El consumo mundial de carbón alcanzará un nuevo récord este año, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Se espera que el consumo mundial de carbón crezca un 1,2 por cien interanual hasta superar los 8.000 millones de toneladas, batiendo así el récord de 2013. Según la AIE, la demanda mundial debería mantenerse en torno a ese nivel hasta 2025, si los planes de descarbonización no prosperan.

El denostado carbón sigue siendo una fuente de energía barata, mientras que los precios del gas y la electricidad no han dejado de subir desde antes del estallido de la guerra en Ucrania. El corte del suministro ruso también ha aumentado el riesgo de escasez invernal de gas en Europa. Por ello, algunos países han optado por volver al carbón para generar electricidad, a pesar de haber decidido de antemano prescindir definitivamente de él.

Es el caso de Alemania, por ejemplo, donde la producción ya se había disparado un 40 por cien de enero a agosto. Dos años antes, el país había lanzado un plan para eliminar progresivamente el carbón para 2030, fijando un calendario y previendo compensaciones por el cierre de sus centrales térmicas de carbón, un paso importante hacia el abandono de esta fuente de energía entre 2035 y 2038. Este año, una de las plantas que abastecen el mercado en Alemania, situada en la cuenca del Rin, dejó de producir a finales de año, lo que redujo el suministro.

Las previsiones son que el consumo de carbón en Europa aumente por segundo año consecutivo. En China, que representa el 53 por cien del consumo mundial, la demanda se ha visto afectada por la política de “cero covid” y la OIEA espera que la demanda en Asia siga siendo “robusta”.

Los precios del carbón subieron a niveles sin precedentes en marzo y de nuevo en junio, impulsados por los precios del gas pero también por las dificultades de producción en Australia, un proveedor clave. Los tres mayores productores del mundo -China, India e Indonesia- han batido sus récords de producción este año.