Escrito por José Miguel Ruiz Valls

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LOS ÚLTIMOS REPTILIANOS

Si algo ha evidenciado la muerte de “la reina reptiliana” es que los reptilianos, ni son tan longevos, ni tienen una ciencia tan “adelantada”, como muchos creían. Nadie pudo fabricarle órganos de repuesto. Murió y punto, como muere cualquier hijo de vecino; a una edad avanzada, es cierto, pero eso puede explicarlo el hecho de que no estaba muy machacada por el trabajo.

Los reptilianos siempre han vivido junto a nosotros aunque no revueltos. Son una raza aparte, por voluntad propia. Habitan en nuestras ciudades pero en barrios cerrados por ellos mismos. Ese “aparheid” ha ido alimentando el misterio y tal vez por eso hay quién afirma que son extraterrestres. En realidad son los humanos menos evolucionados, los que utilizan, casi exclusivamente, el cerebro reptiliano; los que actúan por instinto, los que aún no han superado la bestialidad.

Ellos son tan humanos como nosotros pero no piensan nunca en “nosotros”, solo saben ver el “yo”: Tienen las mismas condiciones, las mismas aptitudes, pero apenas han aprendido a utilizar un poco el sistema límbico y  nada el neocórtex (la parte más “moderna” del cerebro). Son muy supersticiosos: Su pasatiempos favorito es hacer cábalas, adivinar el futuro y fabricar ese futuro, para luego vanagloriarse de acertar en sus adivinanzas. Sin ir más lejos, están fabricando, ahora mismo, el apocalipsis que “adivinaron” hace cientos de años.

No han faltado maestros valientes que se han prestado a enseñarles a utilizar esa parte del cerebro no instintiva (La mayor parte), aún arriesgando el tipo (Jesús fue uno de ellos). ¿Acaso no somos todos bestias? Sí, pero no solo eso. Se puede domar a la bestia. Se puede uno oponer, imponer al instinto, superarlo, trascenderlo. Eso enseñaba Jesús, y también Buda, y Sócrates, y Tolstoi (El Reino de Dios está dentro de vosotros) y tantos otros.

Cuando tu instinto te diga “Coge”, no cojas; cuando te diga “No des”, haz lo contrario, y “da”. Si lo logras ¿No es porque eres libre? Los reptilianos están acostumbrados a coger instintivamente; no conocen la libertad. Cuando hacen ese pequeño experimento, y la descubren, dejan de comportarse como lagartos y dejan de parecerlo.

José Miguel Ruiz Valls

Aprovecho para desear “Feliz Navidad” a todos aquellos que tienen la paciencia necesaria para leerme.