- Escrito por Alberto García Freire
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CULPABLES
Parece que una de las estrategias oficiales es hacernos sentir culpables continuamente. Nos incitaron a pedir préstamos a lo loco y luego nos declararon culpables de vivir por encima de nuestras posibilidades. Nos condujeron al consumismo y ahora somos culpables de derrochar y contaminar. Incluso durante la plandemia hasta los más oficialistas fueron declarados culpables de acercarse demasiado a sus familiares en fechas de fiesta y celebración.
Pero en el ambiente alternativo no estamos libres de la inquisición. Se habla de algunas terapias alternativas casi (o sin casi) como si fueran definitivas e infalibles. El problema de las terapias definitivas e infalibles es que cuando no funcionan hay que echarle la culpa al paciente. Claro está que tenemos que responsabilizarnos de nuestra propia salud. La actitud y la energía con que afrontemos la enfermedad propiciará que el proceso llegue a buen término. Pero aunque admitamos que hay terapias definitivas e infalibles y nuestra actitud sea buena, puede ocurrir que al entrar en la consulta nos dé “mal rollo”. Puede que lo que nos dice el terapeuta no nos “resuene”. ¡Incluso puede ser que el terapeuta nos caiga mal!
Algunos se muestran muy convencidos de su método, pero que el método sea bueno no garantiza que todos se vayan a sentir cómodos con él o con quién lo aplica. Quizás en en esos casos, teniendo la humildad y los conocimientos necesarios, se podría recomendar al enfermo otro sitio donde pudieran propiciar mejor su equilibrio físico y mental.
También se habla de sustancias curativas alternativas. Sirven para tratar múltiples dolencias, todos podemos tomarlas, no tienen efectos secundarios… ¿de que me suena eso? Son tan buenas que si decidimos no tomarlas porque no nos inspiran confianza o las tomamos y no nos hacen el efecto esperado, seremos culpables de hablar mal de una sustancia de eficacia más que probada… vaya, eso también me suena.
Algunos activistas y divulgadores nos declaran culpables de inacción a la hora de defender nuestros derechos. Para ese menester nos recomiendan adentrarnos en los laberintos de la burrocracia (me gusta escribirlo así). Sin duda una actividad emocionante y productiva… para quién gana dinero con ella.
Hay divulgadores que declaran culpable a la gente por hacer o por no hacer. La gente… cuantas veces habremos usado ese concepto como si fuera un colectivo ajeno a nosotros mismos. Quienes arrojan la culpa sobre la gente suelen defenderse a si mismos diciendo que ellos al menos crean contenidos y los divulgan. Desde luego agradezco la labor de investigación y difusión de información por parte de la disidencia. Pero una cosa es investigar y poner a nuestra disposición información y puntos de vista que nos ayuden a reflexionar, y otra crear la versión alternativa de las bombas de propaganda disfrazadas de programa de entretenimiento que se emiten en horario nocturno en televisión. Tampoco es lo mismo que alguien con mucho arte, a través del humor, nos haga reflexionar que alguien con mala leche nos dé un recital de chistes de mal gusto, palabras mal sonantes, ira, desprecio… Nos hablan mucho de que vivir con miedo puede afectar gravemente nuestra salud. ¿Acaso el odio y la cólera son mejores? Algunos discursos disidentes me dan más repelús que los de Klaus Shwab.
No sé lo que tiene que hacer la gente. En mi opinión deberíamos sentirnos libres de tomar nuestras propias decisiones sin temor a que nos juzgue el bando oficial o el bando disidente. Las situaciones personales son muy variadas y cada uno tiene que gestionar las suyas. Es de agradecer que haya personas que tengan la energía y la capacidad para hacer grandes cosas, pero todos podemos aportar algo. Por ejemplo, pensando qué pequeñas acciones podemos realizar en nuestra vida cotidiana. Pequeñas acciones que serán tan válidas como las grandes. Una piedra en el zapato del poder puede hacerle cojear, una roca en el camino de la agenda puede hacerla tropezar e incluso caer, pero millones de granos de arena cayendo casi sin que se den cuenta pueden enterrarlos.
En fin, mea culpa… voy a flagelarme un rato.
Alberto García Freire
AUTOGESTIÓN DE LA SALUD !! Biblioteca gratis. escribiendo a O’Paybo (Despertad!!) ..el insigne Dr. E.Landaburu , experto en Salud, donde los haya, os abrirá los ojos y, veritas vos liberabit…
Reconozco haberme sentido concernido en más de un momento del tu escrito, pero me detengo en lo que escribes en el penúltimo párrafo: “No se lo que tiene que hacer la gente…etc”
Efectivamente como bien dices, debemos decidir y actuar sin temor a ser juzgados incluso por la disidencia. Cuando lo leía me ha recordado a las veces que en algunos artículos he hecho alusiones a la “inacción” que comentas, pasividad y falta de activismo y complicidad de la “gente”, como mínimo para expresar opinión con lo que le llega de otro “colega” que se supone que es del mismo equipo disidente.
Pues si recuerdo haberlo hecho, y hoy aquí reconozco haberlo hecho de manera intencionada, porque nada es por nada y todo es por algo y creo que esto que acabo de escribir si puedo divulgarlo con carácter de dogma o axioma.
Al menos en mi caso y en calidad de disidente más o menos comprometido con la causa antisistema, mi intención es “crear contenidos y divulgarlos” como también comentas, pero al ver esa falta de implicación de la “gente” como mínimo para opinar añadiendo comentarios o por privado, que nos servirían a todos para enriquecimiento de la temática y personalmente a mi para cotejar mis puntos de vista con los de otros y así quizás tener que revisarme lo planteado en el artículo.
También líbremente, ejerciendo mi derecho a opinar y a riesgo de que se me juzgue y-o malinterprete, expreso mi sentir de decepción ante ese silencio generalizado…y lo hago rompiendo mi silencio. El de que a diferencia de la “gente”, haga mis observaciones sobre lo que percibo y exprese mi sentir en alto, tiene una clara intencionalidad revulsiva, por si pudiera servir de acicate, para que se diera un cambio de actitud en las personas.
Todo esto, evaluado desde la parte llena de la botella, aunque genere incomodidad, lo estimo positivo, aunque también tiene su componente de crítica y en consecuencia de juicio previo, contenida en la parte vacía de la botella.
La cuestión estriba en saber ¿qué espacio de los dos ocupa mayor altura en la botella, la parte llena o la vacía?. Sin duda y si la “gente” opinara y se expresara libremente, habría tantas diferentes visiones sobre una misma cosa que personas mirando a la botella…..de ahí que nos cuesta tanto sumar visiones desde la disidencia, ya que como nos decían de niños no se pueden sumar peras y manzanas.
Ondo izan lagun
Bueno, debo decir que no pensaba en ningún colaborador de Euskalnews al escribir el artículo. Y también debo decir que me ha parecido muy interesante su comentario. ¡Gracias!