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OPINION

“El Despertar del Sueño” – Yolanda Azkuenaga

  • Escrito por Yolanda Azkuenaga
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El Despertar del Sueño

Me resistía a ver Matrix. Entre otras cosas, porque la ciencia ficción nunca me llamó especialmente la atención o, tal vez, porque de alguna manera percibía que no me dejaría indiferente y haría que me cuestionara cosas sobre la realidad del mundo que vivimos. Y no me equivocaba. Las experiencias vividas y toda la información que, a través de libros, formaciones, viajes y demás medios me ha sido revelada, me han llevado a afirmar que los tiempos que vivimos se asemejan más al distópico mundo de Matrix de lo que jamás hubiera podido imaginar.

Al igual que en la película, los seres humanos estamos totalmente inmersos en un profundo sueño del que no hemos despertado aún. Y aunque cada vez hay más personas despiertas, gran parte de la humanidad todavía sigue anclada a un sistema jerárquico y piramidal de unas élites que utilizan el miedo y el control como herramienta de sometimiento y de esclavitud. De manera que, el despertar del sueño y, metafóricamente hablando, optar por la píldora roja, supone conocer la verdad por muy inquietante que parezca, o elegir la azul y permanecer en la ignorancia; por lo tanto, escoger la pastilla roja significa dejar atrás esa realidad impuesta y aprendida. Una realidad que es el resultado de una proyección mental y, que depende, de cómo percibimos la realidad a través de los sentidos. Y en esa percepción, no solo influyen las experiencias vividas, también influyen los programas heredados que fuimos almacenando en el inconsciente colectivo y en el individual: el sistema educativo, el alimentario, el financiero, las religiones, los medios de comunicación, el sistema sanitario y el político, son las grandes estructuras de adoctrinamiento que las élites utiliza para la implantación de esos programas y, por consiguiente, de esas creencias.

De modo que, ese despertar, supone dejar atrás muchas cosas, entre ellas, soltar gran parte de esas creencias que desde niños nos han sido implantadas, y comenzar un camino de autoconocimiento -un tanto incierto por momentos- donde lo que formaba parte de una gran verdad se desvanece para comenzar a vivir de una manera más consciente y acorde con el sentir más elevado de la existencia. Así que no es de extrañar que la mente se resista a ese gran cambio, ya que, una vez comienza el apasionante viaje hacia lo desconocido, no hay vuelta atrás. En definitivas cuentas, se pone en marcha el engranaje hacia la búsqueda de la verdad y hacia la aceptación de lo que somos en realidad. No solo la aceptación de los miedos, los juicios, las inseguridades o de la parte más miserable y mezquina de nuestra sombra, también de lo que somos en su forma más elevada, sutil y genuina.

Por consiguiente, ese despertar únicamente es posible cuando se adquiere un mayor nivel de conciencia y se transciende el mundo de la ilusión; y para ello, es de suma importancia la figura del observador. Ser ese testigo que desde el silencio contempla tanto la realidad interna del ego, las creencias, las emociones y los pensamientos, como la externa; ya que, sin esa observación, no puede darse el cuestionamiento de esos programas y, por ende, nos convierte en actores dormidos incapaces de actuar ante los condicionamientos políticos y sociales, y ante el adoctrinamiento de todas esas estructuras mencionadas anteriormente.

En esto reside la explicación de que haya tanta gente que se muestre impasible e incapaz de reaccionar ante, posiblemente, el engaño más evidente de la historia: el ego no les permite aceptar que hemos sido estafados, ya que supone el desmoronamiento de su sistema de creencias y tener que hacerle frente a todo lo que eso conlleva.

Para adquirir un mayor conocimiento de lo que somos y hacia donde nos dirigimos como humanidad, considero interesante indagar sobre las dos antiguas civilizaciones que nos precedieron: Lemuria, también conocida como Mu, y Atlántida. Y más interesante aún, desprendernos de la venda de los ojos y pasar a formar parte de esas semillas creadoras de una nueva humanidad que se vislumbra y que comienza a asomarse, y a vivir más conectada a su corazón y a una conciencia más elevada. Y es que, este modelo de vida un tanto rancio y obsoleto, ya no da para más.

Yolanda Azkuenaga

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Ed
Ed
2 años

Artículo muy valiente haciendo un referencia al verdadero conocimiento de antiguas civilizaciones. De forma elegante invita a la reflexión … que falta hace con el lavado de cerebro que hacen en el “sistema educativo” donde tienen a los buenos profesores saturados con trámites burocráticos, en vez de poder centrarse en lo que de verdad deberían hacer, enseñar!
Como siempre, en la línea, otra BUENA publicación !!!
Enhorabuena a la autora!

Mentores Cósmicos

Muy bueno Yolanda! me encanta lo que escribes! no te detengas!

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