Europa sigue aumentando las importaciones procedentes de Rusia… a pesar de las sanciones
Mientras los países de la Unión Europea han reducido sus exportaciones a Rusia desde que se introdujo el bloqueo, las importaciones procedentes de Rusia han aumentado masivamente en paralelo, en algunos países incluso hasta porcentajes de tres dígitos.
Austria, por ejemplo, importó productos rusos por valor de 3.900 millones de euros entre febrero y agosto de 2022. Esto representa un aumento del 139 por cien en comparación con el mismo periodo del año anterior. El valor de las importaciones rusas en Austria se ha más que duplicado en estos siete meses en comparación con 2021, a pesar del deterioro de las relaciones económicas.
El aumento fue similar en Hungría (+132 por cien) y Grecia (+142 por cien), y especialmente fuerte en Luxemburgo (+262 por cien) y Eslovenia (+346 por cien). Las importaciones rusas a Alemania (+33 por cien) y Polonia (+24 por cien) aumentaron en menor medida, pero de forma significativa. Sin embargo, los volúmenes ya son elevados en estos dos países: Alemania importó productos rusos por valor de 20.700 millones de euros, Polonia es el segundo mayor cliente de Europa con 10.450 millones de euros, a pesar de que es un beligerante de facto, con miles de mercenarios en el teatro de operaciones ucraniano.
Sólo Finlandia (-7 por cien), Letonia (-8 por cien), Estonia (-14 por cien), Irlanda (-20 por cien), Lituania (-25 por cien), Dinamarca (-44 por cien) y Suecia (-60 por cien) registraron un descenso de las importaciones procedentes de Rusia.
La evolución es distinta de la que habían imaginado los feroces guerreros económicos occidentales. Poco después del inicio de la guerra, en febrero, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), afirmó que las sanciones pretendían arruinar la economía rusa. Pero no es así. Aunque las sanciones de la Unión Europea han limitado las exportaciones de productos de alta tecnología a Rusia, el valor de las importaciones ha aumentado considerablemente, sobre todo en el campo de la energía y otras materias primas, es decir, en sectores de la economía rusa.
El 67 por cien de los bienes comerciados con Rusia son combustibles, gas y otros materiales relacionados. Las economías europeas no pueden prescindir de ellos en la medida deseada. La razón del aumento global del valor de las importaciones se debe principalmente a la explosión de los precios del gas.
El valor mensual de las importaciones alcanzó su punto álgido en marzo y luego descendió de forma constante, volviendo en octubre a su nivel anterior a la crisis, debido a la enorme subida de precios registrada entretanto. El comercio en otros sectores cayó en general, pero no tanto como se esperaba.
Rusia, en particular, se benefició de los cuellos de botella en plena crisis energética. Para bajar los precios, Europa debería haber aumentado el suministro de energía. Si los precios del gas vuelven a bajar, se debe sobre todo al clima templado y a la menor demanda en Europa.
La segunda razón es importante: indica que la desindustrialización de los centros económicos europeos, temida por muchos expertos, ya ha comenzado, lo que significa que un número significativo de empresas habría reducido o detenido completamente su producción.