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OPINION

PEQUEÑOS CENUTRIOS – Fernando López-Mirones

  • Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo y divulgador científico
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PEQUEÑOS CENUTRIOS

El corporativismo, tanto profesional como social y religioso, está siendo aceptado como algo normal, cuando en realidad es nefasto para la verdad. El defender por sistema “lo tuyo” pase lo que pase, nos conduce a una sociedad egoísta.

La autocrítica es imprescindible para corregir errores, mejorar nuestro mundo y avanzar. Nadie tan capacitado para hacer críticas a la medicina como un médico ¿por qué los honestos han de proteger que otros manchen el honor de una profesión noble?

También los biólogos, en cualquiera de sus sinonimias, virólogos, microbiólogos, bioquímicos, zoólogos, oncólogos, epidemiólogos, etc debemos poner en evidencia que la mayoría de nuestros colegas se han vendido para que sus carreras profesionales florezcan. Igual con ingenieros, pilotos y personal de aviación ¿no están viendo nada raro digno de ser, al menos, investigado?

¿Saben qué pasa? Que alguien que estuvo 6-7 años estudiando una disciplina, y después 4-5 buscando un trabajo digno, cuando por fin lo encuentra, lo último que quiere es “descubrir” que lleva media vida dedicado a un negocio corrupto ¿y ahora qué hago? ¿Me hago el sueco y tiro para adelante o me cargo mi vida entera por la verdad y la justicia? Casi el 95 % eligen la primera opción. Un buen sueldo, algo que le gusta, ya con hipoteca, familia y gastos, toda la vida luchando por esto ¿y ahora voy a perderlo todo para mejorar el mundo?

Por eso, casi siempre, los verdaderos y mayores negacionistas de la evidencia son precisamente los que están dentro, los que más saben, los que más callan.

Cobras más cuánto más guardas. Ningún piloto ni controlador aéreo quiere ni oír hablar de chemtrails, cuando deberían ser los más interesados en demostrar y desmentir con rotundidad que existan. Y eso solo se puede hacer tras una investigación personal intensa y objetiva. Decir “eso es una tontería, soy piloto” es lo mismo que hacen tantos médicos y farmacéuticos con las inyecciones génicas: negar la mayor sin el mínimo interés.

Por tanto, si los que saben de cada cosa, desde el garrafón en la hostelería hasta la llegada a la luna, se callan porque están dentro y no les interesa ¡estamos perdidos! Por eso cuando salen valientes capaces de decir la verdad desde dentro de cualquier colectivo, demuestran que les importa realmente su trabajo, que se respetan a sí mismos, y que no miden los perjuicios personales por encima del bien común.

El ejército lo debe mejorar un militar, la iglesia un cura, la sanidad médicos y enfermería, la virología un biólogo y los tejemanejes del sistema los ingenieros que están dentro y lo ven todo., la justicia un juez, los medios de comunicación los periodistas honestos. Dejen ya el corporativismo destructivo, el proteger a los peores de cada profesión en lugar de ponerlos en evidencia, sacarlos a la luz para depurar la sociedad de corrupción endémica.

La autoridad para denunciar y corregir está en un igual, no debería venir desde fuera. Esos colegios profesionales, asociaciones, fundaciones, ONG y lobbys corruptos regados con dinero de las industrias que destruyen el medio ambiente, la salud y la libertad de las gentes mientras pagan fortunas a empresas de comunicación para que les hagan parecer verdes, deben ser puestas en evidencia desde dentro. El mayor enemigo de un buen médico es un médico corrupto. El más interesado en detener a un policía turbio es su compañero honrado.

Lo mismo pasa con los sexos, religiones y nacionalidades. Prefiero a un alemán recto que a un español podrido. Prefiero a un ateo buena gente que a un católico de pacotilla. No voy a defender a otros hombres por el hecho de serlo, igual que apoyar por sistema a las mujeres porque se es una de ellas es de una inteligencia corta. Pero está de moda “¡nosotras valemos más!”, y todos aplauden la merlucez.

Así que cuando oigo a gente que solo defiende lo suyo, desconecto, me aburro mortalmente, no me aporta nada.
Ahora bien, si alguien empieza diciendo “mis compañeros se han vuelto locos…” tiene toda mi atención, he ahí un testimonio interesante.

Antes, en el parque con tus niños, lo educado era reprender al tuyo en caso de pelea; ahora es al revés, por eso hay dos generaciones de pequeños cenutrios a los que siempre les dieron la razón sus padres; vaya usted ahora que tienen 25 años a decirles algo.
Un aullido.

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Teresita
Teresita
1 año

Verdadero.
Así lo pienso. Un saludo.

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