Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo, divulgador científico, director y guionista de cine documental, escritor y profesor en la Universidad Complutense (Madrid)

BIÓLOGOS Y MÉDICOS

Hay una explicación que creo pertinente para que se entiendan bien algunos conceptos. Cuando la gente lee “doctor” delante de alguien que habla de virus, cáncer, vacunas, microorganismos y otras cuestiones relacionadas con la salud, sistemáticamente infiere que se trata de un “médico”, pero muchas veces es un biólogo. Doctor es quien hizo un doctorado, que puede ocupar años de investigación. Un doctorado puede ser en periodismo, en historia, en filosofía o en biología.

Es una profunda injusticia histórica que a los licenciados en Medicina se les regale el título de Doctor solo con graduarse, son los únicos con los que se hace. Los biólogos debemos hacer un doctorado si queremos tener un Dr. antes de nuestro nombre, e insisto, puede costar más años que la carrera.

Esto hace que la población en general en 2020 volviera la cara hacia sus médicos conocidos para preguntarles qué pasaba con ese “virus” sin saber que no son parte de su preparación, salvo que los estudien por su cuenta. Es decir, a priori un médico sabe de microbios casi nada, porque su disciplina se concentra en las enfermedades que se supone que producen, pero no en ellos.

Es igual que un médico que te cura de forma excelente de las heridas producidas por el ataque de un león, no tiene porqué ser un experto en felinos, no tiene que conocer la biología de los leones, le basta saber cómo salvar la vida de su paciente.

Por tanto, cuando en 2020 todas las personas del mundo les preguntaron a sus familiares médicos, amigos médicos y médicos de cabecera qué era un león, dónde viven los leones, cómo se reproducen los leones, cómo cazan los leones y si los leones son peligrosos o cómo librarse de ellos, todos esos médicos debieron decirles “no lo sé, pregunta a un biólogo”. Sin embargo la mayoría no tuvieron esa honradez y respondieron transfundiendo sus creencias en los protocolos a sus consultantes. Es decir, ellos lo creían porque se lo dijeron en la OMS, en Sanidad… en realidad políticos o científicos politizados, y le dieron el certificado de su afirmación a algo que en realidad no conocían por sí mismos, solo “estaban convencidos” de ello y se lo transmitieron a sus propios padres, hijos y amigos, que los creyeron a pies juntillas porque ¡son médicos! y a muchos les ha costado la vida. Debieron ser más humildes y no poner la mano en el fuego con algo que en realidad no habían estudiado nunca; porque un microbio y la enfermedad que se supone que produce son dos cosas distintas. Una la estudian los biólogos y la otra los médicos, por eso unos son científicos y los otros son técnicos. En realidad existe otra palabra que casi nadie usa en español pero que por ahí fuera es mucho más justa, se trata de BIOMEDICINA.

Esto no quiere decir que los biólogos, con sus distintos nombres (otro problema, esa sinonimia que confunde) y su complejo de inferioridad, jueguen a parecer médicos cuando consiguen su Dr. y trabajan con bata blanca. Si cada uno hubiera hablado de lo suyo, la plandemia no habría funcionado. Pero ¿quién conoce a un biólogo al que consultar? Nadie va al “biólogo de guardia”, ni tiene un “biólogo de cabecera”, y si conoce a alguno seguramente trabajará con hormigas, delfines o en un laboratorio donde no hay pacientes.

Millones de médicos respondieron “sí, vacúnate, yo lo hice, es seguro y efectivo” porque lo creían, pero en realidad no estaban siendo del todo sinceros pues deberían haber respondido “yo lo creo, pero no lo he investigado”.

Por eso es tan importante el llamado del Dr en biología Suckarit Bandhi, porque exhorta a los médicos a que SE FORMEN y asuman su responsabilidad como eslabón vinculante entre los biólogos que investigan y los pacientes que se inoculan. En medio solo están ellos y la OMS que miente.

Un médico responsable, visto lo visto, tiene en 2023 la obligación moral de investigar qué hay de cierto en todo esto y no conformarse con seguir los protocolos de organismos financiados por fortunas privadas ligadas a la industria farmacéutica.

Ya no vale decir que no lo sabían, son tres años de evidencias y muertes, basta con buscar a los biólogos como el Prof. Dr. Sucharit Bhakdi y a los miles de médicos que ya se han formado antes que ellos, que son ahora mismo los adalides luchadores en primera fila, escuchen a sus colegas documentados. Es tiempo de actuar, se nos acaba el tiempo. Un aullido