Patxi Lezama, el artista de la mitología vasca
Patxi Lezama es el artista de la mitología vasca, la cual plasma en sus esculturas. Alejada de los circuitos, la obra del artista vasco es un referente indispensable para entender la escultura y el arte vasco de nuestro tiempo. El Museo de Las Encartaciones muestra una de sus obras.
Durante los años 80 se interesó especialmente por la mitología vasca. Es muy característica en su obra la presencia de figuras míticas con una fuerte carga histórica. Se trata de signos que ponen de manifiesto el peso de la historia y de los elementos míticos y literarios de nuestro pasado cultural. Su escultura es, en este sentido, profundamente literaria. Preocupado por los grandes temas cosmológicos, míticos e históricos, se perfila en su obra la influencia de antropólogos como José Miguel de Barandiarán, conocido por sus numerosas investigaciones relativas al folclore y etnografía vasca. Lezama profundiza en la historia y la mitología como medio para evitar la situación de amnesia colectiva en que está sumido su país tras la derrota de la república, procurando reparar las heridas y, afrontando los errores pasados, crear una nueva sociedad vasca revitalizada.
A comienzos de los años 90, Lezama comienza a inspirarse en temas más universales, igualmente basados en la religión, la simbología, la mitología y la historia, pero centrándose más en el destino global del arte y de la cultura, así como en la espiritualidad y la mente humana.
Trayectoria y estilo
Nacido en 1967 en Zalla (Euskal Herria), Patxi Xabier Lezama Perier creció en la dictadura franquista de España. Esta experiencia le marco de por vida, y marcará también su arte y su manera de expresarse. En una primera etapa, su obra refleja el interés por cuestiones relacionadas con el volumen y el espacio. En 1990 empieza a moldear el hierro con la técnica de la forja y desarrolla un concepto escultórico de formas arquitectónicas integrando la piedra. En 1986 empezó a trabajar con la escala en el Totemismo en madera, materia que por su menor peso facilitaba el aumento de tamaño y por su contextura blanda y escasa ductilidad abría una nueva experiencia en su indagación plástica étnico-cultural. Emprende un ciclo de esculturas no imitativas, yendo en aumento su preocupación por el arte y la cultura vasca.
Sus esculturas muestran un mundo que no existe, pero que nos atrapa y nos transporta al lado más íntimo de la mitología vasca, tienen vida propia, y juegan una función simbólica. Investiga los mitos vascos como parte de nuestro imaginario colectivo, que no deja de mutar en sus múltiples interpretaciones. Su obra tiene un fuerte componente simbólico, místico y tribal, que surge de la necesidad expresiva de transmitir un universo estético; un mundo paralelo de ensueño lleno de visiones; de referencias al arte, la historia, la religión y los recuerdos subyacentes a la cultura popular vasca, como disparadores de las palancas de su propia memoria. El hombre queda solo ante ese paisaje cósmico inventado. Exhumar lo que ya está ahí y releerlo, reconducirlo y recrearlo. Lo que nos es contado no es tan importante por su veracidad, sino por su condición de pilar para comprender nuestro mundo. Los mitos vascos descubren lo oculto en lo real, figuras idealizadas sobre las que recaen todas las corrientes invisibles de pensamientos establecidos de Euskal Herria.
Zaldi: Divinidad que suele adoptar frecuentemente la forma de un caballo; toman su forma algunos genios subalternos, aparece en numerosas leyendas. La visión de este animal ha llegado hasta nuestros días asociada a diversos mitos. Así, en muchos relatos populares, unos genios o personajes míticos son representados en figura de caballo. La frecuentación de este animal, tenido en gran aprecio por nuestros antepasados, determinó algunas formas de expresiones o símbolos que articulan su vida espiritual. En efecto, es en forma de caballo que están representados algunos genios subterráneos o de los personajes puestos en escena en relatos míticos del pueblo vasco.
(Patrimonio Conservado Museo de Las Encartaciones).
[…] Patxi Xabier Lezama combina todo ello de manera singular. Su obra es fruto de una más que lograda mezcla de la búsqueda de los orígenes o tradición, el gusto por lo mitológico y un surrealismo fuente de una pura necesidad por expresar lo sentido, por resolver el enigma que supone desgranar pieza a pieza lo ensoñado para así procurar dotarlo de vanguardia y modernidad, aderezado con toques de sustancial innovación en los que tiempo y espacio se confunden para así lograr una obra diferente, una obra singularmente digna de ser degustada, disfrutada y, por qué no, admirada. […]