• Escrito por Jon Ander Etxebarria, ex Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi
• Enlace a su blog: El Dato Mata el Relato

Ley de Salud Pública Vasca: traca final de la historia de un fracaso científico y político

Esta ley acoge a todas las ilegalidades que se han ido cometiendo durante la pandemia y que, como hemos visto, en los tribunales, las han declarado ilegales e inconstitucionales.

Recientemente, nos han informado los medios de comunicación que la Ley de Salud Pública Vasca inicia su tramitación parlamentaria y, entre otras cosas, nos dice que se establecerá mediante decretos quién tendrá obligatoriamente que vacunarse en caso de otra pandemia, estableciendo los grupos de población o profesionales que deberán hacerlo.

De igual modo, en situación de amenaza sanitaria grave, establece nuevamente, “las restricciones en la libertad de movilidad”, “el control individual sobre la persona o grupos de personas” y “el aislamiento domiciliario”, teniendo como objetivo principal de la ley el “salvaguardar y potenciar la salud de la población vasca como bien público de máximo interés, garantizando los derechos de las personas en materia de salud, la igualdad de oportunidades y la equidad”. ¿De verdad creen que con estas medidas van a garantizar los derechos de las personas en materia de salud?,¿ como se puede garantizar un derecho a la salud si no se garantiza el derecho de la persona a ser libre?, ¿ es que después de este relato pandémico fracasado vuelven a decirnos que nos restringen los derechos individuales para proteger la saluda de la población?, ¿ es que se va a poner encima de la mesa, la dicotomía derecho de las personas frente a bien común cuando con las inoculaciones lo que se está haciendo es precisamente conculcar los derechos de las personas y desproteger el bien común?

Desde la oposición, Elkarrekin Podemos y EHBildu, critican el documento diciendo que es “genérico en muchos aspectos”, “que deja flecos abiertos” y, que “falta un mayor desarrollo de la norma”.

Pues bien, esta nueva Ley de Salud Pública Vasca se acoge a todas las ilegalidades que se han ido cometiendo durante la pandemia y que, como hemos visto, en los tribunales, las han declarado ilegales e inconstitucionales. La irracionalidad de este gobierno y del Sr. Lehendakari y su Consejera de Sanidad es de tal calibre que se erigen hipócritamente como supuestos defensores y protectores de la salud de los vascos, cuando la realidad es que durante toda esta pandemia han hecho todo lo contrario, siendo reconocido implícitamente por ellos mismos con sus propias acciones. Así ha sido, la demostrada nefasta aplicación de los confinamientos, el reconocer que los asintomáticos no contagian al dejar a positivos seguir trabajando, el reconocer que la gripe no había desaparecido ya que ahora nos vuelve con total virulencia, el reconocer que los test de PCR no diagnostican una enfermedad al hablar ahora de que hay que tener síntomas, el tener que aceptar, en base a las sentencias judiciales, que el pasaporte covid ha sido un auténtico fracaso que no tenía nada de ciencia y sí todo de política más propia de sistemas nazis, y, como ha sido, el reconocer, sin tener la valentía de decirlo a las claras que las vacunas no han servido, al decirnos públicamente sin sonrojarse que tanto profesionales como políticos no se explican el exceso de mortalidad acontecido durante este verano.

Con todo ello, ahora nos vienen nuevamente con una Ley propia de los sistemas más dictatoriales donde se arrogan ser dueños de la salud del individuo, cuando todas las medidas que han ido implantando durante la pandemia han sido de un fracaso absoluto.

Pero el Sr. Lehendakari y la Sra. Gotzone Sagardui han tenido y tienen unos compañeros de viaje para llevar adelante este despropósito tan grande, como son los partidos políticos del arco parlamentario vasco, con EHBildu y Elkarrekin Podemos a la cabeza. Y ahora nos vienen a decir que a esta ley le falta concreción y desarrollo, sin negar la mayor de esta ley, como es el perfil dictatorial y propio de políticas de ideologías en las que la libertad no es un principio a respetar.

Por otra parte tanto el PNV como EHBildu están consiguiendo a pasos acelerados el que los ciudadanos que vivimos en Euskal Herria asimilen el texto constitucional, ya que durante esta pandemia ha sido el texto que ha representado las libertades de las personas y los colectivos ante esta actitud tan esperpéntica, como es pensar que ejercer la soberanía es restringir derechos y libertades, cuando una verdadera soberanía es uno de los mayores ejercicios de libertad que puede tener un pueblo. Sres del PNV y EHBildu, su concepto de soberanía con este virus pandémico les ha colocado en defender una soberanía equivocada ya que su desarrollo lleva implícito una restricción absoluta de derechos y libertades. Y la soberanía es ejercer la libertad más absoluta en un sistema democrático como es el respeto a la decisión de los ciudadanos que conviven en un territorio.

Por otra parte, ¿van a ser capaces de volver a hacer el ridículo y que se vuelva a declarar inconstitucional esa nueva Ley que se está tramitando?. ¿Es que todavía no se han enterado que para poder aplicar lo que se establece en esa Ley de Salud Pública Vasca, sería necesario declarar un estado de excepción, teniendo en cuenta lo que ello significa para la población de Euskal Herria?. Si es así, Sres del gobierno vasco, Vds no tienen nada bueno que ofrecernos a los vascos y, por lo tanto, presenten su dimisión que se lo agradeceremos. Al igual, que agradeceremos a los principales partidos de la oposición que, de una vez por todas, hagan el “mea culpa” y reconozcan su equivocación, despierten y se pongan a defender las libertades y los derechos y no leyes que son propias de aquellas opciones políticas que tanto dicen denostar, porque el no hacerlo les coloca en una dimensión propia de esas opciones y, les deja sin argumento alguno para desenmascararlas.

Ante las afirmaciones, en las que nos dicen que, tanto administración sanitaria, como profesionales y políticos no se explican el exceso de mortalidad acontecido durante este verano, habrá que decir, que no es que no lo sepan, sino que no quieren estudiarlo, porque con los datos encima de la mesa las conclusiones están muy claras. Pero sea tanto que no saben o porque no quieren estudiarlo o bien que lo saben y lo ocultan, es decir, bien por incompetencia o bien por maldad. Señores profesionales, que en algunos casos llegan al esperpento de decirnos de que aumentan los casos de problemas cardiacos por infartos en los jóvenes por los malos hábitos, alcohol y drogas, etc que toman, ¿es que no hubiese sido mucho más científico el que estos profesionales nos hubiesen dicho cuantos ictus, pericarditis, miocarditis, trombos, etc, ha habido después de las inoculaciones comparado con períodos pre-pandemia, y sobre todo en la franja de edad de estos jóvenes?

Tanto los profesionales sanitarios como los políticos han actuado de forma irresponsable, y con criterios donde el código deontológico no ha existido, plegándose a decisiones que han sido absolutamente políticas como se demuestra, con las respuestas de estas dos preguntas que necesitaríamos una contestación por su parte, la primera es que si la vacuna iba a ser beneficiosa, ¿cuál es la razón para que los profesionales sanitarios no la prescriban con receta?, ¿a que tenían miedo, si estaban proclamando que lo mejor era vacunarse?, ¿es eso ejercer deontológicamente la profesión?, la segunda, si obligan a vacunarse, porque lo ocurrido no ha sido recomendación, por la demagogia del bien común, cuando hablamos del tratamiento que se da al paciente, éste no tiene nada que ver con el bien común, entonces, ¿cuál es la razón para haber prohibido los tratamientos alternativos cuando es potestad de la persona, o su entorno familiar, el acogerse a ellos?, ¿cuál es la razón para que esos profesionales dirigidos políticamente hayan participado de esa usurpación de los derechos individuales del paciente para decidir libremente que desea recibir otro tratamiento y no el oficial?, ¿que tiene que ver el tratamiento elegido por el paciente con el bien común, que demagógicamente han utilizado con las inoculaciones?

Las respuestas, por parte de cualquier persona con sentido común, están claras, por lo que apelo tanto a vacunados o no vacunados que nos unamos en contra de este despropósito, que demos testimonio de lo ocurrido, que no aceptemos la cuarta inoculación, y, que quien se la quiera dar, al menos se la de con la exigencia de la receta médica por parte del facultativo, así como que les exijamos tanto a profesionales sanitarios como a los políticos, las responsabilidades correspondientes por su negligencia y su mala praxis intencionada como se ve claramente en el caso de los tratamientos alternativos.

Por todo ello, estos profesionales tendrían que ser destituidos de sus puestos de trabajo, al menos por su falta de conocimiento de la profesión médica, cuando no llegar a algo más grave que la mera destitución, por estar claramente alineados en los conflictos de interés.

Igualmente los políticos del gobierno y oposición tendrían que dimitir de sus cargos, con el Sr. Lehendakari y a la Sra. Consejera de Sanidad, a la cabeza y decirles que dimitan, mesedez.