El mejor en la pista y fuera de ella. Novak Djokovic ha roto su silencio en una entrevista concedida en exclusiva a la BBC, un mes después de que fuera deportado de Australia por el simple hecho de rechazar esos polémicos medicamentos experimentales a los que llaman “vacunas COVID”.

El mejor tenista del mundo, número uno en la actualidad a los 34 años a pesar de que le robaran una victoria casi segura en Australia (era su torneo por excelencia), apoya la libertad de elección y defiende los derechos fundamentales de los ciudadanos que rechazan estas “vacunas” experimentales.

Djokovic anticipa que irá hasta el final y que, si es preciso, está dispuesto a perderse el resto de la temporada antes de ser forzado a recibir una sola dosis. A la pregunta específica de si estaría dispuesto a renunciar a competir en Wimbledon y Roland Garros, el serbio es categórico: “Sí, ese es el precio que estoy dispuesto a pagar”. Un gesto que le diferencia de otros buenos tenistas que, aún siendo muy buenos, demuestran no estar a la altura del serbio. Por ejemplo, Rafael Nadal.

El pasado 16 de enero, Djokovic fue expulsado del país oceánico después de perder una batalla judicial que se extendió durante 11 días y en la que se revocó dos veces su visado. Tres jueces del Tribunal Federal de Australia determinaron que su presencia supuestamente representaba “una amenaza para la salud pública”, algo que es evidente que no era así.