ESTAMOS GANANDO
F.L.Mirones

Algo está cambiando. Siempre se lo digo a ustedes. Una y otra vez me encuentro con cierto pesimismo en los primeros purasangres que a buen seguro ocurre por cansancio de más de dos años de sentirse solos y acosados.

Por eso, la buena noticia es que ya tenemos libros y películas en las librerías, en los cines “normales” que ponen a los que no sabían nada sobre la pista de la versión que nadie les contó.

Y son muchos millones de personas, son el grueso de lo que se llama la opinión pública.

Es el momento de estar receptivos, de hablar a los que recién llegan con una sonrisa, de acogerlos y darles información científica con cortesía, sin reproches.

Se están acercando a mirar, están viendo mi libro en sus lugares habituales de compra, ya no son cosas solo de “conspiranoicos” y de “oscuros” canales de Telegram donde no entraban.

Muchos disidentes no lo entienden, la guerra de la opinión pública es la única importante. Sabemos que lo es porque es la que Davos, Bilderberg y OMS tratan de ganar invirtiendo escandalosas cantidades de dinero.

Si gastan tanto en engañar a la gente del común es porque temen lo que ellos opinen; sí le temen A USTED.

El onanismo endogámico indignando disidentes es una fase ya obsoleta; toca avanzar hacia terrenos sin conquistar, con gente nueva que nos llevará a la victoria de la humanidad frente a los tiranos.

Pero cuidado, esos dos buques insignia del debate y la información (libros y películas) penetran en la población no convencida de una forma definitiva.

Ya están saliendo del armario millones de personas, entre ellas médicos, biólogos, sanitarios, periodistas, políticos y profesionales de todo tipo que hasta ahora no habían tenido el mínimo contacto con la verdad de la pandemia.

Conseguir que esos nos lean o vayan al cine es la mayor de las ofensivas. Usamos sus sebas contra ellos, entramos en su territorio hasta ahora inexpugnable y lo hacemos justo en el momento adecuado. Lo que hace un año hubiera sido rechazado, ahora es recibido con curiosidad.

Esto debe celebrarse y debe ser apoyado por todos.

En este CANAL y en su hermano CHAT, desde el principio se promocionaron todas las iniciativas, libros, documentales, canales y eventos que sean honestos.

Es la esencia de un aullido, se emite al horizonte sin saber quién lo recibe, o bien se escucha desde el monte aledaño y se reproduce sin medir a quién llegará.

Todos los aullidos honestos merecen ser apoyados y tienen su eco aquí, ustedes son testigos de ello.

Ustedes son también soberanos, y verán que no ocurre lo mismo en otros foros, en los cuales no se han hecho eco ni de mi libro ni del documental, ni de congresos y eventos que ellos no consideran que son de sus amigos.

Allá ellos, pero el lector puede ver quiénes trabajan para todos, y quiénes lo hacen para sí mismos en exclusiva.

Lo que veo me recuerda mucho a lo que las crónicas y libros sobre la conquista de América registran acerca de los exploradores españoles y sus historias de celos y envidias; allí se plasma quiénes eran leales a la Corona y a sus camaradas y quiénes se dedicaban a tratar de perjudicar a Colón, a Pizarro o a Cortés cuando éstos obtenían éxitos que sus críticos no alcanzaban. Hundir al otro para tratar de brillar yo. Poner una causa a mi servicio fingiendo lo contrario.

Nunca me escondí en mi vida y no voy a hacerlo ahora.

Ocurrió en la historia del mundo con cuantos construyeron algo. Ustedes lo saben porque sin duda les ha ocurrido.

Hay quien se mueve siempre como un personaje de derrota sintiéndose cómodo en ese papel de rebelde sin causa, pero que en realidad oculta una incapacidad manifiesta para construir algo grande por sí mismo.

Ya saben, la dosis más peligrosa es siempre la siguiente.

También es más difícil navegar delante, por derroteros no hollados, que seguir la estela de otros criticándolos.

Nosotros en EL AULLIDO seguiremos adelante con nuestras cosas y las de todos los demás también, confiando en que florezcan más libros, más documentales y más congresos, conferencias, entrevistas y lo que haga falta.

Positivos, sonrientes e inasequibles al desaliento. Y al que le moleste un photocall que no vaya, es perfectamente lícito. Pero que dejen en paz a los que creemos estar en la estrategia de comunicación correcta.
Un aullido.