• Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
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Hola aulladores.
Cuando todo esto empezó los primeros que alzamos la voz y nos llevamos los palos estábamos casi solos; tiramos de los hilos de lo que no nos encajaba. A mí como zoólogo me abrió los ojos sobre todo el cuento del pangolín.

Pero ahora, casi dos años más tarde no solo hemos estudiado mucho si no que al menos yo tengo una red de médicos, biólogos, enfermería, farmacéuticos, ingenieros y testigos por todo el mundo que por privado me dan una información increíble que ninguna agencia de comunicación podría pagar jamás.

Nos llegan aullidos desde todos los rincones del planeta de gente sincera que quiere ayudarnos. Debéis saber que el valor de estos datos e historias es incalculable. Yo por supuesto los compruebo e investigo antes de aullarlos aquí. La mayoría de estos informantes no quieren que se sepan sus nombres para no tener problemas, confían en mí y jamás los traicionaré.

Me ponen sobre la pista de cosas que casi nadie sabe. Buscar algo concreto y comprobarlo (por ejemplo un protocolo de un hospital) es mucho más fácil cuando alguien te pone sobre la pista que haciéndolo desde cero. Pues bien, os cuento una de esas informaciones de alguien observador que además es médico.

Esta semana un paciente de mi informante fue a una farmacia en España a recoger una receta que le hizo el reumatólogo a su padre, y el farmacéutico al verla le dijo: “este fármaco te lo doy porque ya lo tenías en el historial, si no no podría dártelo, desde que empezó la pandemia lo tenemos prohibido”.

Muchos no se hubieran percatado pero las personas que lo pensamos todo nos hacemos preguntas, y eso hizo el paciente que se lo contó al doctor que después lo buscó ¿por qué un medicamento para algo que en principio no tiene nada que ver con los virus es de pronto “prohibido”? Enseguida el médico encontró la respuesta: el fármaco se llama DOLQUINE y ¡oh casualidad! es SULFATO DE HIDROXICLOROQUINA.

Este tipo de datos son vitales porque nos dicen algo muy importante que mucha gente aún no ve: que detrás de todo esto hay un entramado internacional organizado que abarca todas las ramas de la sanidad y la ciencia.

Que desde que empezó la Infodemia han prohibido y retirado todo tratamiento y fármaco que cure de verdad ese síndrome al que llaman “Covid” es algo que ya hemos comprobado muchas veces. Pero que prohibieran incluso medicinas que consolaban a la gente de otras patologías delata un plan cuidadosamente diseñado de organizaciones que conocen perfectamente qué cura y qué no. Por eso ellos nunca enfermarán y nosotros si. Un aullido