- La opinión de Alberto García Freire
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LA FUERZA DE LA COSTUMBRE
Los españoles tenemos entre nuestras costumbres el utilizar con frecuencia la burla y el menosprecio en nuestras conversaciones. Los medios de difusión de la información oficial utilizan esta característica para modificar nuestro comportamiento. Diría que con la misma eficacia que consiguen al inducir el miedo. Cuando los personajes televisivos hablan de la propaganda del supuesto consenso científico, se ponen muy serios, cargados de superioridad moral, sin embargo, al hablar de los cuestionamientos de esa propaganda, o de quién tiene una opinión diferente, pasan a la burla y el menosprecio.
La secuencia estímulo-respuesta, repetida suficientes veces, crea un “programa” en nuestro cerebro y a partir de ahí la reacción será automática. Esto es fácil de comprobar puesto que los “telecreyentes” se ponen muy serios al repetir los mantras que escuchan en televisión, pero ante una determinada idea, una frase o incluso una palabra pasan instantáneamente a la burla y el menosprecio.
Todo esto no es nuevo, por supuesto. Hace muchos años que la imagen que tenemos de un debate es la de un combate dialéctico. Un intercambio de reproches, acusaciones y burlas en el que resulta imposible expresar una opinión de forma adecuada.
Habitualmente, después de ver un debate, me he quedado más confuso que al principio. Pienso que la función de este tipo de formatos de intercambio de opinión es la de crear enfrentamiento entre la población, reproducimos fielmente en nuestras reuniones lo que vemos en la pantalla. Casi siempre, sin saber muy bien de que hablamos.
Para obtener información y hacernos una idea clara de la opinión de una persona, hay que darle el tiempo suficiente para que se pueda expresar de forma fluida y coherente. Algo imposible en un debate, al menos tal como se plantea hoy en día.
¿Necesitamos debates, pues?
Creo que no. Necesitamos espacios donde personas con distintas opiniones puedan explicarlas con calma y tratar de evitar así malas interpretaciones. Afortunadamente, podemos encontrar esos espacios en los canales de información alternativos… aunque algunos acaban cayendo también en la burla y el menosprecio.
¿La fuerza de la costumbre?
Desde que nos señalaron a los no vacunados, he apostado por evitar el debate insano. Hay que ser asertivos con el que no cree igual, la cuestion es que esta muy complicado desde el momento en el que los medios han sido comprados para precisamente todo lo contrario. Eso por no hablar de la negativa absoluta del establisment a un debate autentico. Ellos dicen ser la “ciencia” y punto, y a todo discrepante, de brujeria para abajo.
Está muy claro, si la TV es basura se tira como una lata vacia de sardinas, en mi caso lo hice hace 15 años y nunca he estado tambien informado como ahora.
Lo mismo hice con las emisoras de defecación y los diarios papel wc.
Pues todos tienen los mismos dueños y sus empleados son lombrices intestinales que trabajan para poder comer las heces
de sus creyentes.
Es tan sencillo como mandar a todo ese circo a tomar por el culo, y empezar a pensar y razonar como una persona y no como un coronazombie.