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Los mercenarios de Blackwater, en el Donbas con el Batallón Azov

La conversación telefónica entre el presidente Biden y el presidente ucraniano Zelensky “no fue bien”, titula la CNN. Mientras “Biden advirtió que una invasión rusa en febrero es casi segura, cuando el deshielo del terreno haga posible el paso de los tanques”, Zelensky “pidió a Biden que bajara el tono, argumentando que la amenaza rusa sigue siendo ambigua”.

Mientras que el presidente ucraniano está adoptando una postura más cautelosa, las fuerzas armadas ucranianas se están concentrando en el Donbas, en Donetsk y Lugansk, los límites de la zona habitada por los rusos. Según la información de la Misión Especial de Observación de la OSCE en Ucrania, oscurecida por la corriente principal, que sólo habla del despliegue ruso, hay unidades del Ejército y la Guardia Nacional de Ucrania allí que suman unos 150.000 soldados. Están armados y entrenados, y por lo tanto comandados de facto, por asesores e instructores militares de Estados Unidos y la OTAN.

De 1991 a 2014, según el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, este país proporcionó a Ucrania 4.000 millones de dólares en asistencia militar, además de más de 2.500 millones después de 2014, y más de mil millones aportados por el Fondo Fiduciario de la OTAN en el que también participa Italia. Esto es sólo una parte de las inversiones militares realizadas por las principales potencias de la OTAN en Ucrania.

Gran Bretaña, por ejemplo, ha celebrado varios acuerdos militares con Kiev, entre ellos la inversión de 1.700 millones de libras en la mejora de las capacidades navales de Ucrania.

Este programa incluye el armamento de buques ucranianos con misiles británicos, la producción conjunta de ocho unidades de misiles rápidos, la construcción de bases navales en el Mar Negro y también en el Mar del Norte, y el desarrollo de una nueva base naval en el Mar de Azov, entre Ucrania, Crimea y Rusia. En este marco, el gasto militar ucraniano, que en 2014 equivalía al 3 por cien del PIB, aumentará al 6 por cien en 2022, lo que corresponde a más de 11.000 millones de dólares.

Además de las inversiones militares de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania, existe un plan de inversión de 10.000 millones de dólares que está llevando a cabo Erik Prince, fundador de la empresa militar privada estadounidense Blackwater, ahora rebautizada como Academy, que ha proporcionado mercenarios a la CIA, el Pentágono y el Departamento de Estado para operaciones encubiertas (incluyendo torturas y asesinatos), ganando miles de millones de dólares.

El plan de Erik Prince, revelado por una investigación de la revista Time, es crear un ejército privado en Ucrania mediante una asociación entre Lancaster 6, a través de la cual Prince ha suministrado mercenarios a Oriente Medio y África, y la principal oficina de inteligencia ucraniana controlada por la CIA. No se sabe, por supuesto, cuáles serían las misiones del ejército privado creado en Ucrania por el fundador de Blackwater, seguramente con financiación de la CIA. En cualquier caso, podemos prever que, desde la base de Ucrania, realizaría operaciones secretas en Europa, Rusia y otras regiones.

En este contexto se sitúa la denuncia del ministro de Defensa ruso, Shoigu, de que en la región de Donetsk hay “empresas militares privadas estadounidenses que están preparando una provocación con el uso de sustancias químicas desconocidas”. Podría ser la chispa que desencadene una guerra en el corazón de Europa: un ataque químico contra civiles en el Donbas, atribuidos inmediatamente a los rusos en Donetsk y Lugansk, que serían atacados por las fuerzas ucranianas predominantes ya desplegadas en la región, para obligar a Rusia a intervenir militarmente en su defensa.

En primera línea, dispuesto a masacrar a los rusos en el Donbas, está el Batallón Azov, ascendido a regimiento de fuerzas especiales, entrenado y armado por Estados Unidos y la OTAN, que se ha distinguido por su ferocidad al atacar a la población rusa de Ucrania. El Azov, que recluta a neonazis de toda Europa bajo un estandarte calcado al de las SS Das Reich, está comandado por su fundador Andrey Biletsky, que aparecen en la foto de portada y ha sido ascendido a coronel.

No era sólo una unidad militar, sino un movimiento ideológico y político, del que Biletsky es el dirigente carismático, especialmente para la organización juvenil, que fue educada en el odio a los rusos con su libro “Las palabras del Führer blanco”.

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