesgar su vida para proteger la de sus crías, porque saben que de su supervivencia depende el futuro de la especie. En esta ocasión, además de nuestra supervivencia, está en juego la libertad y la dignidad del ser humano.

Han ido demasiado lejos. Estamos ante la última y decisiva batalla que tenemos para demostrar a esta banda de hijos de la gran puta que no somos ni su ganado ni sus esclavos. Ahora o nunca. Basta ya. A por ellos!

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El ogro cabreado
El ogro cabreado
2 años

Yo sin vacunar
Mi señora vacunada (ya ha dicho que la tercera no se la pondra)
Mis padres vacunados (mi madre ha dicho la tercera se la pone su pm)
Mis hijos, os aseguro no los tocan con esa mierda, antes la lio y monto un cristo

EnekoAhíVaLaHostiaPues
EnekoAhíVaLaHostiaPues
2 años
Respuesta a  El ogro cabreado

Qué envidia. Al menos tu familia recapacita. Otros tenemos familiares que ni aunque la verdad les muerda en la cara. Qué le vamos a hacer…

Javier Libert
Javier Libert
2 años

Mucha gente que se ha vacunado por viajar, presión social (y demás argumentos similares) ahora tienen serias dudas sobre inyectarse la tercera dosis. Conozco a más de uno.

Si la pauta completa no impide la transmisión ni tampoco el riesgo de hospitalización (se dice que se atenúa la gravedad. . ., pero sin concretar), ¿cuál sería la ventaja objetiva de inocularse la tercera dosis? ¿hay algún experto por estos lares que pueda responder a dicha incógnita?

José Miguel
2 años

Te felicito por escribirlo y me felicito por leerlo.

Howard
Howard
2 años
Respuesta a  José Miguel

Eso es, a por ellos. “Elegido”, valiente, dime lugar, fecha y hora, que yo te sigo. Tú nos vas diciendo quienes son esos “hijos de puta”. Todo lo demás, brindis al Sol.

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