• La opinión de Yolanda Azkuenaga, colaboradora habitual de #EuskalNews
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Del bozal a un mundo bicolor

Vivimos en un mundo de apariencias, falsedades, y de conflictos por doquier. Los bombardeos mediáticos a los que estamos expuestos día tras día junto a la falta de valores y de principios de una sociedad sesgada por la ignorancia, la cobardía y la falta de criterio, han sido el caldo de cultivo perfecto para la toma de control de una mafia que mueve los hilos de todos esos títeres sin cabeza que dicen ser nuestros gobernantes.

Se resisten a aceptar que tienen los días contados y persisten en morir matando, creando caos, pánico y sufrimiento ya sea mediante ficticias pandemias, guerras o lo que sea que tengan programado en sus agitadas agendas. Hasta hace apenas un mes, los focos mediáticos estaban en las variantes de un virus letal que de la noche a la mañana se lo ha tragado la tierra. Los medios propagandistas tratan de disipar las consecuencias de la dictadura sanitaria llamada pandemia, como si se tratara de tomarse un ibuprofeno para acabar con la resaca de una noche excesiva de alcohol.

Ahora, todas las miradas están en Rusia y Ucrania, demonizando a Putin y endiosando a Zelensky. El mundo, repentinamente, se ha vuelto bicolor, se ha teñido de azul y de amarillo y se ha vestido con banderas ucranianas por aquí y por allá: en las pantallas de pago del metro, en los estados del Whatsapp y hasta en la Cibeles. Huele a globalismo que apesta. Pero lo peor, es que la ceguera colectiva sigue bailando al son que más conviene, jugando a ser héroes empáticos y solidarios que simulan enterarse de algo, sin percatarse absolutamente de nada. Las víctimas dependiendo de donde vengan cuentan más o cuentan menos, y los verdugos que aprietan el gatillo, son los salvadores o los villanos según la narrativa del cuento. Mientras tanto, sube el pan, aumenta el circo y gran parte de la humanidad continua en profundo letargo.