Escrito por José Miguel Ruiz Valls

¿QUÉ ES UN BULO?

Según la Real Academia de la Lengua, un bulo es una “noticia falsa propagada con algún fin”, que es como decir, un “engaño interesado”, que es lo mismo que decir una “estafa cualificada”, bien entendido que la única diferencia es que, con la estafa, se pretende engañar a personas concretas y con el bulo, a toda la población. Siendo pues mucho más grave “bulear” que estafar, lo coherente sería que se penalizara mucho más pero teniendo claro que, igual que con las estafas, debe probarse el interés, el fin de la noticia falsa, para que pueda tenerse por bulo.

El caso Koldo, o el caso Ábalos, o el caso Gobierno (Llámalo como quieras) está poniendo de manifiesto que la imposición del uso de mascarillas no tuvo otro fin que forrarse con la venta de las mismas; por tanto, bien pueden tenerse por bulos las recomendaciones que hicieron la mayoría de políticos y profesionales de la comunicación, que comunicaron a la población, el falso mensaje “las mascarillas protegen” cuando, hasta los mismos que las fabricaban, venían diciendo todo lo contrario.

¿Y qué decir del mensaje “las vacunas protegen”? Evidentemente, también fue un bulo, propagado con el fin de vender millones de dosis, de convertir a la población, en clientela cautiva de empresas farmacéuticas que acumulaban condenas por fraude.

El mismo virus fue un bulo (Si hacemos caso al gobierno, que dijo no tener muestras ni saber dónde buscarlas) propagado por comunicadores deshonestos como Iker y Calleja pues ¿Como pudieron ver lo que el Ministerio de Sanidad nunca vio? El científico que se lo “mostró” a Calleja, le dijo que el bichito debía mantenerse a setenta y nueve grados bajo cero para que no muriera. ¿No es curioso? ¿Cómo pudo vivir y medrar en nuestras calles y en nuestras casas, a cuarenta grados sobre cero?

Así pues, no puedo estar más de acuerdo con el presidente del gobierno, cuando dice que los bulos pueden causar mucho daño y hay que perseguir a quienes los generan. Espero ver pronto como se denuncia a sí mismo y a sus secuaces, por propagar esos bulos que tanto daño han causado a la economía y a la salud de la población. A día de hoy, en la peluquería, en la panadería, en el bar, las palabras que más se escuchan son “Me la tuve que poner porque lo dijo el Gobierno”. A día de hoy hay varias condenas por daños ocasionados por las banderillas, y eso permite adivinar que, a los que nos gobiernan, les van a llover las demandas y las querellas. Los comunicadores deshonestos intentan minimizarlo, con aquello de “los beneficios superaron a los riesgos” pero eso, claro está, también es un bulo pues ¿Cómo podían saber la relación riesgo-beneficio, desde el principio, si aún hoy se siguen descubriendo imprevistos “efectos secundarios”?

José Miguel Ruiz Valls