PARA SALVAR LA VIDA

¡Hemos ganado! No tanto porque seamos muy lumbreras, los irreductibles galos, sino porque los “fans” del imperio “se pasaron tres pueblos”. Desde que permitieron que les metieran la maldita pócima en el cuerpo, era cuestión de tiempo que se rindieran a lo evidente; y lo evidente es que, cada día, ven caer a alguien conocido. ¿Acaso no fueron los chinos los que inventaron la tortura “gota a gota”? ¿Cuántas gotas le tienen que caer, a uno, en la frente, para que se ponga a gritar?

José Manuel Sánchez Fornet lo sabe. Él ha hecho público su grito en OKDiario (Un medio al que pocos tacharían de anti-sistema). -¿De qué estamos muriendo?- Se pregunta. No dice “están”, no habla de otros; dice “estamos”, se incluye en el grupo de “los que estamos muriendo”. Es el grito desesperado de alguien que se percibe como un moribundo, al unir en su mente el hecho de que se vacunó, y el hecho de ver caer, cada día, a alguien conocido; alguien que, como él, se acostó muchas veces pensando -¿Me levantaré mañana?- Muchas veces son muchas gotas.

-¿De qué estamos muriendo?- Pregunta el articulista de OKDiario. ¿Quién puede responder a eso? ¿No están informando, cada día, de nuevos “efectos adversos”, los mismos medios untados por el sistema? Si se descubren hoy nuevos efectos ¿No es porque se desconocían ayer? Si se descubren nuevos efectos mañana ¿Cómo podríamos evitarlos hoy? ¿Cómo pudo autorizarse la inoculación de una sustancia de efectos desconocidos y, por tanto, imprevisibles? ¿Cuántos efectos adversos quedan por descubrir? Los descubiertos ya son muchos, muchas gotas.

Hemos ganado esta guerra, como ganamos, en su día, la de la “gripe A”. La verdad es que, luchar en el bando de la verdad es luchar con ventaja, pues se puede engañar a todo el mundo pero no todo el tiempo. Aquella vez fueron Iñaki Gabilondo y Cuatro los que validaron nuestra victoria, esta vez han sido José Manuel y OKDiario. A todos nos llega, tarde o temprano, el momento de darnos cuenta de que la vida vale más que todo el dinero del mundo. ¿No es eso “despertar”?

Por suerte, José Manuel ya sabe de la existencia del dióxido de cloro (También lo dice en su texto) y tiene una oportunidad de desinfectarse con un gran desinfectante. El diablo es testigo de que intentó entretenerse, pensar en otra cosa, aguantar; pero el goteo es implacable: Las muertes “por causa desconocida”, el exceso de mortalidad… Son muchas gotas y muchas gotas forman tormenta.

Así pues, los irreductibles galos ya podemos ir pensando en el banquete de la última viñeta. Nos lo merecemos, después de dos años largos batallando. Hicimos lo que pudimos para minimizar las bajas, también las del otro bando: informando, regalando dióxido, incluso a los policías que nos apaleaban ¿No demostramos con eso que el amor existe? ¿No fuimos capaces de ofrecer la otra mejilla? ¿Se puede ser más valiente? Unos nos escucharon, otros nos censuraron (No hace ni una semana que Blogger eliminó una entrada, del blog de mi hijo, titulada “Todo lo que hay que saber sobre el dióxido de cloro”, pero ya la habían leído casi doscientas mil personas, quién sabe si también el articulista de OKDiario). Nos censuraron, sin percatarse de que su censura evidenciaba su derrota pues ¿Cómo puedes temer a quién demuestra tenerte miedo? ¿Por qué nos censuran sino porque nos temen? ¿Cuándo han ganado alguna guerra los cobardes?

Pensemos pues en reponer fuerzas con una buena pitanza. Zampémonos los jabalís y dejémosles los gusanos y los insectos. Después nos espera un trabajo arduo pero apasionante: Crear un sistema nuevo. ¿O vamos a seguir, perdiendo el tiempo, tratando de reformar aquel que carece de cimiento, de fundamento; aquel sistema que nos priva del derecho más fundamental, más sagrado? ¿Quién puede presumir de “ser vivo” careciendo del derecho a vivir? Ahora ya sabemos que el único enemigo es “Don Dinero”. Todos hemos visto lo que se puede llegar a hacer para ganarlo (o para no perderlo); lo que muchos se han visto obligados a hacer por un mísero sueldo. Ya somos todos conscientes de que, por dinero, se puede llegar a perder la vida, y eso no es buen negocio. La guerra está pues ganada. Celebrémoslo y permitamos que aquellos que pusieron en riesgo la vida, por dinero, nos digan qué están dispuestos a arriesgar, para salvar la vida.

José Miguel Ruiz Valls