• Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
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ERA MAYOR

A ver chavales! Que un hombre de 80 años no tiene porqué morirse, podrían quedarle 15-20 años de vida perfectamente, casi los mismos que tienes tú, merluzo imberbe. Que esa señora de 75 tiene mucha vida por delante, que sabe de todo, que la escuches cenutrio.

Que ese caballero de 70, si te descuidas te enseña latín, que es un maestro de su profesión, que es un puto sabio ¿y tú lo miras con desprecio? Que esa dama de 65 está en lo mejor de su vida. Ninguno de ellos es “viejuno”, ninguno de ellos es una persona al margen ni “tiene más años que un bosque”; muy al contrario, son las bibliotecas vivientes de la humanidad.

Biológica y culturalmente valen más que un recién nacido, y esto se lo demuestro yo a quien quiera. En las personas veteranas hay una inversión genética de decenios, son supervivientes, han superado con éxito todas las pruebas que el destino puso frente a ellos. Además, son todo amor, tiernos pero fuertes como rocas. Un bebé apenas tiene valor biológico comparado.

Los demás animales lo entienden perfectamente. La elefanta líder, la más vieja, es la que recuerda las rutas ancestrales de su clan para encontrar el agua, sin ella morirían todos.

Las arrugas de nuestros mayores son de reír, sus ojeras de llorar, cometieron tantos errores aprendiendo de ellos que casi podrían aconsejar sobre cualquier cosa. Y tú, engreído veinteañero ¿te permites el lujo de tratarlos como si fueran mascotas fósiles? Valen más que tú, y a pesar de ello darían la vida por ti.

Esta reflexión viene a cuento de que no paro de oír, cuando fallece otro pobre abuelo polinoculado que lleva casi tres años respirando su propio aliento, no paro de oír decía, frases como “ya era mayor”, o “tenía una edad” ¡pero qué cojones!

Entre morir a los 70 años por haberte metido al cuerpo tres de la gripe y cuatro de la Covid y fallecer a los 90, que es cuando a lo mejor le hubiera correspondido ¡hay 20 años robados por Pfizer, Soros, Gates y tus vacuñaos que lo convencieron! Veinte años son muchos años.

Es terrible la gerontofobia con la que el Globalitarismo está impregnando a la sociedad occidental. Y esos pobres abuelos dejan libres decenas de miles de pisos y chalets, herencias que por fin les caen a sus hijos de cincuenta y tantos, que les vienen como agua de mayo. Homenaje a la abuela “que ya era mayor” y por supuesto, que nadie ose insinuar lo que todos saben, que antes de las inyecciones estaba como una rosa; paseaba, merendaba con sus amigas, cocinaba y leía.

Últimamente, tras la 4ª dosis parecía otra, era un ser apagado y temeroso que miraba la televisión durante horas creyendo que el mundo acabaría por un virus. Ni pensarlo, casualidad, lo que le pasó a la abuela es que “era mayor”.
Un aullido.