• La opinión de José Miguel Ruiz Valls, escritor y colaborador habitual de euskalnews.com
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¡HABLA, PUEBLO, HABLA!

El proceso de fabricación de las primeras bombas atómicas, que el ejército americano lanzó sobre población civil, en Hiroshima y Nagasaki, fue llamado “Proyecto Manhattan”. En él participaron unas 130.000 personas, según datos de Wikipedia (Hay estudios que elevan la cifra a 250.000). Solo con que lo hubieran sabido los familiares más íntimos de todos esos empleados, se habrían enterado millones. En pocos días, la noticia habría dado la vuelta al mundo, frustrando el proyecto y evitando la muerte de cientos de miles de inocentes. ¿Por qué digo esto? Pues porque el “argumento” más utilizado contra quién nos ofrece una información que no nos cabe en la cabeza es “Si fuera cierto lo que dices, se sabría”. El proyecto Manhattan fue cierto, durante años, y no se supo.

Todos trabajamos en empresas que nos imponen reglas estúpidas y no éticas (Deshonestas). Todos conocemos secretos sobre las cosas que fabricamos y vendemos que, de conocerlos los clientes, seguro no las comprarían. Todos entendemos que, cuando es muestro sueldo lo que está en juego, es mejor callar y seguir bailando con la música que nos ponen los de arriba. Eso pensaron también los empleados del Proyecto Manhattan.

Mira que he hablado con gente, y nunca he podido encontrar a una sola persona que afirme, sin reservas, que le encanta vivir en este sistema en el que vivimos. Pero lo cierto es que casi todos lo servimos, a cambio de un buen sueldo, y la mayoría ni eso pues, en España, unos días antes del inicio del “pandemónium”, se manifestaban policías y guardias civiles, llamando traidor al gobierno y amenazando con derrocarlo, por haberles negado un aumento. El personal sanitario también llevaba meses, sino años, quejándose sin éxito. Esos mismos policías no dudaron, días después, en aplicar, contra los ciudadanos, las ilegales, las inhumanas medidas que el gobierno les ordenó aplicar. Esos mismos sanitarios siguen actuando como representantes de aquellas multinacionales químicas que llevaron a cabo el Proyecto Manhattan. Los de arriba no les dieron aquello que pedían pero les dieron, en compensación, algo que le encanta al ego: protagonismo.

Hace pocos años, el cocinero James Olivier publicó la “receta” de las insanas hamburguesas McDonals. La multinacional lo demandó pero los jueces dieron la razón al cocinero. Hace menos, un tribunal dio también la razón a un biólogo que sostenía la tesis de que nadie, nunca, ha ofrecido una prueba directa de la existencia de virus patógenos. Son ejemplos de personas que han puesto la ética, la honestidad, por encima del dinero. Hay muchos más. Para unos son héroes, para otros son locos. En cualquier caso, demuestran ser libres al dar más importancia a las órdenes que surgen de su interior que a las que les llegan de fuera. ¿Qué es un hombre libre sino aquel que puede permitirse el lujo de ser honesto?

Hoy, los de arriba lo ha puesto realmente fácil: Nos han querido matar y muchas de las empresas para las que trabajamos, les han ayudado. ¿De qué sirve que callemos para salvar el sueldo si lo que está en juego es la vida? El juego ha cambiado, ya no es solo para valientes. Si te dan a elegir entre la bolsa o la vida ¡Qué vas a hacer! Parece lógico inferir que se van a ir desvelando más y más secretos, que se van a conocer más y más mentiras, y por tanto, más y más verdades. Habrá que tener la mente bien abierta (Receptiva, no crédula) para que puedan entrar en nuestra cabeza tantos nuevos conocimientos. Las profecías suelen cumplirse porque hay quién cree en ellas y suele hacer lo posible para que se cumplan, sea más o menos consciente. Hay una que habla del apocalipsis y otra que habla de la era de acuario. La primera supone el acabose, la segunda supone el principio de una nueva era de conocimiento. Es evidente que los de arriba están haciendo todo lo posible para se que cumpla la profecía apocalíptica pero, puestos a elegir una u otra, ¿Hay realmente elección? Tal vez, con la información que vaya saliendo, incluso ellos logren darse cuenta, de que cualquiera que sea tu plan, siempre formas parte de un plan más importante.