• Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
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EL MONJE LOBO

Llama la atención lo poco que aprendemos los humanos de nuestros propios errores. La última generación siempre se cree más lista que las anteriores, desprecia la experiencia de sus mayores, y acaba por incurrir en los mismos fallos.

Un Síndrome de Casandra permanente, porque cuando estos jóvenes prepotentes averigüen la verdad, ya habrán nacido otros que los ignoren como ellos hicieron con sus padres.

De estas, me quedo perplejo con las hordas de jovenzuelos fascinados por el tótem más potente del hemisferio norte desde los neandertales, el lobo, pero que están convencidos de que lo suyo es moderno a más no poder.

Los vendedores de paquetes ideológicos prêt-à-porter, han metido al lobo en su oferta junto al Che Guevara, Frida Calho, la Pacha-Mama y el andar descalzos por la selva cogiendo niguas.

Me parece que les voy a dar un disgusto cuando les cuente que el inventor de su modernísima nueva religión laica animalista fue un monje cristiano y santo católico allá por la Edad Media.

En su enciclopédica incultura, los modernoides de neurona floja adoptan formas superficiales de supuestas ideas profundas que nunca tuvieron. En esa honda, lo último que asocian a su adorado lobo es a un cura católico.

• ¿Qué me estás contando Mirones?.

Pues si; éte aquí que un tal Francisco de Asís, italiano medieval a la sazón santo fundador de la Orden de los Franciscanos, fue el brillante autor de la expresión “Hermano Lobo”. No solo esa, sino que, anticipándose siglos a la muerte de Cécil, utilizó también la de Hermano León.

San Francisco de Asís fue el loboflauta fundador, en plena era de los prejuicios anti animales; va y llama hermanos a todos los seres vivos, incluso al agua. Se va en busca del lobo devorador de hombres de Gubbio (Italia), y se lo trae a la ciudad convenciendo a los parroquianos de que lo alimenten para que no mate más ovejas, que el animalito tiene hambre, y que es mazo majete. ¡Todo esto hace seis siglos!.

Puede que si alguno, en lugar de difamar obispos, se dejara caer de vez en cuando por una iglesia y escuchara sin prejuicios, oiría cosas que lo dejarían perplejo. Pero claro, es mejor insultar desde fuera, no sea que me convenzan.

• ¿Pero el lobo no representaba al diablo en el cristianismo Don Fernando? – No amigo, el diablo no era el lobo zoológico, sino el hombre-lobo, es decir, el humano que se creía que era un cánido colmilloide… ¿les suena?, va a ser que no ha cambiado mucho la cosa.
• Bueno, un caso aislado el de Francisco de Asís…
• Tampoco, joven preguntón, hubo otros, a saber:

San Patricio recorrió Irlanda montado en un lobo, San Colombano amansó a varios invocando a Dios, Santiago Apóstol, el Patrón de España (Enestepaís) se convirtió en un lobo en el Paso de Ibañeta para proteger a unos peregrinos, San Froilán castigó a uno que se había comido a un burro a cargar con sus pertrechos, a Santa Quiteria la acompañó un lobo amigo en su camino, San Norberto obligó a un lobo a cuidar a unas ovejas, San Natalis, condenó a una familia irlandesa a que uno de sus miembros se convirtiera en lobo cada siete años… y hay muchos más.

Es decir, el simbolismo de lobo positivo abunda en el cristianismo flauta, tan moderno que te lo han ocultado precisamente por eso. No vaya a ser que te caigan bien y la liemos.

Ironías aparte, el pensamiento de San Francisco de Asís y su doctrina de amor a los animales impregnó para siempre el pensamiento occidental hasta llegar al Papa actual del mismo nombre.

De modo que, querido amigo, no te vaya a tener que cambiar una letra a lo que crees que eres, para describir lo que pareces en realidad, y vayas a pasar de Hermano Lobo a hermano BOBO por falta de perspectiva.

Luego no me digas que no te avisé: eres más cristiano de lo que creías.

Un aullido.

Para ilustrar esta historia, os dejo este magnífico lienzo que me impresiona, del gran pintor español FERNANDO G. HERRERA.