• Escrito por Jon Ander Etxebarria, ex Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi
• Enlace a su blog: El Dato Mata el Relato

La salida del relato es igual de distópica que su inicio

Si consideramos cierto este relato del oficialismo, entonces habría que culpabilizar a los profesionales sanitarios y a los políticos por haber sido absolutamente negligentes y haber provocado con estas medicaciones efectos adversos de gravedad durante todos estos años, motivo más que suficiente para exigirles responsabilidades.

El discurso oficial pandémico, al igual que en el inicio del relato, sigue con su distopía y su falta de criterio y sentido común, y con ello, está retratando a todos los partidos políticos y en el caso de Euskal Herria, en especial, a PNV y EHBildu, siendo, como fue en el inicio de la pandemia, los medios de comunicación los tanques de inoculación del virus neuronal en la población para ahora ir, poco a poco, haciéndoles interiorizar la salida del relato como si las inoculaciones hubiesen sido el “santo grial”, pero olvidándose, de investigar los efectos adversos y fallecidos por las mismas, y, lo que, todavía es más grave, no haciendo una mínima reflexión, sobre un medicamento que se pone en el mercado y, que está generando más fallecidos por esa enfermedad que cuando no existía el mismo, ¿dónde está esa profesionalidad periodística, para no plantearse, como mínimo, que ese medicamento no ha servido, y que hay que retirarlo?

En este momento, según datos del Gobierno Vasco, solo se están haciendo test de PCR a las personas mayores de 60 años y, claro, eso significa que tenemos menos fallecidos por/con covid, que cuando se hacían test de PCR de manera exagerada a toda la población. Esto conllevaba tener más positivos debido a su correspondiente correlación con la Incidencia Acumulada y, por lo tanto, con los fallecidos por/con covid por haber dado positivo, aunque el fallecimiento fuese por cualquier otra patología.

Toda esta estrategia está diseñada para ir saliendo del relato de la pandemia, y, con ello, decirnos que han sido las inoculaciones las que han conseguido controlar la enfermedad, cuando la realidad es que ha sido, precisamente, el poco porcentaje de cuarta inoculación la causante de esta bajada de fallecidos por/con covid, junto con la bajada drástica de test de PCR, que, como he dicho, en la actualidad, sólo se hacen a personas mayores de 60 años; es decir, las de menor edad no son susceptibles de coger el virus porque su porcentaje de inoculación en este momento está por debajo del 15%.

Si considerásemos que este relato del oficialismo fuese coherente, entonces ¿cuál es la razón para no declarar acabada la pandemia, si ya a una gran parte de la población no se le hace test de PCR?, ¿si seguimos en pandemia, no se deberían mantener, en base a su relato, los niveles de control de los test de PCR en toda la población?. Todo esto lo que demuestra es que ni ellos creen en la pandemia ni creen en los test de PCR; sólo les ha servido para utilizarlo como herramienta y pasar de esa distopía inicial a esta distopía final.

Otro elemento que están utilizando en el final del relato distópico es la de difundir, en este momento, que determinados medicamentos (frenadol, nolotil, paracetamol, ibuprofeno, etc) que se han recetado de forma regular durante muchos años, pueden producir efectos secundarios, ¡que casualidad!, coincidentes con los efectos secundarios de las inoculaciones; es decir, queriendo enmascarar lo que realmente está ocasionando la vacuna.

Si, de nuevo, consideramos cierto este relato del oficialismo, entonces habría que culpabilizar a los profesionales sanitarios y a los políticos por haber sido absolutamente negligentes y haber provocado con estas medicaciones efectos adversos de gravedad durante todos estos años, motivo más que suficiente para exigirles responsabilidades.

Uniendo esta distopía del relato y política, en el caso concreto de Euskal Herria, habría que decirles, sobre todo a PNV y a EHBildu, en lo que a la soberanía se refiere, que ni en un inicio de la pandemia fueron capaces de ejercer una verdadera soberanía en el aspecto sanitario, cuando las competencias están transferidas, ni en el final pandémico están siendo capaces de ejercerla, pues su posicionamiento no les lleva a declarar que, por su parte, la pandemia ha terminado.

Del PNV no me extraña ese sometimiento y miedo escénico a ejercer la soberanía, ya que su posición es de total hipocresía, utilizando este concepto solo en el día del partido, para cultivar las ya cada vez más escasas bases independentistas que tienen los jeltzales.

Si nos referimos a EHBildu, su giro es de un calibre importante. Por una parte, intenta imitar a los jeltzales en su mercadeo con el gobierno central, negociando migajas, aunque ellos crean que son grandes triunfos, llegando a paralizar la modificación, (porque en ningún caso han conseguido derogación de ley alguna), de la “Ley Mordaza”, siendo casualidad que esta ley y, a punto de acabar la legislatura, todavía no la han derogado, estando en este momento oponiéndose a una modificación, que es cierto, que es ”light”,al igual que otras leyes en las que si han dado el visto bueno, pero, coincidiendo, curiosamente, en este caso, con lo que realmente quiere la ultraderecha que es, que no se derogue, ni se modifique de forma alguna esta “Ley Mordaza”. Llevamos toda la legislatura oyendo que jamás se unirían a los intereses del trifachito, pero, casualidad, en esta ley no se ha contemplado esa premisa al diferencia a como se ha hecho con otras leyes, por ejemplo la reforma laboral, incluso teniendo un papel firmado el Sr.Otegi, de que a cambio de su apoyo al estado de alarma (que significó conculcación de derechos y libertades) se derogaría esta ley, cuando la realidad es que lo que se ha hecho es también una modificación “light”. Decir que con esta “Ley Mordaza”, los jeltzales y su gobierno la han aplicado de forma cicatera durante esta pandemia, y, mientras tanto, EHBildu no ha realizado protesta alguna de que se haya aplicado de esa manera, cuando además se acordó, en su momento, en el Parlamento de Gasteiz, que no se aplicaría en su toda su extensión, por considerarla una ley antidemocrática.

Y por otra parte, en lo que a soberanía se refiere, se pliega a lo que dicta un partido catalán como ERC, que lo que ha conseguido es cargarse el soberanismo en Catalunya, siendo esa misma deriva la que lleva EHBildu en Euskal Herria, ya que si no se respetan derechos y libertades, no se respeta la soberanía de un pueblo.

Al inicio de la pandemia, los partidos soberanistas (PNV y EHBildu) no ejercieron una política sanitaria diferente, más cercana a otros países del norte de Europa, donde no se utilizaron posicionamientos de restricción de los derechos y libertades, obteniendo mejores resultados sanitarios. Y en este momento, al final de la pandemia, vuelven a demostrarnos que no creen en la soberanía, al no ser capaces de terminar con ella.

Sres del PNV, Sres de EHBildu, Sres profesionales sanitarios, Vds tienen mayoría política y conocimiento profesional suficiente para tomar la decisión de terminar con este relato distópico de la pandemia. Acaben de una vez con esta distopía pandémica.