LOS CONJUROS EXISTEN – Fernando López-Mirones
Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo, divulgador científico, director y guionista de cine documental, escritor y profesor en la Universidad Complutense (Madrid)
LOS CONJUROS EXISTEN
La programación neurolingüistica que utilizan para condicionarnos necesita que repitamos sus palabras clave. Ya lo hicieron en la plandemia y por eso usamos otras palabras, funcionó.
Hay que crear un contra lenguaje para evitarlo ese efecto espejo. Digamos, por ejemplo, “Cambio Cromático”, “Canto Climático” o CCA y se deshace el conjuro. Algo que es inventado empieza a existir en cuanto tiene nombre y millones de personas lo repiten. Después de eso no te permiten volver atrás a dudarlo, porque te llaman “negacionista de…”
Es curioso porque no se puede negar algo que no existió nunca, en cualquier caso es ficción y son ellos los “afirmacionistas”, es decir, los que creen en maleficios, conjuros y palabras mágicas que ya conocían chamanes y alquimistas desde hace miles de años.
Evitando CITAR esas palabras concretas, se desvanece su efecto y empezamos a pensar con independencia. Nuestro cerebro es maravilloso , pero debemos conocerlo para que no nos instalen cookies sin nuestro consentimiento, de tal suerte que creemos que algo es nuestra opinión sin serlo, hemos sido condicionados, por ejemplo, a que alguien nos caiga mal o bien. Jamás seguimos las ideas de alguien que nos cae mal, aunque en el fondo sepamos que es subjetivo y sin base conceptual.
Sin embargo, el “simpático” nos introduce sus cookies con mucha facilidad. Para eso sirven los programas tertulia de las parrillas de radio y TV llenos de opinólogos doctorados en todología que pontifican sobre cualquier ciencia compleja que jamás han estudiado ni veinte minutos; pero repiten los conjuros “sequía”, “calor”, “Cambio Climático”, “negacionistas”, “conspiranoicos”, “bulos”… trescientas veces por minuto. El efecto sobre el cerebro del espectador anula todo juicio racional posterior. Debe elegir entre simpáticos contertulios de El Hormiguero, por ejemplo, y oscuros negacionistas a quienes nunca ve las caras. Porque si las ve, la cosa cambia. Por eso a los que tenemos cierta labia y ciencia no nos sacan jamás, no vaya a ser que alguien empatice y te busque.
Recuerdo hace tres años cuando nos entrevistaban con mala fe en Cuatro, La Sexta y otras cadenas masivas, y les salía mal, pues a pesar de insultos, difamaciones y manipulación de imagen y sonido, cada vez que salíamos se multiplicaban por dos los seguidores. Se dieron cuenta, por eso en la manifestación del sábado los equipos de reporteros me evitaban como si fuera un “asintomático”.
Es la misma esencia de los rezos y los mantras, lo explico en mi libro. Subestimamos su inmenso poder sobre nuestro criterio, Eda santa opinión que quieren convertir en igualitaria, cuando en realidad la opinión es como el año, todos tenemos uno.
Las opiniones no hay que contabilizarlas sino pesarlas. Una sola opinión documentada de alguien sabio puede PESAR más que la del resto de la humanidad; pero si las contamos solo es una.
Incluso llegaría más lejos, lo que piense todo el mundo suele ser percepción superficial, por tanto, falaz. Dime algo que todo el mundo sabe y te señalaré un bulo. Las palabras lo son todo, ellos lo saben y las usan contra nosotros; es de supervivencia que lo tengamos en cuenta para defendernos.
Un aullido.
Si no lo hablas se borra