“Debemos encarar seriamente una epidemia de suicidio asistido” – Luisa Vicente
SUICIDIO ASISTIDO PARA TODOS
Una campaña política impecable poco antes de la pandemia, esgrimió razones sociales para convencernos de que la eutanasia permitiría a los viejos, enfermos y disminuidos “morir dignamente.” ¿Dónde queda la ley 39/ 2006 de Promoción de la Autonomía Personal y atención a las personas dependientes en vigor desde enero del 2007?
La eutanasia representa un nuevo fracaso político y aparece en un momento crítico como resultado de un extremado gasto público que España no quiere pagar. Es la herramienta ideal para mantener el equilibrio presupuestario de la economía, por eso el gobierno ha sustituido la ley 39/2006 de atención a las personas dependientes por la ley de la eutanasia.
Las peroratas del Gobierno sobre la longevidad de nuestra sociedad es un claro mensaje para decirnos que el estado del bienestar ha llegado a su fin. La alternativa que nos dan es el modelo de “la sociedad participativa”, eufemismo que trata de esconder una realidad; si quieres una pensión el día de mañana, contrata un fondo de pensiones privado con un banco; si quieres sanidad, contrata un seguro de salud privado, así con todo lo básico que un persona necesita. Nos están diciendo que solo se salvarán las personas que dispongan de medios económicos suficientes.
Desvalorizar la vida ha transformado la empatía social que antes existía hacia los grupos vulnerables en olvido e indiferencia hacia ellos. La solución ha sido hacinarlos en residencias hasta el final de sus días, donde en la mayoría de ellas permanecen atados a los muebles y sin movilidad alguna durante horas y horas. La ingesta de somníferos sin control es permanente para que no molesten al personal. Desasistidos en su limpieza personal y también durante las horas de las comidas, permanecen semi abandonados en ambientes cerrados sin apenas ventilación. Lo peor es el desinterés por ellos de los políticos y de las Administraciones que deberían controlar lo que allí ocurre.
La integración de la mujer al mundo laboral también ha fomentado aceptar la eutanasia sin reparos. La mujer desea trabajar y ocupar puestos de importancia, por tanto no quiere tomar a su cuidado a los ancianos y enfermos de la familia porque no le sale a cuenta sacrificarse por ellos. El futuro que nos espera es una sociedad individualizada, donde cada uno tendrá que cuidarse así mismo mientras pueda. Cuando tenga que depender de otra persona, deberá encarar seriamente un suicidio asistido.
Desde hace años nos asediaron con grandes campañas informativas desde los platós de la TV sobre el envejecimiento de la población mundial y sus efectos devastadores sobre la economía. ¿Cuál era el propósito de estas campañas? Hoy tenemos la respuesta de aquella propaganda intencionada. El Año Internacional de la Familia de 1994, según Organismos Internacionales era la ocasión para reafirmar los derechos y responsabilidades de la familia.
¿Que ha pasado menos de tres décadas después? ¿Qué ha sido de enfrentar los desafíos del envejecimiento y la transformación del modelo de familia? Desvalorizar la vida no es la solución al problema económico que tenemos. A la vuelta de unas décadas, la realidad les va a demostrar a los Gobiernos que no habrá desarrollo económico sin familias que no tengan hijos, que serian los trabajadores del futuro que sustentarían el gasto social y las pensiones.
Las vidas de “las personas obsoletas” no parece tener valor alguno para los Gobernantes cuando hablan de” poner fin al sufrimiento inútil de los ancianos” , pero no deberían olvidar que esos viejos que han muerto y morirán pidiendo suicidarse con la ayuda de un médico, más por sentirse solos y abandonados que por estar enfermos, han pagado todos los sueldos de quienes han dictado las leyes contra el derecho al cuidado que deberían tener todos los ancianos, enfermos y dependientes en cualquier país.
Hay que reconocer que las directrices que impuso Naciones Unidas para desarticular el modelo tradicional de familia de padres, abuelos, nietos, para imponer la legitimización de las uniones alternativas de personas del mismo sexo, logrará reducir de manera ostensible la natalidad, que junto a la pandemia de suicidio asistido que ya se está dando en los países que cuentan con la ley de la eutanasia, alcanzarán el anhelado equilibrio económico que tanto preocupa a las Organizaciones Internacionales para sus intereses.
Luisa Vicente
Estoy de acuerdo con Luisa.
Solo quiero puntualizar un punto.
Muchas mujeres trabajamos en puestos que no tienen nada que ver con la doctrina del empoderamiento. Cuando se habla de estas cosas todo el mundo se olvida de que una clave muy importante , para que las mujeres trabajemos fuera de casa , quieras o no, es que con un sueldo de como mucho 2000euros al mes , a penas vives , más si quieres tener niños , màs y peor teniendo que estar atado a una hipoteca. A los hombres les fueron empeorando las condiciones salariales , los sindicatos pusieron su granito en esto, y mientras a las mujeres les reducían la pensión de viudedad de manera vergonzosa. Y mientras a nosotras las que eramos algo más jovenes , nos fueron metiendo la idea de que quedarse en casa y no ser una supermujer era un fracaso.
Nos hicieron creer que en casa perdíamos el tiempo , y no servíamos para nada. La politica siempre ha tratado de reducir las posibilidades de las personas , y su propia emancipación.
Y así hemos llegado donde estamos , en que quienes no hemos podido tener hijos , nos sentimos aliviados
no haber entrado en esa maquinaria que destroza y maltrata a los chiquillos desde preescolar, y luego te dicen que los niños son del estado , aunque los hayas parido tu. Mientras a los trabajadores nos muelen el cuerpo y la voluntad hasta que llegue el momento de poder darnos la inyección letal.