Los CDC demuestran que Milton Friedman tenía nuevamente la razón
La moratoria “temporal” de desalojo de la agencia es una bomba de tiempo que se hace más grande con cada retraso. No me gusta decir “te lo dije”. Bueno, en realidad, sí me gusta mucho decir “te lo dije”. Y, cuando se trata del Centro para el Control de Enfermedades y sus ansias de poder durante la pandemia, sí que te lo dije.
En septiembre de 2020, escribí en la Fundación para la Educación Económica (FEE) que, “Desde los poderes draconianos de confinamientos hasta la toma del control del mercado de la vivienda de alquiler, es extremadamente improbable que nuestros funcionarios públicos cedan toda la autoridad de la cual se han apoderado durante la pandemia”. Ahora estamos viendo cómo se cumple mi predicción en tiempo real.
Bajo la administración de Biden, el CDC acaba de renovar unilateralmente su llamada a la “moratoria de desalojos”. Lo hizo después de que la casi prohibición nacional para el desalojo de inquilinos que no pagan expirara y a pesar de que el Congreso no aprobara ninguna ley para renovarla.
La nueva orden del CDC es algo más limitada que la original, ya que afirma que sólo se aplica a las zonas con “niveles sustanciales y elevadas en la transmisión comunitaria [COVID-19]”. Sin embargo, según los informes, esto se aplica a aproximadamente al 90% de los EE.UU. según la definición de los CDC. La prórroga de dos meses se extenderá ahora hasta el 3 de octubre. (Cuando, presumiblemente, se volverá a presionar para su ampliación).
“La aparición de la variante Delta ha provocado una rápida aceleración de transmisión entre la comunidad en los Estados Unidos, poniendo a más estadounidenses en mayor riesgo, especialmente si no están vacunados”, dijo la Dra. Rochelle Walensky, directora del CDC. “Esta moratoria es lo correcto para mantener a la gente en sus casas y fuera de los entornos de congregación donde se propaga el COVID-19”.
El CDC está renovando esta política, una vez más, a pesar de que el Tribunal Supremo apoyó por muy poco su última reiteración. El juez del Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh escribió específicamente que “sería necesaria una autorización clara y específica por parte del Congreso (a través de una nueva legislación) para que el CDC extendiera la moratoria más allá del 31 de julio”.
Versión corta: El CDC no tiene la autoridad para hacerlo. ¿Y adivinen quién está de acuerdo? El gobierno de Biden. Los funcionarios de la Casa Blanca reconocieron repetidamente que el gobierno federal carece de autoridad constitucional para renovar la orden sin el Congreso.
Pero esta renovación es algo más que un ejemplo de flagrante anarquía y extralimitación gubernamental inconstitucional. Es una ilustración más del principio descrito por Milton Friedman cuando dijo que “nada es tan permanente como un programa gubernamental temporal”.
El economista ganador del Premio Nobel argumentaba que deberíamos desconfiar de las expansiones “temporales” del poder gubernamental, porque la mayoría de las veces se convierten en permanentes, o al menos una parte de la expansión permanece. ¿Por qué? Bueno, como explicó Friedman, los programas “temporales” “establecen un grupo de interés que… hacen lobby para que se continúen”.
Esencialmente, el público consentirá más de lo que haría de otro modo bajo la promesa de que la infracción es temporal. Pero, entonces, la intervención beneficiará tanto a algunas partes claves que lucharán por mantenerla de forma permanente cuando desaparezca el escrutinio público. Esto es exactamente lo que ha sucedido con la disfuncional moratoria de desalojos de la CDC.
Incluso dejando de lado el hecho de que la primera orden era flagrantemente inconstitucional desde el principio, nunca tuvo ningún sentido. Ordenar la paralización de los desalojos, sin compensar a los propietarios, es como aprobar una ley que diga que cualquiera puede entrar en un supermercado, cargar sus carritos con comida y salir sin pagar. La aplicación de esta lógica resquebrajada a los alquileres (como era de esperar) llevó a la bancarrota a muchos propietarios de la clase media y trabajadora y provocó que muchas propiedades en alquiler fueran retiradas del mercado.
La moratoria también ha creado un atraso de $21.000 millones de dólares en alquileres no pagados y millones de desalojos que se producirán cuando se permita que expire -costos que crecen aún más con cada día que se deja de aplicar.
Como predijo Friedman, esto ha creado un fuerte grupo que exige una y otra vez su prórroga, lo que ha provocado la última medida del CDC. Pero incluso dejando a un lado las cuestiones constitucionales, no es factible continuar con esta política para siempre, al igual que no podemos obligar a los supermercados a repartir comida gratis a perpetuidad. Las estanterías se quedarían vacías y también las unidades de alquiler seguirían evaporándose del mercado, dejando en última instancia incluso a los propios inquilinos en peor situación.
La orden del CDC es esencialmente una bomba de tiempo, destinada a explotar y perjudicar a la gente cuando finalmente caduque. Pero el gobierno tiene todos los incentivos para retrasar este daño tanto como sea posible, a pesar de que sólo se hace más perjudicial con cada retraso. El resultado será probablemente una disfunción permanente y a largo plazo, todo gracias a una medida gubernamental “temporal” que ha demostrado ser cualquier cosa menos eso.
El CDC ha creado una debacle absoluta, pero puede haber una pequeña ventaja. Tal vez ahora más estadounidenses entiendan por qué Milton Friedman advirtió tan célebremente al público que fuera escéptico con los programas gubernamentales “temporales”.
Brad Polumbo – fee.org.es