• La opinión de Santi Díaz
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Muchas preguntas y una sola respuesta.

Marzo de 2020, empiezo a escuchar voces alarmantes sobre un virus nuevo; otro virus “de pacotilla” pienso. Los rumores se repiten día tras día allá por donde voy, así que llego a casa y se me ocurre encender la tele en mi casa, después de estar 10 años sin verla, conectándola únicamente, mediante el portátil para ver solamente películas.

Un día y otro escucho lo mismo, mis miedos empiezan a florecer y me preocupo sobre todo por mi hija de 6 años, por entonces, y porque de repente se me obliga a dejar de trabajar y quedarme en casa. Pero mi intuición me intenta decir algo. Del todo mi instinto no termina de creérselo. Casi cuela. Así que me planteo muchas preguntas:

¿Desde cuando un virus se tiene que anunciar en los medios de comunicación 24 horas y 7 dias a la semana para avisarte de que está entre nosotros?
¿Desde cuando hay que hacer una prueba diagnóstica tan insistentemente para saber si tienes dicha enfermedad?
¿Desde cuando tienes que hacerte una segunda prueba para confirmar que estás sano?

¿Y si estás sano, porque tienes que hacer igualmente una cuarentena?
¿Sabes que la PCR se creo en la época del SIDA para descubrir y analizar enfermedades y no para detectar un virus determinado?
¿Te preocupaste alguna vez de contagiar la gripe al prójimo, sabiendo que mata 15.000 personas al año en España?

¿Desde cuando tienen que abrir centros deportivos, pabellones, salas culturales y carpas para atender a los enfermos y vacunar a la población?
¿Desde cuando no se hace en un hospital como se ha hecho durante toda la vida?
¿Desde cuando se realiza una prueba diagnóstica o intervención sin dar información por escrito para su consentimiento??

¿Desde cuando una mascarilla de tela es protectora de un virus que tiene un tamaño nanométrico?
¿Sabes que es la nanometría y a que equivale, comparado con la porosidad de una mascarilla quirúrgica?
¿Desde cuando tienes que llevar una mascarilla si se supone que cuando estás vacunado te inmunizas frente a dicha enfermedad?

¿Desde cuando han tenido que sancionarte para imponer una medida sanitaria, si con la tuberculosis, enfermedad contagiosa que mata a 1.800.000 personas al año, no lo hicieron nunca?
¿Desde cuando un estado de alarma tiene que vulnerar nuestros derechos fundamentales?
¿Sabes la diferencia entre Estado de Derecho, de Alarma, de Sitio y de Excepción?

¿Desde cuando se le llama “negacionista” a una persona que quiere decidir libremente sobre su salud?
¿Sabes que el origen de la palabra “negacionista” tiene sus orígenes poco después del holocausto nazi y se refería a todas las personas que negaron que fue un genocidio?
¿Desde cuando una persona asintomática ha contagiado algo?

¿Sabes el significado de asintomático y de sintomático?
¿Desde cuando un virus se ha visto envuelto en un sin fin de medidas incoherentes y desmesuradas, por una tasa de mortalidad tan baja?
¿Desde cuando a un medico se le expedienta y despide por cumplir fielmente su código deontológico como toca?
¿Te has planteado responder aunque sea alguna de todas estas cuestiones o sencillamente decidiste no utilizar la masa gris en todo este tiempo?

Preguntas y más preguntas y, por mas que quiero, solo me salen preguntas simples que para cualquiera con un poco de sentido común y criterio propio la respuesta sería fácil. Pero respuestas…, respuestas solo tengo una y es la siguiente:

En este país se han quemado más neuronas gritándole al fútbol y viendo la televisión basura, comprada por los partidos políticos, que a causa de la droga. Y es que si alguna vez termina todo esto, llamado “pandemia”, de la manera mas disimulada posible, no tendrás capacidad ni siquiera para ver los goles de tu equipo favorito de fútbol, porque a las muy buenas estarás sentenciado con drogas para mantenerte vivo, pero no de las que gustaban a algunos durante la juventud, no, de esas precisamente no.

Estarás condenado a consumir las drogas farmacológicas que venden los mismos que, indirectamente, mediante el gobierno y su conflicto de intereses, te coaccionaron para vacunarte, bajo medidas absurdas, que tu decidiste acatar, SIN CUESTIONARTE NADA.