• La opinión de Felipe Ugarte, de Urnieta
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No va a ser fácil

Estamos en una encrucijada. La expansión del virus parece que ha copiado a nuestros erráticos e imprevisibles mercados de energías , inmobiliarios, financieros, incluso políticos, esa características. Tras la seguridad de un alud de bienes materiales in crecendo una inestabilidad, variabilidad permanente en el fondo.

Tal situación acaba descolocándonos, y genera una crisis crónica. En la salud, la educación, los mercados, las relaciones… Se implantan restricciones para evitar la expansión de un virus que, como nosotros, parece conocer eso de: “Hecha la ley hecha la trampa”, y muta, como para escapar de nuestro acoso.

Una pregunta que se plantea ante las restricciones que imponen los gobiernos en nombre de la salud, es: por qué no se limitan o impiden el consumo de alcohol, tabaco, azúcar y ciertos componentes que se usan en la elaboración de nuestros alimentos y bebidas, y que, se sabe, causan un enorme gasto sanitario y una gran mortandad.

Deberíamos de valorar también las emisiones de gases tóxicos, los ruidos, los productos químicos que acaban en el agua, ese elemento esencial. Tampoco es muy edificante nuestro modelo financiero especulativo, que consigue superar con creces el milagro de la multiplicación de los panes y peces de Jesús Nazareno. Nuestro modelo acaba no siendo tan ejemplar como un ciego triunfalismo predica, y ha cronificado situaciones degradadas, perversas, como si fuesen lo más natural del mundo.

Bueno, puede que la actual situación nos haga revisarlo todo… ¿O seguiremos programas erráticos de búsqueda y captura del malo, cuando, igual, el malo somos nosotros, y nuestros hábitos? Algún día nos tendremos que mirar en el espejo de lo importante, que, igual, no es el que estamos acostumbrados…