• Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
• Enlace a su canal de Telegram

CREO QUE LOS NIÑOS SOMOS ELFOS

Pongan ustedes “Navidad” en Google, denle a “imágenes” y verán que salen más Papá Noel, renos, bolas, abetos y regalos con lazos que el auténtico protagonista que no es otro que el NACIMIENTO (Natividad) de un NIÑO llamado JESÚS que vino para salvar a la Humanidad de sí misma y del mal instaurando un reino de PERDÓN y AMOR.

Igual que hacen con los científicos y con todo, los dueños globalitarios del mundo borran de nuestra memoria lo que a ellos no les gusta.

Sin embargo la historia que se celebra mañana en todo mundo es tan impresionante que parece increíble que ocurriera y fuera escrita (como usted quiera creerlo) hace tantos siglos.

Una pareja perseguida por un gobierno y un Imperio tiránicos poderosos que da a luz a un hijo elegido entre una mula y un buey que comparten protagonismo en la escena tantas veces repetida como si el mismísimo partido animalista la hubiera escrito.

Unos pastores, labradores y gente sencilla -pareciera consensuado con la ultraizquierda-que intuyen que ese bebé es algo grande y acuden con regalos a adorarlo; tres magos de distintas razas- como si los mismísimos Black Lives Matter lo hubieran sugerido – que sortean al poder global siguiendo a un cometa para reconocer al Niño Dios; y todo ello rodeado de tantos animales, montañas y naturaleza que ni siquiera VinaGreta hubiera sido capaz de mejorarlo.

Y sin embargo a todas esas ideologías de nuevo cuño parece que esta historia les molesta y prefieren la de un gordo pederasta alcoholizado que vive en el Ártico con esclavos mutantes -inoculados seguro- que fabrican juguetes para que él ejecute allanamientos de morada con nocturnidad alevósica una vez al año.

Pero igual que no pudo el gobernador de Judea, los presidentes de las Comunidades Autónomas del Reino de España o su Gorrión Máximo Sánchez El Inoculador tampoco podrán con ese niño destinado a sacrificarse en la cruz por el bien del mundo.

Y si usted no cree en esto al menos sepa que los que nos quieren inyectar ARNm si lo creen, y lo odian, y por eso sabíamos que su objetivo era arruinar la NAVIDAD.

Para conseguirlo idearon un plan perfectamente urdido que consiste en crear una casodemia, es decir, asustar con una variante inventada de nombre sonoro, aumentar los test fake y los PCR falsos positivos para generar otra vez un ambiente irrespirable de “casos asintomáticos” – en realidad gente sana aterrorizada porque cree que tiene ébola – y empoderar a los vacuñaos covinazis que amenazan con no llevar a sus hijos feos y maleducados a ver a los abuelos en Nochebuena si la hermana negacionista y su marido osan ir; esa hermana que siempre fue la inteligente de la familia y a qué el resto tiene ojeriza desde hace tiempo.

El vacuñao covidicio es el Judas de estas cenas que no son las últimas, pero que acabará suicidándose como el de la Biblia a base de dosis de ácido ribonucléico sintético y hasta el culo de spikes.

Este era su plan, destruir la Navidad y todo lo que representa. Desactivar a las familias sembrando el odio, prohibir la Misa del Gallo por toque de queda, perseguir por toda Judea a la secta de los cristianos, los antivacunas y los tres Reyes Magufos.

Sánchez quiere ser el perro favorito de Soros Junior para que le de una buena caseta en el Nuevo Orden Mundial ¿Lo estoy haciendo bien patrón?

Y algunas personas peregrinan como yonquis en busca de su siguiente dosis mientras en la TV se oye cantar “creo que los niños somos elfos” a criaturas con orejas mutadas hijos de los de la canción del año pasado que eran los padres “creo que mi padre es un elfo”.

Todos esos elfos inoculados y felices muriendo con las orejas de punta para tratar de ocultar a ese bebé perseguido que quieran o no, nacerá en Nochebuena en el corazón de millones de personas buenas en todo el mundo.
Un aullido.