• Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
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AULLIDOS DE LUZ

A todos ustedes los quiero mucho, pero si me permiten les voy a dar un pequeño tirón de orejas a algunos por ciertas cosas que leo a menudo.

Se trata de ese mantra constante de que los inoculados no escuchan, de que ya se lo dijeron todo y no les hicieron caso, de que ya renuncian a seguir porque “es imposible”. Esto no es verdad.

En ciencias de la comunicación y en mercadeo (marketing dicen los pijos) se conoce muy bien que la repetición de los mensajes y la perseverancia en el tiempo de los mismos son claves para aumentar su penetración en la población.

Hemos visto cómo repetían “hay que vacunarse”, “hay que inmunizarse”, “las vacunas funcionan” trescientas veces cada día ¿acaso no funcionó?

¿Cuántas veces hemos visto el mismo anuncio de coches? Cada vez que lo vemos a la marca le cuesta una pasta, si no funcionara lo pondrían una vez y no gastarían millones en que veamos una y otra vez las mismas imágenes con idénticos eslóganes.

A veces no hace falta ser muy sabio sino simplemente observar. Si los que saben pagan millones para repetir los mensajes es porque funciona, y por tanto usted deben hacer exactamente lo mismo.

Su vacuñao no es el mismo en junio de 2022 que en agosto de 2021. Además, cada día salen del armario de las dosis decenas de personas a su alrededor. Los purasangres ahora están orgullosos de serlo y ya no lo ocultan, esto significa que tenemos mayor visibilidad en empresas, colegios, grupos de amigos, familias…

Ser purasangre o polinoculado arrepentido es ahora sinónimo de persona valiente, inteligente y con criterio; se lo reconozcan a usted o no, le miran con admiración disimulada.

Porque tras todo lo que ha pasado se dan cuenta de que usted ha resistido en momentos muy duros y de que disfruta de esta “tregua” igual que ellos; pero además, con la enorme tranquilidad que le da no estar expuesto a los efectos adversos mortales que están arrasando a los vacunados como una lotería siniestra. No hubo Apocalipsis para los purasangres, estamos aquí haciendo lo mismo que ellos salvo ir a Estados Unidos, que es ahora mismo el imperio del mal mientras Fauci y las logias dominen a su gobierno títere. Ven que no nos hemos muerto, ven que estamos mucho más tranquilos que ellos.

Si usted baja ahora la intensidad de su proselitismo positivo tendremos menos gente a nuestro lado cuando el siguiente ataque venga, y vendrá.

Ahora es el momento de la revolución amable, del abrazo al que estuvo equivocado, de ofrecerle ayuda e insistir en darle esa información que antes rechazó de plano.

Tenga fe, comparado con hace un año ahora es mucho más fácil, nos escuchan más, créanme, al estar yo muy significado veo las señales multiplicadas por mil. Se me acercan personas que me había dejado de hablar, compran mi libro, no lo hubieran hecho hace meses.

Cada persona despierta es un faro que no debe cansarse de dar luz al horizonte aunque no vea si llega a alguien, porque llega. El faro no debe jamás dejar de estar ahí, lo buscarán cuando se pierdan, desde lejos, y se irán acercando poco a poco.
Jamás un farero dijo “¡Bá, esto no lo ve nadie!” y apagó su luz. Emite, emite, emite… y ten esperanza en que te están observando más de lo que crees.

La sensación de que se han vacunado para nada es masiva, por ahí empieza la duda razonable. Una inmensa mayoría de inoculados sabe ya o sospecha que lo engañaron, el siguiente paso es que se pregunte porqué. Una vez que empiece en a leer y escuchar el cambio es seguro.

Por eso, querido lector, quítese usted la sensación de que no sirve para nada su lucha personal porque es una percepción inducida por ellos, pero no es real.
Aunque usted no lo sepa todavía, su familia lo ve como alguien capaz de ir contracorriente, algo muy valorado y síntoma de genialidad; lo contrario al que sigue al grupo; aquello que nos decían las madres y abuelas “¿si todos se tiran por un barranco tú también lo harías?”… pues lo hicieron, y lo saben, y se sienten avergonzados aunque lo disfracen de agresividad o convencimiento.

Cada cual tiene su velocidad al despertar, es duro reconocer que estabas equivocado, y más frente a la persona que te lo estaba advirtiendo y a la que no escuchaste e incluso insultaste.

No quiera usted venganza, no se lo haga pasar peor, muchos está aterrorizados tras ver sus análisis de sangre con niveles que jamás tuvieron y que su médico les dice que no saben por qué son (lo saben de sobra pero no lo dicen).

La luz de un faro es un aullido de luz; se emite sin esperar respuesta, se lanza al aire para ayudar a otros a orientarse y salvarse de la tempestad. Ningún faro espera respuesta, simplemente se ofrece para todo el que lo quiera usar como referencia, para llegar a puerto en lugar de naufragar.

Un aullido