• Escrito por Teresita Ávila Alonso
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“OBEDIENCIA DEBIDA”

“La revolución es el huracán, y el hombre que se entrega a ella no es ya el hombre, es la miserable hoja seca arrebatada por el vendaval…” “Lo necesario es caminar, caminar siempre, no estacionarse jamás; ser dueños del valle, de las planicies, de la sierra y de todo lo que la vista abarca.”

Los de abajo, Mariano Azuela.

Entiendo las razones que les mueven a las élites, claro que las entiendo… Nadie como ellos para iluminar las zonas oscuras que pueblan las incertidumbres del futuro. Nadie mejor para explicarnos a los de abajo -a Nosotros, los necesarios-, que sus decisiones son las correctas, que la ruta ya está trazada hacia la Cuarta Revolución Industrial, el Gran Reset, ese enderezar lo torcido que los norteamericanos han bautizado con las tres bes: “Build Back Better”.

Tras décadas de fracasos económicos, políticos, sociales y educativos, con recursos malgastados y el hartazgo creciente de todos los agentes implicados, las instituciones nacionales y globales han determinado una salida airosa que permita insuflar el aliento, el impulso vital, al estancamiento, inacción y parálisis que impiden el ansiado avance, la modernización, el lanzamiento a este porvenir cuyos inicios se situarían hacia el 2030 -la Agenda- cuyo famoso emblema es el pin multicolor que luce en las solapas de sus promotores.

Díscolos como somos –Nosotros, los necesarios-, han tenido que venir Ellos, los de arriba, a poner orden a base de limitar, racionar, esas libertades que no sabemos manejar. Mancos de mente, heridos de egoísmos, supurando errores en infernal círculo del que no logramos escapar, debemos obediencia a los nuevos relatores de esta narrativa que se escribirá con letra roja como símbolo de hermanamiento entre Oriente y Occidente. “Seremos como los chinos” -me han escuchado decir en más de una ocasión- “obedientes, disciplinados, trabajadores y sacrificados”. Al bien común se le rinde pleitesía. A nuestros expertos en Utopías no se les cuestiona. Ya vengan pandemias, tsunamis, crisis climáticas sucesivas e incluso cortes de suministro, la respuesta será premiada con el silencio, la entrega y la propia vida si alguno considera no someterse.

¿Osaríamos plantarnos y defender con uñas y dientes la iniciativa, singularidad que nos distingue, todo lo genuino que llevamos en nuestro ADN, a sabiendas de que el ascenso sería lento y costoso? ¿No es mejor dejarse hacer por los que ven en la inserción de lo tecnológico con lo humano la respuesta que nos mejorará como especie?…

Obediencia debida. Silencio total. Creamos a los que crean. Co-creemos junto a Ellos -nuevos Prometeos- que con su luz harán que lo fallido -todo lo que en siglos han impedido que logremos- será pan comido gracias a la Ciencia. En sus manos. Y sin un Dios que nos consuele.