• Escrito por Aitziber Mondéjar
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LA SOCIEDAD DE LOS ACONTECIMIENTOS MEDIÁTICOS

Si hiciésemos un sondeo en nuestro entorno, a personas de una cierta edad, sobre cuáles han sido los acontecimientos más importantes de los últimos 50 años, se repetirían sin duda dos eventos: la llegada a la Luna y el 11S. Los más jóvenes añadirán a este listado la situación que vivimos en la actualidad. La lista se irá reconfigurando, pero no será de forma casual.

En 1969 medio mundo presenció en la TV o escuchó en radio un relato que decía que el hombre había pisado la Luna por primera vez y que eso era un gran paso para la humanidad. No dejaron claro qué quería decir eso. La carrera espacial era una batalla que se libraba entre los dos protagonistas de la Guerra Fría: EEUU y la URSS. EEUU se convertía así en el vencedor moral de aquella guerra que terminaría 20 años después.

Oficialmente hubo 6 viajes a la Luna. Supuestamente solo fueron a recoger piedrecitas y otras sesudas investigaciones científicas. Algunos creen que aquel acontecimiento no sucedió. Kubrick se atribuyó la creación de las imágenes que dieron la vuelta al mundo. Yo creo que los viajes a la Luna han sucedido, pero no de la manera que nos contaron, ni con las imágenes que nos vendieron. Probablemente lo que vimos fue el escenario de Kubrick. El resto no lo hemos visto, ni lo veremos. ¿Qué sabemos realmente de lo que sucedió allí?

Solo sabemos las consecuencias que tuvo: ese acontecimiento supuso un cambio en la forma de entender la vida y el mundo. No fue un cambio fortuito ni natural, fue la construcción de un relato que nos decía que existía un país superior a los demás (EEUU) y sus valores debían ser el faro de Alejandría al que todos nos debíamos orientar, enfocándonos hacia el desarrollo de la tecnología, obsesionados con la conquista del universo, porque el planeta tierra ya estaba conquistado para beneficio casi exclusivo de EEUU. En ese momento comenzaba la hegemonía absoluta del país norteamericano: ellos construían el guión y los demás seguíamos sus pasos.

En 2001 se produjo otra gran escenificación, mucho más sofisticada, porque, desde la llegada a la Luna, la industria cinematográfica había hecho sus muchos avances. Nuevamente, el hecho no se puede negar: las dos grandes torres, símbolo de poder económico de EEUU, cayeron. El cómo y el quién lo provocó es lo que ha sido motivo de controversia. A la par que las imágenes, se nos vendió un discurso oficial, con pelos y señales, de lo que había sucedido y de lo que debíamos creer, aunque no se sostenía por ningún lado.

El líder hegemónico mundial se deshacía así de sus enemigos, al más puro estilo de Marvel, y en su defensa a ultranza de sus valores “democráticos”, que se pueden resumir con la ley del embudo (lo ancho para mí, lo estrecho para los demás), legitimaba sistemas de destrucción y control a nivel mundial, que de otra manera no se habrían podido justificar. Todos los líderes del mundo tenían que salir en sus medios de comunicación y declarar públicamente de parte de quién estaban: el super héroe de Marvel o los villanos recién inventados. Era una especie de reconocimiento de servidumbre al poder absoluto de EEUU, y quien no lo aceptaba entraba en el saco de los enemigos que había que vencer: guerras, ocupaciones, derrocamiento de líderes contrarios al discurso oficial fueron rellenando el saco del super héroe.

Mientras tanto, nuestras instituciones se plegaban al nuevo discurso, que no se podía cuestionar, ni se puede cuestionar a día de hoy en ninguna parte. Colegios, institutos, medios de comunicación, universidades… han basado su explicación del panorama internacional y han justificado los últimos sistemas de sometimiento y control de la población en esa historia ficcionada de la realidad.

La película de las torres gemelas ha sido el mayor éxito de taquilla de la industria de Hollywood, en toda su historia. Pero la industria no para, hay que seguir inventado.

La última super producción ha sido en 2019. ¡Qué voy a contar que no sepamos ya! Quizás podría deciros, que de la misma forma que los largometrajes han pasado de moda, para dar lugar a las series, también en el escenario cinematográfico internacional se está utilizando el formato seriado para construir los nuevos acontecimientos mediáticos.

Capítulo 1.- “China y sus pangolines asesinos”. El nuevo líder mundial se presenta al mundo, con su nuevo estilo y forma de actuar: el estilo totalitario sin complejos. La fiesta de 15 del Nuevo Orden Mundial (su presentación oficial en sociedad) está en la parrilla de salida.

Capítulo 2 y sucesivos.- “Que sí, que no, que caiga un chaparrón”. Consiste en marear a la población hasta que se les derrita el cerebro, al más puro estilo de las telenovelas malas, donde los sucesos van y vienen sin mucho fundamento: que no sabemos lo que ha pasado, que sí sabemos, que sabemos a ratos, que tenemos la solución, que no la tenemos, que viene la mutación, que estamos trabajando en ello, que existen unos malvados, que no sabemos qué nombre ponerles, que perro-flauta no cuaja como nombre, es muy genérico, que los vamos a llamar negacionistas, que Bill se ha aburrido de ser el protagonista, que Bill y Melinda se separen y le buscamos un sustituto, que seguimos acumulando expertos en tomarnos el pelo…

Estas narrativas mundiales nos colocan siempre en el lugar de los espectadores, a la expectativa del siguiente capítulo, sin mover un dedo, como rana que está siendo calentada en el agua, sin darse cuenta, hasta que llega el punto de ebullición y ya no puede saltar para escapar de la cazuela.

Hollywood se ha convertido no solo en LA INDUSTRIA DEL CINE, sino también en la guionista oficial de la Historia. Pero no somos espectadores, somos co-guionistas y actores de nuestras propias películas y no solo podemos, sino que también debemos decidir qué papel queremos jugar en ella. La historia de ficción la construyen en Hollywood y la distribuyen por todo el planeta, pero la historia real la construimos nosotros con cada una de nuestras decisiones, en el día a día, que es lo que realmente importa.