• Escrito por Enrique Santo
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En la mente de la bestia 

“A aquellos a quienes los dioses desean destruir, primero los vuelven locos”

Eurípides

No corren buenos días para la lírica y menos para la más prosaica de sus manifestaciones; el combate dialéctico. Es curioso advertir como de un tiempo a esta parte se constata la imposibilidad de charlar animosamente entre amigos (ni que decir tiene con un desconocido o en niveles más elevados como tertulias periodisticas, confrontaciones políticas y sobre todo, e impensablemente por ser su naturaleza, en debates académicos o científicos) cuando aparecen ciertos temas que la autoridad ha definido como verdades oficiales. Llámese COVID, cambio climático, guerras varias, oposición al gobierno de turno, etc, etc. Pero bueno, no hace falta extenderse mucho más en detalles porque todo esto es algo ya constatado por cualquier persona que no haya dimitido de la nefasta manía de pensar, como diría Machado.

Y cualquier persona observadora habrá reparado; ya en sus carnes; ya por observación, la existencia de una curiosa similitud (cual bombero ejecutando sus protocolos al enfrentarse al fuego) en la ejecución de dichos debates. Donde una de las partes (siempre a su nivel y según sus capacidades), después de horas de visualizaciones de videos o lecturas varias sobre el asunto, se lanza valerosa hacia el combate en buena lid. En su inocencia expondrá datos y aportará ideas, sino para convencer, sí para crear esa duda razonable capaz de destruir muros y liberar grilletes. Pero, cuál será su sorpresa, que después de su elaborada disertación, su oponente se revuelve con frases vagas de sentido general aderezadas con consignas y eslóganes sobre el consenso científico y rematando con una sentencia definitoria (bebelejias, conspiranoico, antivacunas, terraplanista político…) capaz de humillar la mente más preclara y doblegar al más temerario de los oradores, zanjando ante tan incontestable exposición, cualquier disputa y cerrando la posibilidad de replica del ingenuo disertador.

Ni que decir tiene que todo esté arsenal demostrativo de demolición racionalista es verbalizado por individuos (reducción de escombros intelectuales), autoconvencidos de poseer un conocimiento reservado a los elegidos y tocados por las musas para proferir brillantes filípicas, rivalizando con el mismo Demóstenes en oratoria y liderazgo. El problema es que sin saberlo, su discurso ha sido diseñado en importantes centros de ingeniería social de las más elitistas universidades por encargo de sus dueños, con la encomienda de someter al sometido sin sentirse este oprimido, convirtiéndolos así en los más fieles guardianes de la ortodoxia ¿Y cómo sucede? Pues con naturalidad, con mucha naturalidad, porque los amos de la verdad también son propietarios de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y simplemente poniendo las rotativas a pleno rendimiento son capaces de esparcir, cual mancha de aceite, cualquier idea por disparatada que sea en todo aquel ingenuo que caiga en sus redes. Se crea entonces un sentimiento de pertenencia a un grupo que compacta la sociedad en un bloque monolítico e impenetrable. Por un lado el individuo se nutre social y culturalmente de ideas externas que modelan su identidad y por otro, la suma de dichas identidades particulares conforman una singularidad global que aparenta ser el total de las individualidades, reforzando así la autoestima, confianza y sentimiento del sujeto creándose un bucle infinito que se retroalimenta espontáneamente. Es como si el conjunto de los cerebros particulares constituyesen las neuronas de una mente universal que piensa y planea el medio natural, su futuro y organización y con la misión de eliminar sin piedad toda neurona rebelde, por precursoras de tumores que dificultan la supervivencia. 

El problema es que las ideas ni son originales, ni del individuo, ni del grupo. Son introducidas de manera imperceptible, con sumo cuidado y precisión de bisturí (y a veces ni eso) con el objetivo de que el sujeto las asuma como producto de su esfuerzo intelectual. Una vez logrado, la inquietud del amo desaparece puesto que el mensaje se propagará razonablemente y con mano firme, imponiéndose sobre la discrepante oposición sin necesidad de la fuerza. Como bien dijo Napoleón: “un cura vale por tres policías”. ¿Y qué decir de los procedimientos? tampoco parecen muy originales. No son más que refinamiento de la oscura y maligna sabiduría del mayor genio moderno de la propaganda: el doctor Goebbels. Optimizando su doctrina ayudándose de los nuevos avances en neurociencia, conocimiento mental y pensamiento, en comportamiento humano y en el dominio de masas y cimentado en el poder de control que proporciona la computación. Pero sus fundamentos, sus once puntos cardinales, se estudian en todas las aulas de periodismo, publicidad, marketing y demás sectores dedicados a atrapar la atención de alguien. No procede enunciar los once puntos, ejercicio para todo aquel que sienta un mínimo de curiosidad, pero a modo de ejemplo:

5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Así se dice: “El planeta está en peligro, no vacunarse es insolidario, ¡qué viene la ultraderecha!, no tendrás nada y serás feliz…”

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

Así se hace: “Cada vez que se pretende un nuevo objetivo se difunde de manera universal, ya en el espacio por la cantidad de medios que lo propagan, ya en el tiempo por la difusión ininterrumpida durante el periodo que sea necesario, de modo que el individuo no tenga tiempo ni capacidad de pensar anulando su racionalidad.”

9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Así se trama: “Prohíbir el debate y la confrontación de ideas referentes a cualquier asunto que cuestione la postura de la autoridad.”

11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Así se piensa: “No puede ser falso el ‘cambio climático’ cuando lo defienden desde los políticos hasta los científicos pasando por ONGs medioambientales, la ONU, empresas y cualquier tipo de organismo social.”

Entonces ya no sorprende que este tipo de comportamiento pueda ser ejecutado por personas de elevado nivel intelectual y supuestamente con capacidad de pensar y razonar. Si todos los referentes en los que confío; científicos, médicos, intelectuales, políticos… tienen una opinión similar ante cuestiones que no domino ¿No será que el equivocado soy yo? Poco a poco se crea esa duda razonable capaz de quebrar la voluntad más firme y si además se está aislado (por ello la importancia de demonizar todo brote verde), sin apoyos donde sostenerse, la transformación es previsible.

El ser humano es gregario por naturaleza, precisa ser parte de algo y para sentirse seguro necesita mancillar, denigrar y difamar la diferencia. Su sola presencia parece inconcebible y una amenaza latente que se debe destruir. En estás circunstancias no puede sorprender cómo lodespués de declarar abiertamente no haber obligado a nadie inyectarse brebaje experimental alguno, observar como el grueso de la sociedad está tan sodomizada intelectualmente que no es capaz no ya de protestar, sino siquiera disentir ante tamaña aberración. ¡Ciudadanos, la capacidad crítica ha sido abolida, la hemos eliminado, a muerto! Así, los causantes de los miles de fallecimientos y efectos secundarios se desentienden de las víctimas, siendo eximidos de cualquier obligación de ayudarles contra los fabricantes de tales remedios. Ahora, de nuevo, la salud es algo privado, ya no se debe socializar su práctica, el consentimiento informado fue una decisión personal y por ello cada uno debe responsabilizarse de sus consecuencias. Lo curioso y sorprendente es observar esa doliente sociedad contemplando el espectáculo como algo ajeno, como si realmente fuese así como ocurrieron los hechos. El rey está desnudo pero el mundo afirma que lleva puestas sus mejores galas. 

Es el funcionamiento del cerebro global, sus decisiones se fundamentan en la evidencia de que la mayoría de las neuronas son prescindibles, trabajan al servicio de un bien común y se sacrificarán hasta alcanzar la ansiada Atlántida, germen de nueva sociedad donde no se tendrá nada y se será feliz. El nuevo socialismo, ahora sí, hecho realidad y sin vuelta atrás ¿Y cómo los individuos han aceptado de manera pacífica su fatídico destino? Renunciando a la ideología y sometiéndolo todo a una mera cuestión biológica donde sólo los más fuertes sobreviven eliminando a los débiles. Entonces, reconociéndose neurona de una mente global es fácil aceptar la desaparición de las menos aptas (generalmente las que piensan al contrario), las que lastran el buen funcionamiento, que son desechadas sin vacilación facilitando la adaptación a cada nueva circunstancia o mandato que se presente. Desde el hipocampo de este cerebro universal se deciden las estrategias que dirigen la mente y el pensamiento hacia el objetivo elegido en cada caso. Paso a paso y al ritmo que acepte la totalidad se progresa, en movimiento constante hacia el destino final. ¿Por qué un cerebro común y no una unión de individuos? Porque es más fácil unificar la sociedad, conseguir la uniformidad y combatir la disidencia y la oposición que obliga al debate y la exposición de ideas. El pensamiento único facilita la tarea porque el mundo se mueve al unísono con un único pensar, una única manera de ver las cosas al despersonalizar al individuo y convertirlo en parte de una masa común. Eso facilita la consecución de los objetivos puesto que a nadie se le ocurrirá salirse de la colectividad, pero aunque quisiese no podría, por pasar a ser parte de un mismo pensamiento. Cuando se haya logrado el objetivo final se revertirá el proceso, individualizando de nuevo al individuo para facilitar el manejo de la nueva situación donde, ahora sí, cada sujeto tendrá asignado un destino del que no podrá evadirse.

¿Cómo razona ese cerebro? ¿De dónde saca sus ideas? ¿Cómo ha pasado de ser una sociedad de individuos adoradores de la diosa razón a biologizar su existencia en una mente común renegando de la realidad sensorial? Pues idealizando el mito de la libertad y convirtiéndola en nueva diosa universal. Los dioses mitológicos han desaparecido y son sustituidos por el libre albedrío que ya no está asociado a una verdad universal y eterna que lo fija a conceptos y valores comunes y que acepta unas leyes naturales que la rigen de modo que cada cosa tiene su encaje, su lugar determinado. Ahora las nuevas apetencias particulares de sus miembros son las nuevas leyes que hacen volar a nuevos estadíos por conquistar. Ya todo es posible sólo hace falta ser capaz de soñar y para eso hay que salir de la cáscara antigua y convertirse en un hombre nuevo, un superhombre. Ya no hay límites, el límite lo marca la imaginación y el que no tiene imaginación se descarta y desecha por caduco para facilitar la consumación de la nueva sociedad. En ella, el hombre se cree dios de sí mismo, pero sin percibirlo se ha convertido en esclavo de sus apetitos por más sórdidos, abyectos o criminales que sean y al convertirte en esclavo de sus apetencias está concediendo su sumisión al amo de sus caprichos que pasa a ser el nuevo guía y señor de todo lo creado. Ahora, si quieres conseguir tus sueños debes desprenderte de tu naturaleza, convertirte en parte de una nueva visión y aceptar tu rol en el nuevo pensamiento único. Es el precio a pagar por tu ficciosa libertad.

Pero incluso el caos es un tipo de orden, entonces ¿Qué lógica tiene aceptar como reales, argumentos y situaciones en las que cualquier humano con un mínimo de raciocinio y en ausencia de presiones externas calificaría como aberraciones? ¿Cuál es la necesidad de eliminar a parte de la sociedad sin motivo aparente?

Pues porque los objetivos están marcados desde un principio y el camino para llegar a él no es mas que un accidente que no atiende a remordimientos ni temores ¿Y cuál es ese objetivo? La nueva sociedad, el nuevo futuro de la humanidad donde cohabitarán tres tipos de clases sociales; 

  * La dirigente compuesta por entre el 0.1 y el 0.5% de la población. Serán los beneficiarios del planeta del que gozarán como si fuese su jardín del Edén particular. Todo estará a su servicio, natural y de calidad superior. Nada les estará vedado, su poder será omnímodo y vivirán en zonas exclusivas y reservadas.

  * La semiilota necesaria para funciones de mantenimiento de los privilegiados. Viven en régimen de semilibertad realizando el trabajo vedado a las máquinas o proporcionando valor añadido en el servicio, agricultura, policía, propaganda… Será una estructura estratificada donde los mas cercanos a los amos serán más beneficiados que los más alejados. Estarán fuertemente controlados aunque no lo perciban por medio del dinero digital caducable con control de compras, beneficios sociales en base a puntos por buen comportamiento, disfrute limitado de productos naturales, movimientos restringidos…

  * Los Ilotas. Vivirán recluidos con todas sus necesidades cubiertas pero sin libertad. No tendrán nada (vivirán en colmenas disfrutando de una habitación de x metros cuadrados con sala de estar, aseo, colchon y muchas pantallas, cámaras y robots) pero provistos de felicidad por medio de inteligencia artificial, realidad virtual y control mental capaz de anticiparse a sus más intimos deseos. Podrán comunicarse con sus seres queridos fallecidos o con cualquier personaje histórico o de ficción. Vivir virtualmente cualquier fantasía soñada, tener sexo más auténtico y personal que con cualquier humano al conseguir todo lo que su cerebro sea capaz de imaginar. La comida será prefabricada a partir de impresoras 3D o entregada periódicamente y a la carta. Vivirán aislados pero con fuerte sensación de comunidad al unirse virtualmente con sus similares en aficiones, deseos o apetencias y una sensación de vida plena y realizada. Serán ignorantes, idealizantes de sus verdugos y amantes de su ‘libertad’.

Pero ese es el estado final. Todo lo que estamos viviendo (COVID, cambio climático, monedas digitales, ciudades de quince minutos, teoría LGTBI+, aborto total, eutanasia, inmigración libre…) no son más que artificios sociales prefabricados con el fin de ir perfilando el medio, las personas y el sistema que articulará la nueva sociedad.

Pero conforme el proyecto avanza y se va perfeccionado, aparecen contratiempos que se deben atajar de raíz o la sospecha se puede instalar en corazones insatisfechos. Por ello se debe presionar hasta que sientan en el cogote la respiración del lacayo represor. Es el miedo a presión para evitar reflexiones que llevan a la duda, origen de toda conspiración. Por eso se deben dar prisa y manejar bien todos los resortes del poder para impedir que el descontento germine. Hay otro extraño asunto que por su inmiscible naturaleza no cuadra con todo lo que estamos viviendo y ciertamente escapa a mi entendimiento. Es el crecimiento descontrolado de la inmigración musulmana. No hay que ser muy espabilado para comprender que ese grupo social es impermeable a cualquier imposición que no provenga de sus parámetros culturales. Jamás se someterán al infiel porque ellos también tienen un plan: conquistar occidente ¿Cómo tienen pensado someter a dicho grupo una vez sea mayoría? Creo que no hay plan para tal consistencia, simplemente se encargarán del problema a su debido tiempo. Ahora se está a otras cosas, a cada día su afán. Ellos sabrán.

A su favor el inconmensurable avance de la tecnología y las ciencias de la mente. Cada vez estamos más compenetrados con nuestros aparatos electrónicos, los cuales avanzan a una velocidad superior a la que el hombre es capaz de adaptarse sin sufrir menoscabo de sus características humanas. Se crea una adicción a la tecnología y sus terminales que condicionan nuestra condición de pensar. Para qué estudiar si puedo insertarme un chip con todo el conocimiento humano, hacer deporte si puedo mejorar mis capacidades físicas por medio de cédulas, prótesis y similares. El ciborg está a la vuelta de la esquina y el hombre está deseando mutar. Esto ya es causa de fuertes adicciones de origen tecnológico a niveles tanto cuantitativos como cualitativos. 

A nivel cualitativo podemos observar un ejemplo en la evolución de la pedofilia. Hace treinta años era algo totalmente reprobado pero poco a poco con la propagación universal de la pornografía en todos los estratos y edades, los consumidores necesitan superar su nivel de experiencias y así, imperceptiblemente, con el tiempo, lo que en un momento era disfrute virtual pasa a ser deseo físico y si su uso se va regularizando se convierte en un modo sexual mas. La normalización de la homosexualidad parecía el final de la realización plena humana y no fue más que el inicio de lo que estaba por venir: coprofagia, zoofilia, sadomasoquismo o pederastia por poner algunos ejemplos de lo que ya es parte de la sexualidad humana y parada necesaria para volver a recuperar la práctica suprema; el sacrificio real de víctimas con fines ya rituales ya sexuales por unas élites puramente satánicas y deshumanizadas.

Y todo comienza por el lenguaje, por adaptar los términos a categorías aceptables por la sociedad de modo que después de millones de repeticiones asumamos como normal algo totalmente repudiado por cualquier civilización anterior, es la civilización del eufemismo, por definición, una sociedad en movimiento hasta alcanzar el estático estado final donde todas las categorías estarán rotundamente definidas y todo volverá a tener nombre propio. Así ahora el aborto es una interrupción del embarazo, el control de la natalidad el derecho reproductivo de la mujer y la pederastia, el derecho sexual de la infancia por poner algunos ejemplos.

Cuantitativamente ya está todo explicado. Es el futuro de un hombre encerrado en una habitación con todas sus necesidades humanas y de subsistencia cubiertas por una tecnología capaz de entender y asistir al individuo mejor que cualquier otro humano.

Ante este panorama hay que hacer algunas salvedades. En primer lugar pareciera todo lo expuesto un proyecto universal y nada más lejos de la realidad, es un plan localizado en la llamada civilización occidental y con preferencia, como veremos un más adelante, en la cultura anglosajona y China, aunque aquí tendrán un régimen mixto ya que los fines no son los mismos pero no me voy a extender en este punto. En el resto del planeta, léase Rusia y su esfera de influencia, África, Asia (sin China, Japón y Corea del Sur) seguirán intentando vivir según sus parámetros culturales opuestamente contrarios a esta dictadura del pensamiento por lo que siempre quedará un lugar donde refugiarse. Queda una zona por describir, hispanoamerica, la cual lucha entre redescubrir su pasado hispano o perseguir el sueño americano. Según se vaya desarrollando una personalidad u otra podrá independizarse culturalmente o caer en las garras de esta satánica perversión ¿Se permitirán dentro de la nueva sociedad occidental la presencia de guetos tipo Amish que puedan desenvolverse según sus antiguas creencias? Es posible pero siempre en la medida en que no se puedan evitar puesto que serían un recordatorio de la existencia de otros mundos posibles y no es bueno que se difunda en el pueblo sometido.

Y hasta aquí he llegado querido lector. Si has sido capaz de acompañarme hasta el final te doy la enhorabuena porque estás entre los uno o dos humanos que se prevee lo consigan entre una cantidad de aproximadamente ocho mil millones. Eres un crack. Mi mas sincera felicitación.