Esta historia de un cajero, un anciano y un buen samaritano nos ha llegado al corazón
Vía Facebook (anónimo):
Un señor que, probablemente supera los 80 años, guarda cola en un cajero, me coloco detrás de él, y cuando accede, saca un sobre que presupongo contiene dinero.
Le observo a una distancia prudencial y me percato de que es incapaz de llevar a cabo la operación. Toca varias veces la pantalla, y deduzco que no consigue lo que pretende. Se vuelve hacia la cola, ya se había incrementado.
Me mira, yo estaba justo detrás, y con un solo gesto entiendo que me pide ayuda. Inmediatamente se la ofrezco y el señor asiente con un tímido “por favor”. Le ayudo de mil amores a realizar su gestión, pero indicándole donde tiene que ir pulsando….no quiero tocar ni un billete de los suyos, por respeto, y porque no quiero que se puedan crear confusiones con el dinero. Él quiere hacer un ingreso… y le indico cómo debe realizarlo.
El señor, a su ritmo, consigue introducir la cantidad a ingresar y termina de hacer la gestión mientras yo le digo donde tiene que tocar para zanjarla. Termina, nos retiramos del cajero para qué pase la siguiente persona, y me da las gracias….Le digo que no se preocupe, que ha sido un placer, y antes de marcharme, introduce la mano en el bolsillo de su chaqueta, saca la cartera y me ofrece un billete de diez euros.
Yo no doy crédito, me asombro y le digo que de ningún modo, por favor. El pobre hombre me dice que….le gustaría agradecérmelo y que me tomara un desayuno a su salud. Le doy las gracias, pero que en ningún caso lo voy a aceptar. Lo guarda y me vuelve a agradecer, y yo a él. Nos despedimos, y me queda un sentimiento de pena por este señor y por todos los mayores (recuerdo que son nuestros padres y abuelos que han hecho el país que tenemos) que se están viendo solos frente a este monstruo de la tecnología, que cada vez más nos está convirtiendo en seres sin alma ni compasión.
Esta terrible imagen se da en bancos, pero también en la asistencia médica, en hacienda, en la seguridad social, en ayuntamientos….personas que han contribuido durante toda una vida a que haya servicios a los que no pueden acceder porque tienen dificultades con la tecnología. No cuesta nada atenderles, y facilitarles un poquito la vida….con todo lo que ellos hicieron por nosotros. Qué triste, muy triste, que no se preocupen por estas personas que lo dieron todo para que nosotros hayamos avanzado tanto tecnológicamente; sin embargo, ahora, cuando más nos necesitan, desaparecemos.
Es vergonzoso lo que están haciendo. Nos sobra tecnología y nos falta HUMANIDAD. Deshumanizándonos. El gobierno debe tomar medidas urgentes. No se puede despreciar de esta manera a quienes han sido clientes toda su vida de esos bancos.
Buen apunte… sí, es vergonzoso…
NOS SEPARAN, AISLAN…EL Sálvese quien pueda” …ES LA AGENDA DEL Nuevo Ørden Mundial QUE SE ESTÅ IMPLEMENTANDO POR LAS Mafias…Y NO SE PUEDE HACER NADA…PENOSO …
Es terrible la falta de empatía y de gratitud hacia los mayores de esta sociedad deshumanizada que hemos construido por someternos sumisamente a la agenda de las élites que manejan el mundo, que no han tenido escrúpulo alguno en apoyarse en unos “avances” tecnológicos que, en gran medida, están siendo utilizados para controlarnos y fomentar el individualismo y la insolidaridad.
Hará cuestión de cuatro años, en la FEVE de Asturias pusieron unas las maquinas expedidoras de billetes, que no admitian dinero fisico y estas a la vez, tenian un software muy complejo. Un dia regresaba de Oviedo y “me encuentro a una anciana asustada mirando la pantalla de la maquina expendedora y sin saber que hacer”.Lo primero que hice, a parte de tranquilizarla, fue utilizar el intercomunicador para ponerme en contacto con incidencias y explicarles que habia una anciana que iba a perder el tren, por que la maquina expendedora, ella no la entiende y para mas inri, no puede pagar el billete, por que “la maquina no admite dinero efectivo”, tardaron en responder, pero al final, no les quedo mas remedio que abrir el torno. De regreso a casa voy pensando que estas maquinas tan complejas, van a joder a mas de un anciano, contacto telefonicamente con las oficinas de FEVE, me atiende una mujer y le explico la experiencia vivida con la anciana y que mucha gente mayor va a perder el tren ” Si o SI ” por culpa de la “puta maquina”. Ellos se escudan en el orden jerartico, para diluir sus responsabilidades y incompetencias, después de explicarles la situación acaecida, pienso que ellos, no van hacer nada y me planteo, tomar mas medidas, una de la medidas tomadas y la mas acertada, es ponerme en contacto telefonicamente con una asociación de mayores, la mas grande de Asturias y me atiende la secretaria de la organización, le explico todo lo ocurrido con la anciana y también le comunico; que “muchos ancianos van a ser discriminados por unas maquinas, que ellos no entienden”, la actitud de la secretaria, me dejo muy claro, que esto no iba a quedar asi, pues ella me dijo, que iban a poner una reclamación por escrito a RENFE- FEVE y otra a la Conserjeria de Transportes del Principado de Asturias. A la semana siguiente FEVE tomo medidas; puso un taquillero por las mañanas, de lunes a viernes y cuando se va el taquillero, los tornos se quedan abiertos.
P.D. A nuestros nuestros mayores se lo debemos todo, y no debemos permitir estos abusos, ni ninguno.
Esta historia del “cajero, anciano y buen samaritano” me recuerda al peliculón (que recomiendo encarecidamente) Yo, Daniel Blake, del director Ken Loach (película de 2016). Fiel reflejo del brutal mundo en que vivimos en la actualidad..