• La opinión de Alberto García Freire
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AUTOINQUISICIÓN

Hablando con un amigo de la censura en los medios y en las redes sociales, me dijo que si los videos de los que hablábamos se podían ver en canales alternativos es que no estaban censurados… Bueno, tengo que reconocerle parte de razón, la censura no es total, de momento.

Aunque mucha gente no se atreverá a decir que consulta información alternativa. Personas preocupadas por las críticas o las burlas que puedan surgir, se autocensuran.

La represión mediática programada por los “agentes” del cambio social nos indigna, pero quizá no nos percibimos haciendo lo mismo.

Criticamos al que piensa diferente porque, sin duda, está desinformado. Acusamos al que parece estar de acuerdo con una teoría o ideología porque, sin duda, su intención es desinformar. Somos capaces de criticar a un medio que da espacio a diferentes puntos de vista porque alguno de ellos no concuerda con nuestros esquemas mentales o nos parece que, por irrelevante, no debería ser publicado. A nuestro lado, Torquemada sería un becario, valga la exageración.

Que hoy en día, en la misma publicación, podamos leer opiniones diferentes e incluso contrarias, no merece crítica, es digno de alabanza.

Cuando nos creemos convencidos de algo nos convertimos en inquisidores. Y lo digo por experiencia propia.

Cuando escribo, procuro expresarme de la forma más correcta posible, cuidando el lenguaje y la ortografía. Teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la agenda distópica es empobrecer nuestro lenguaje e incluso adaptar o cambiar el significado de las palabras conforme a su interés,  emplear un vocabulario variado poniendo atención para expresarnos de forma correcta es, creo yo, un acto de rebeldía. Eso, como digo, a la hora de escribir. En las tertulias de taberna puedo representar el no tan extraño caso del Dr. Jeckill y Mr. Hyde. ¡Confieso!

En fin, cada uno tiene su estilo. Si todos fuéramos iguales y pensáramos lo mismo… ¡Vaya aburrimiento!