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La “política sanitaria” causó estragos en la salud de los británicos durante la “pandemia”

El coste devastador del confinamiento y demás medidas sanitarias ha quedado al descubierto en el último informe del gobierno británico. Los médicos solo vieron “covid” por todas partes. A diez millones de pacientes, una sexta parte de la población, se les negó el tratamiento en el servicio público de salud, incluidos cientos de miles de personas con afecciones potencialmente mortales como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, asma y diabetes.

Los tiempos de espera en los hospitales, los retrasos en las ambulancias de emergencia y los problemas de salud mental persistentes alcanzaron niveles máximos y decenas de miles de enfermedades potencialmente mortales siguen sin ser tratadas.

Lo curioso es que, a pesar de ello, nos sigan asegurando que “la salud es lo primero”, e incluso que está por encima de la economía.

Un experto en cáncer dijo que el daño colateral de las medidas sanitarias “es mucho mayor en términos de años de vida perdidos”, ya que “golpea a los pacientes más jóvenes en comparación con los gravemente afectados por el covid”.

A fecha de hoy, la política sanitaria puede estar matando a más personas que las que mueren por “covid”, con hasta 1.000 personas más de lo habitual que mueren por causas no relacionadas con “covid” cada semana.

El análisis, publicado por el Departamento de Sanidad y Asistencia Social y la Oficina de Estadísticas Nacionales, también constata una drástica caída en la prestación de asistencia social vital durante el confinamiento y señala un aumento del consumo de tabaco y alcohol desde la imposición de las restricciones sanitarias.

Diez millones de pacientes no se presentaron para recibir tratamiento durante la pandemia, cuando podrían haberlo hecho. Entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, incluyeron más de 140.000 problemas cardíacos peligrosos -incluyendo la enfermedad coronaria y la fibrilación auricular- atribuidos en parte al cambio a las consultas remotas, 60.000 casos perdidos de diabetes, 107.000 casos de asma y 87.000 casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una condición pulmonar fatal.

26.000 accidentes cerebrovasculares no se detectaron y el número de accidentes cerebrovasculares diagnosticados actualmente sigue estando por debajo de los niveles esperados.

En julio de este año se registró el tiempo medio de espera más largo de la historia para las ambulancias de emergencia y las llamadas al 999.

El estudio destaca un fuerte descenso de las derivaciones urgentes y no urgentes del sistema de salud a los especialistas entre marzo de 2020 y el verano de 2021, con derivaciones rutinarias todavía por debajo de los niveles esperados.

Muchos de esos pacientes no volverán porque se han recuperado, han fallecido, han pagado un tratamiento privado o simplemente no han sido derivados debido a los cambios en las prácticas de trabajo de los médicos de cabecera.

Como consecuencia, hay dos millones más de pacientes en espera de tratamiento hospitalario en comparación con los dos primeros meses de confinamiento: 6,61 millones de pacientes frente a 4,42. “Si alrededor de la mitad de estos pacientes acaban regresando, esperamos que las listas de espera se reduzcan en torno a marzo de 2024”, dice el informe.

La revisión del papel de las consultas de los médicos de cabecera descubrió que las consultas presenciales se redujeron al 30 por cien durante la pandemia, frente al 80 por cien antes de la misma. Esta tendencia no se ha invertido, ya que hoy en día sólo el 63 por cien de las consultas de los médicos de cabecera se realizan cara a cara.

El informe también evalúa los efectos catastróficos en la atención hospitalaria de las medidas encubiertas, como el distanciamiento social y el control de infecciones, estimando que esto ha provocado una caída del 19 por cien en la productividad de los hospitales.

Aunque dice que las listas de espera no se han recuperado, permaneciendo prácticamente sin cambios desde noviembre de 2021, ahora hay una mayor proporción de pacientes que esperan 18 semanas o más para un tratamiento electivo: 6,61 millones en la lista de espera frente a 4,42 millones antes del cierre. “Si alrededor de la mitad de estos pacientes acaban regresando, las listas de espera deberían reducirse en torno a marzo de 2024”, señala el informe.

El estudio también detecta una mayor incidencia de la mala salud mental, entre niños y adultos, que ha pasado del 11,6 por cien de los jóvenes de 6 a 16 años (uno de cada nueve) antes de la pandemia al 17,4 por cien en 2021 (casi uno de cada cinco). Uno de cada diez adultos sufría depresión antes de la pandemia, cifra que ahora se eleva a uno de cada seis.

Un número récord de niños también está buscando ayuda para los trastornos alimentarios: 12.457 niños recibieron apoyo entre 2021 y 2022, un aumento del 55 por cien en comparación con el período anterior a la pandemia. Sin embargo, el informe señala que sólo el 60 por cien de los casos urgentes se atienden en el plazo de cuatro semanas de espera.

Los efectos de las medidas sanitarias aprobadas durante la pandemia también analizan la atención social, ya que entre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2022 no se prestarán 2,2 millones de horas de atención domiciliaria debido a limitaciones de la capacidad de la plantilla, lo que supone un aumento de las 300.000 horas perdidas entre el 1 de febrero y el 30 de abril de 2021.

Fuente (vía mpr21): Express UK

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