• La opinión de Jesús Vallés Gracia
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HAITÍ, UN ESTREPITOSO DESASTRE DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL: CÓMO ES POSIBLE ARRUINAR, TODAVÍA MÁS, A LOS PAÍSES POBRES.

Haití, junio de 2004, terremoto y extraño Golpe de Estado que obliga al Presidente Elécto, Jean Bertrand Aristide, a huir del país. La ONU despliega una Fuerza Multinacional de Paz en el mísero país caribeño. Se trata del primer ensayo, del siglo XXI, para abolir el gobierno de un pequeño estado e instaurar en él, el Gobierno Mundial. Los EE.UU están gobernados por el títere del Complejo Militar Industrial George Bush que en Irak está bombardeando con proyectiles de uranio empobrecido las tierras fértiles de Mesopotamia. Este metal es el residuo de la fabricación de las bombas atómicas de plutonio. Bombardear países indefensos es el ingenioso método de reciclaje que el Complejo Militar Industrial utiliza para deshacerse del uranio empobrecido.

Pero volvamos a Haiti donde, por imposible que parezca, la ONU ha conseguído aumentar exponencialmente el sufrimiento y el dolor, en la tierra de los esclavos negros que es Haiti.

Un inesperado Jinete del Apocalipsis se abate sobre los ya desnutridos haitianos: El Cólera!

Enfermedad, en su forma más aguda y agresiva, nunca antes conocida en Haití. La diarrea, desbocada y letal, se propaga sobre una misera gente cuya única fuente gratuita de agua límpia es el río Artibonite. Los haitianos siempre han utilizado el agua de ese río para beber y cocinar. ¿Qué está pasando?

Aunque los epidemiólogos desplazados de urgencia al país ocupado militarmente por esa Fuerza de Paz identifican desde el primer momento la enfermedad infecciosa, es preciso analizar las deposiciones en busca del vibrio cholerae para confirmar que el país más pobre del Mundo se enfrenta a una epidemia de cólera. Los enfermos mueren a millares.

Se confirma que el agente aislado es la bacteria causante del cólera. Para mayor precisión se identifica la cepa resultando que es de procedencia asiática.

Arriba, en el nacimiento del río Artibonite, todos los epidemiólogos aprietan los dientes, se tientan la ropa, e intercambian miradas de pánico y estupor.

Son las letrinas del acuartelamiento nepalí, integrado en la Fuerza de Paz de la ONU, que vierte sus heces fecales a las aguas cristalinas del río Artibonite, la joya más preciosa y delicada de Haití. La primera reacción de los responsables de esa Fuerza de Paz de la ONU es ocultar y reprimir cualquier conato de protesta haitiano contra esa cruel ocupación militar.

Nadie se hace responsable de esta criminal agresión contra el abastecimiento de la gente más pobre de Haití. Enviarán médicos, pondrán goteros y salvarán algunas vidas. Pero el Cólera, plaga hasta entonces desconocida en Haití, no se irá ya nunca más del país caribeño.

Nadie pagará por ese Crimen contra la Humanidad que significa introducir una enfermedad. Haití es ahora, un lugar donde sus habitantes solo tienen una obsesión: Huir.

Jesús Vallés Gracia.

Agradecimiento a EuskalNews.

Diciembre 2021. En Guerra contra el Gobierno de Satanás.