EN UN MUNDO DE CIEGOS

Fíjate en que todos los globalistas son evolucionistas. Todos creen en la evolución darwiniana. Todos tienen por cierto que su origen está en un gran estallido que esparció la materia por el universo y que esa materia evolucionó hasta convertirse en eso que somos tú y yo. Fíjate en que todos los evolucionistas son materialistas. Para ellos, la evolución es un proceso material, no espiritual. -¿Significa eso que todos son ateos?- No; también hay materialistas que van a misa. De hecho, los hay que incluso ofician misas, como el papa de Roma. Al fin y al cabo, el que inventó la teoría del “Huevo Cósmico” (Que llamaron “Big Bang” peyorativamente, los que no la tragaron) fue el clérigo Georges Lemaître.

-¿Me estás diciendo que los enemigos de la espiritualidad son los curas?- Sí, el clérigo Lemaître postuló que todos somos materia que evolucionó de una partícula primigenia muy comprimida y el clérigo Darwin postuló que todos somos bestias que evolucionaron de un antepasado común. El “Huevo Cósmico” y “El Origen de las Especies” serían dos episodios del mismo cuento materialista, que viene a decir que todo lo que existe, incluidos tú y yo, es fruto de la casualidad, no de la causalidad. Tanto Darwin como Lemaître basaron sus teorías en las de otros clérigos, como Copérnico, Galileo y Giordano Bruno, que postularon el heliocentrismo, eso es, que lo central, lo más importante, no es el ser humano sino el Sol. Desde entonces, muchos seres humanos creen que son insignificantes motas de polvo que dan vueltas en torno al “astro rey”. Eso es adorar al Sol.

Fíjate en que todos los globalistas son adoradores del Sol (Un culto profano que, como hemos visto, nació en el seno de la iglesia) en una época que llamaron “Renacimiento”. Fue el renacimiento de la iglesia, tal como la concibió un adorador del Sol llamado “Constantino el Grande”. Fue un resurgimiento del materialismo, una vez eliminada la disidencia espiritualista que se aferraba a las enseñanzas de Jesús (Como los cátaros, por ejemplo). Si la edad media fue llamada “La época oscura” es porque la oscurecieron los propios curas, nada interesados en que se conocieran sus masacres.

Fíjate en que todos los adoradores del Sol son satanistas. El satanismo consiste, básicamente, en sacar a Dios del interior de los seres humanos y mandarlo a vivir al “espacio”. Ellos dicen que es el humanismo lo que renació: “El hombre es la medida de todas las cosas” decían, pero con ello solo querían decir que “Liberado el humano de la la influencia divina, queda en libertad para ordenar el azar como le venga en gana”. Si el humano es la medida de todas las cosas ¿No significa que es lo más importante, que es el centro? ¿No significa que todo gira en torno a él? ¿No es incompatible pensar que eres lo más importante del universo y pensar que eres una insignificante mota de polvo estelar? “Polvo eres y en polvo de convertirás”. ¿Lo dijo un científico o un cura?

Cuando los materialistas-satanistas consiguen que alguien crea sus ridículas teorías, consiguen apagar la chispa divina que todos llevamos dentro, ese principio rector que nos iguala a Dios ¿Qué es un hombre sin principios sino un desalmado? Es así como consiguen esclavizar al crédulo, al creyente. ¿Qué es creer sino tener por cierto lo que, en realidad, no se sabe? El materialista no responde ante Dios sino ante sus superiores jerárquicos: Cumple órdenes, como un esclavo, o como un robot.

-¡Pero hay evolucionistas que van al templo!- ¿No significa eso que son gente espiritual? No. Jesús dijo “Si quieres estar con Dios, no vayas al templo”. ¿Pueden llamarse cristianos aquellos que llenaron el mundo de templos, contrariando la enseñanza de Cristo? Fíjate que, para los romanos, una basílica era un centro de contratación, un lugar de comercio, una lonja. Para los católicos, sigue siendo lo mismo: Un lugar donde comerciar, donde negociar con Dios. Los crédulos van allí a prometerle cosas a cambio de cosas: Yo te doy y tú me das. ¿Harían eso si supieran que Dios está en su interior?

-Entonces ¿Todos los que acuden a los templos son satanistas?- Sí, da igual el tipo de templo que sea: Cristiano, musulmán, budista, etc. El satanismo es, como hemos dicho, imaginar y tratar con un dios externo, con un ídolo, para lo cual hay que prescindir del Dios interno. Lo que pasa es que, los que hacen eso, no son conscientes de lo que hacen. El satanismo es pura inconsciencia; de hecho, todo lo que consideramos “maldad” es pura inconsciencia. Pretender ocultarse de Dios no es más que querer ocultarse de la propia consciencia y eso es actuar inconscientemente. ¿Quién, en su sano juicio, querría ocultarse de sí mismo? ¿No es lo mismo decir inconsciente que decir privado de razón, de juicio? ¿No es lo mismo decir privado de juicio que enloquecido? La locura es el efecto de creer, de tener por cierto lo que en realidad no se sabe.

Sucedió que un ser humano tuvo envidia de otro y eso le hizo sentir disconforme “con lo que Dios le había dado” (Llámalo complejo de inferioridad). Pensó que podía arreglarlo y lo arregló, enloqueciendo a sus semejantes. Pensó que “en un mundo de ciegos, él que se sentía tuerto, podía ser rey”, y convirtió a los locos en sus siervos, en sus esclavos, en máquinas que cumplen órdenes, privados de responsabilidad y, por tanto, de libertad, pues quién no responde ante sí mismo, necesariamente debe responder ante otros. Responder ante sí mismo es ser realmente “el centro de todas las cosas”, es tener juicio propio, es igualarse a Dios y, por tanto, ser Dios. Quién responde ante sí mismo nunca corre el riesgo de convertirse en esclavo, en máquina; pero eso los satanistas no lo entienden. Para ellos, Dios es un ser que vive en un lugar remoto, no en sus corazones, con el que, algunas veces, comercian, a través de intermediaros: -Haz que me vaya bien y te prometo…- Le dicen. A los satanistas les encanta el comercio. Fíjate que grabaron en los billetes que más se usan la frase “In God we trust”. Fíjate en que no utilizaron “Believe” sino “trust” y es que también les encanta jugar con las palabras. Ellos creen que el dinero, el oro, es la carne de su Dios material. Entra en cualquier iglesia, al azar, y verás cuánto les gusta dorarlo todo.

José Miguel Ruiz Valls

Nota: Doy por supuesto que es difícil, para un buscador de la verdad, encontrar un editor que le publique un libro. Ellos suelen preferir a autores que siguen una línea, porque eso les tranquiliza, pero un hombre libre no sigue líneas, y así es como me siento yo. No obstante, dejo constancia de mi intención de confeccionar un libro con textos como éste, como otros que he publicado en “El Diestro” y en “Euskalnews” y como otros que publicaré (Que no puedo adelantar de qué tratarán, puesto que ni yo mismo lo sé). Si algún editor me lee y quiere arriesgarse conmigo, lo podemos hablar. Si no hablo con ninguno, lo autoeditaré, como ya he hecho en alguna ocasión. Sirva también para dar las gracias a todos mis lectores por regalarme lo más precioso que todos tenemos: ¡La atención!