Escrito por Fernando López-Mirones, biólogo, divulgador científico, director y guionista de cine documental, escritor y profesor en la Universidad Complutense (Madrid)

TODAS LAS TRIBUS

Resetear nuestras tendencias políticas previas a 2020 supone un esfuerzo personal que cada cual puede hacer si lo desea. Observo que, a la mínima presión, volvemos al carrilito de los prejuicios viejos. Es importante interiorizar que estamos en una fase diferente, que hemos pasado pantalla. Además, les aseguro, es reconfortante liberarse de prejuicios políticos de toda una vida.

Ahora estamos en una confrontación titánica contra los mayores poderes globales que jamás existieron en la historia, los cuales pretenden modificar incluso nuestro ADN, con fines de control de la humanidad. Esto es demasiado serio como para volver a memeces de otros siglos; tenemos que desprendernos de filias y fobias previas, pero de una forma constructiva.

La neutralidad política no significa ignorar a los partidos, no mencionarlos ni hablar de sus propuestas; tampoco se trata de ocultar nuestros pensamientos al respecto para no ofender a otros, así volveríamos a caer en la trampa. En mi opinión es algo muy distinto; es surfear las olas políticas eligiendo las que favorezcan a la lucha contra la Agenda 2030, el Globalitarismo, el NOM y el gran reseteo. Los enemigos de eso son nuestros amigos, vengan de donde vengan. Otra cosa es que alguien nos quiera engañar, puede ser, pero lo denunciaremos cuando lo veamos.

Por tanto no hay que rasgarse las vestiduras si un partido es anti agenda pero nos da resquemor porque no coincide con nuestra ideología prepandémica; estamos en otra guerra ¿recuerdan?

Los enemigos de la Agenda son nuestros amigos, o al menos nuestros aliados temporalmente, vengan de donde vengan. Es muy romántica la idea de salirse de todo y volver al paleolítico, pero a mi juicio, jamás funcionará. La única forma de cambiar las cosas es tomando las instituciones desde dentro, arrasando con la opinión pública y la masa crítica. No paro de explicar que es lo único a lo que temen, necesitan engañar a la mitad de la humanidad, si no lo consiguen, nunca ganarán.

Conocen nuestra opinión a tiempo real gracias a que todos llevamos en el bolsillo un micro y una cámara 24 horas al día. El antídoto anti Agenda es convencer, convencer y convencer. Toda fobia a un partido o a otro es una estrategia de división que quieren promocionar. Cuanto más denosten a alguno, significa que les es incómodo, y lo que les es incómodo a ellos nos favorece a nosotros.

No tengamos miedo a decir que este partido o el otro al menos se declaran anti agenda. No podemos ignorar el contexto político social en el cual vivimos. Las leyes las cambia el poder, por eso hay que CONQUISTARLO.

Cómo hacerlo es motivo de debate sereno, hagamos ese debate. Pero para ello hemos de resetear nuestras ideologías previas y prescindir de ellas, convertirnos en megatolerantes hasta entender que nuestros nuevos amigos son gente a la cual antes de 2020 hubiéramos considerado oponentes y hasta enemigos.

Nos engañaron, nos engañan, pero tratamos de que esto termine. Si a la mínima volvemos a dividirnos en fachas, progres y anarquistas, seguiremos dominados.

Todo lo que nos permita avanzar es bueno, venga de donde venga. Comprendo que muchos de vosotros siempre fuisteis de eso que se llamaba izquierdas, y que ahora es difícil adaptarse a según qué cosas de las que siempre habíais renegado, pero lo cierto, lo que vemos, es que la ideología woke, la que defiende la Agenda y el NOM, ha utilizado a la izquierda sincera desvirtuándola, la ha parasitado hasta fundirla consigo, de tal forma que ser antiglobalista y de “izquierdas” es un conflicto interno incompatible. La única solución es salirse de esos viejos clichés, hacer un backup y decidir que cada uno somos soberanos, ya no de estos o de aquellos, hemos hecho un master de tres años en ser disidentes, sabemos disidir, disidamos de nuestro yo anterior asumiendo que ya no somos los mismos, que nunca imaginamos que desearíamos que Djokovic ganara a un español, todo ha cambiado.

Los viejos estereotipos que utilizaron para dominarnos, todas esas cookies ideológicas que nos instalaron para mantenernos peleados, deben ser extirpadas de nuestras mentes para que pueda entrar la nueva ideología humanista, que ya no es de derechas ni de izquierdas, en realidad tiene un poco de ambas.

Por tanto, sin complejos, podemos hablar y debatir sobre unos y otros sin insultarnos entre nosotros, porque nuestro objetivo común es mucho mayor que las diferencias obsoletas. La transversalidad del negacionismo es su mayor potencial, es algo extraordinario e impensable en 2019.

Hagamos el esfuerzo personal de abrir puertas y ventanas para ventilar nuestra cabeza, sacar los muebles viejos, y repensar lo que nos puede hacer triunfar más allá de viejos fantasmas. Para ganar necesitamos a todas las tribus. Un aullido.

Fernando López-Mirones