- Escrito por Jon Ander Etxebarria, ex Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi
- Enlace a su blog: El Dato Mata el Relato
Situación post-pandémica
La pandemia nos ha dejado como elemento esencial, a nivel socio-político, un panorama donde se han trasgredido los valores democráticos, al haber restringido nuestros derechos individuales y colectivos.
Lo primero que hay que decir es que los responsables políticos lo han sido de todo el espectro ideológico, desde la ultraderecha hasta la izquierda, no diferenciándose en este tema, tan vital para una verdadera sociedad democrática, en la falta de defensa de nuestros derechos y libertades.
Si nos ceñimos a Euskal Herria, vemos cómo todos los partidos políticos del arco parlamentario vasco se han puesto de acuerdo en la estrategia política, que no sanitaria, de las medidas restrictivas adoptadas durante la pandemia, algunas con una vitola propia de la época nazi.
Esta situación ha llevado a las distintas opciones políticas a un desprestigio y falta de coherencia ideológica, que a ciertos partidos como la izquierda estatal e independentista les ha colocado en un ateísmo ideológico y no político, mientras que a la ultraderecha y derecha, esa situación de restricción de derechos y libertades era propia tanto de su no ateísmo político ni ideológico, es decir, esa restricción de derechos y libertades es propia de ese espectro ideológico como lo hemos podido ver a lo largo de la historia.
En este contexto tenemos un partido como el PNV que con su humanismo cristiano tiene pinceladas de socialdemocracia, semejante a las ONGs y a la caridad cristiana, pero que su componente socio-económico encaja perfectamente con el globalismo neoliberal, y, por lo tanto, al igual que lo comentado en la ultraderecha y derecha, en un no ateísmo ni político, ni ideológico.
Como vemos, ante este panorama post-pandémico tenemos que ha sido la izquierda quien se ha salido del guión colocándose en ese ateísmo ideológico, de forma que su posición a lo largo de la pandemia ha sido corroborar esas medidas antidemocráticas, cuando no era más estricta que el propio gobierno.
Si analizamos este comportamiento de los partidos vascos, vemos cómo el PNV, además de colocarse claramente en la restricción de los derechos y libertades, ha continuado con su mercantilismo al uso en sus negociaciones con el gobierno estatal, aprobando estados de alarma a cambio de prebendas, que según ellos supuestamente benefician a los vascos cuando la realidad es que las mismas lo que hacen es seguir nutriendo, desde un punto de vista económico, su clientelismo de alto “standing” con todas sus empresas semipúblicas, con poca productividad real, en donde esa tela de araña va tejiendo un voto cautivo al ir colocando a personas del entorno de los jeltzales.
Los jeltzales siempre han tenido una relación mercantilista con los gobiernos estatales, sean PP o PSOE, como se puede comprobar con las sucesivas negociaciones de los presupuestos del gobierno estatal, utilizando lo que ya estaba pactado como palanca para desbloquear negociaciones políticas, donde continuamente juegan con las transferencias como moneda de cambio para dar su apoyo en Madrid, siempre con el teatro de llegar al acuerdo a última hora. Ese acuerdo es un juego entre Euskadi-Estado donde ambas partes necesitan las transferencias como moneda de cambio para llegar a esos acuerdos. Y se puede ver claramente que ninguna de las partes quiere completar el estatuto, porque, en caso de hacerlo, se acabarían las monedas de cambio, y de lo único que se podría negociar es del derecho a decidir de un pueblo. De lo cual ni los gobiernos estatales ni el gobierno vasco están dispuestos a acometer y donde siempre está un PSE cuya única política es el seguidismo de Madrid y aceptar el plato de lentejas que les dejan continuadamente los jeltzales, siendo copartícipes de esa cultura antidemocrática que nos han enseñado durante la pandemia, y que, en ningún caso, quieren que se llegue a una nueva pantalla porque les rompería el marco de juego trilero actual.
El PNV, como he comentado antes, está inmerso en el globalismo neoliberal del PP y PSOE, y, por lo tanto, en su caso el virus neuronal les ha afectado bien poco porque, como hemos visto, esa restricción de derechos y libertades pandémicos ha sido al más puro estilo nazi, coincidente curiosamente con las políticas del Sr. Feijoo en Galicia haciendo leyes donde las vacunas eran obligatorias, y la restricción de movilidad un elemento de control propio de estados dictatoriales, es decir, su posición ha estado al unísono con la derecha española del PP, derecha con la que, si llega el caso, volverá a pactar en Madrid.
En el fondo, el PNV no tiene problema, llegado el momento, en apoyar a esa derecha del PP (ya sabemos que la ultraderecha va con ellos porque, aunque estén separados en este momento, sus orígenes estaban en el propio PP), que nos tiene acostumbrados a restringir derechos y libertades en toda índole político y social. El elemento clave es el mercantilismo que aplican los jeltzales a cualquier negociación en Madrid (sea con el PP o el PSOE), por lo que podríamos decir que tanto a la ultraderecha, al PP, al PNV, e incluso al PSOE, el virus neuronal no les ha afectado ya que siguen estando en un no ateísmo político ni ideológico, siendo fieles a ese globalismo neoliberal.
¿A quién ha afectado de verdad ese virus neuronal? La respuesta es clara, a la izquierda estatal e independentista. Lo primero que hay que tener en cuenta es que este gobierno tiene dos patas, una de ellas no se ha visto afectada por el virus neuronal (PSOE), mientras que la otra (Podemos) ha sido claramente afectada por el virus, ya que se supone que si se está en una creencia ideológica progresista, en ningún momento se tendría que haber aceptado esa restricción de derechos y libertades, ni transgredir la Constitución (Biblia electoral), como lo han hecho con el apoyo de la izquierda independentista catalana y vasca.
La excusa que se ha puesto reiteradamente es la de la falsa demagogia “economía vs. salud”, cuando todos sabemos que una “no economía” nos lleva a una “no salud”. Lo hemos podido comprobar con el cierre de la atención primaria y la privatización que, poco a poco, se va realizando de la sanidad, sin entrar en los problemas mentales que una “no economía” ocasiona en la población.
Pero, en realidad, a quien le ha afectado el virus neuronal es a la izquierda independentista catalana y vasca; en ellos sí que ha hecho mella al pasar a un ateísmo ideológico, que no político, donde se han alejado tanto de las premisas de izquierda como de las soberanistas.
Haciendo un repaso, lo primero, es que aceptan una pandemia donde el Sr. Presidente del Gobierno nos estaba diciendo, (al estar presente los militares en la puesta inicial), que el problema era más bélico que de salud, pero viendo el resultado final igual sí tenia algo de bélico, como hemos visto, con los presupuestos presentados para el año 2023 donde uno de los mayores incrementos es en la partida de Defensa.
Posteriormente, se aprueban los estados de alarma sin nada a cambio, dejando, en verdad, al Sr. Otegi en un cierto fuera de juego al presentar un documento firmado de derogación de la reforma laboral para luego, lo que en realidad ha habido es un mero maquillaje de la misma, donde hacer fijos a los no fijos, al final y a la postre, pueda derivar en tener más paro.
Mientras tanto en Catalunya, donde gobierna ERC, al igual que en Euskadi, se aprueban las medidas restrictivas, incluso siendo más duros, trasmitiendo a la población que la vacuna era la solución y aprobando el pasaporte nazi covid. Apoyando, asimismo, el que se vacunen a menores para proteger a mayores con tercera inoculación, así como la cuarta inoculación de covid junto con de la gripe, y dando la callada por respuesta, cuando se sabe perfectamente que se están dando una cantidad importante de efectos adversos y que el número de fallecidos por/con covid ha experimentado un aumento exponencial respecto al 2021 y, sobre todo, al 2020, sin vacuna. ¿Se van a responsabilizar ante la población de lo ocurrido con las inoculaciones?
Todo ello englobado en el hecho de que las leyes aprobadas en los estados de alarma han sido inconstitucionales e ilegales; es decir, aplicando una soberanía mal entendida, que no tiene nada qué ver con la soberanía que muchos ciudadanos deseamos.
En este momento se puede decir que la izquierda estatal (que forma parte del gobierno) e independentista, además de no conseguir la derogación de la reforma laboral, no ha conseguido derogar la ley mordaza (que tanto ha servido a las fuerzas de seguridad para llevar con impunidad sus actuaciones durante esta pandemia), ha realizado un parcheo que no tiene recorrido en la ley de memoria histórica, la aceptación implícita del discurso oficial de la OTAN sobre la guerra de Rusia-Ucrania no adaptando una posición de neutralidad exigiendo a la UE un mayor papel conciliador en dicha guerra, en vez de aceptar los dictados de EEUU, eliminando con todo ello la esencia del derecho a decidir de un pueblo al no respetar los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos.
Así estamos viendo cómo ahora, nuevamente, aprobarán los presupuestos, aunque copien de forma mimética lo que siempre ha hecho el PNV. Decir que todavía no tienen su apoyo, al igual que lo hará ERC, incluso diciéndole Sánchez que no acepta la Ley de Claridad de Québec. ¿Qué es lo que tanto ERC como EHbildu nos quieren vender respecto a ser soberanos?
Finalmente, aprobarán unos presupuestos que aumentan el gasto en Defensa para la OTAN, aceptan la Monarquía, aceptan el TAV, aunque en los presupuestos de Euskadi se opongan, avalando el no al derecho a decidir de un pueblo (quizá porque ellos mismos lo han laminado con su actuación durante esta pandemia), establecerán el latiguillo de una izquierda trasnochada cuando en períodos de crisis solo hablan de que pague más quien más tiene, no porque no deba ser así, sino porque, en estos momentos de crisis, lo progresista es la redistribución del gasto, bajando presupuesto en los políticos y todo lo que ello conlleva (empezando por no subirse de forma inmediata el sueldo como lo han hecho), reduciendo presupuesto para la Defensa y la OTAN, reduciendo presupuesto a la Monarquía y paralizando, por el momento, obras de infraestructuras como el TAV.
Por lo tanto, esta reducción de gasto, en el fondo, supondría tener a disponibilidad mayores recursos para gasto social, sin necesidad de subir o bajar impuestos, y estableciendo una imposición fiscal a los empresarios no sobre su riqueza sino sobre la creación de empleo de calidad que generasen, de forma que este sistema impositivo fuese inversamente proporcional a dicha creación de empleo de calidad.
Creo que la izquierda tiene que hacer un ejercicio de autocrítica y plantearse si con estos estados de alarma donde se han restringido derechos y libertades, con esta inflación aumentando progresivamente, con este aumento desmesurado de la energía, con este aumento presupuestario armamentístico a petición de la OTAN, en el caso de que el gobierno hubiese sido del PP, que seguro que hubiese hecho lo mismo durante la pandemia, y reconocer que, con toda probabilidad, su posición de izquierdas no hubiese sido la misma que están defendiendo ahora. Es el momento de dejar de hacer política de etiquetismo y hooliganismo de salón, para hacer la verdadera política que no deja de estar basada en el análisis crítico de las situaciones dentro de un contexto ideológico propio.
Es por todo ello, por lo que el virus neuronal a quien realmente le ha afectado es a la izquierda tanto estatal como independentista, ya que con su actuación han abrazado al globalismo neoliberal, anquilosándose en esquemas caducos de la izquierda, y más en una situación de crisis como la actual, siendo necesario pasar de ese globalismo neoliberal a un glocalismo autogestionable, donde la posición a recuperar sea el no ateísmo idelógico más que el político, y con ello, se recuperen los derechos y libertades propios de una verdadera democracia.
Hay que deshacerse de esta partitocracia corrupta, no nos representan, ni a derecha, ni a izquierda, y nos llevan al comunismo chino, que igual para el señor Etxebarria, no “restringe los derechos y libertades” igual que el resto. Cuando habla de las supuestas bondades históricas de la izquierda, adolece de una miopía crítica importante.
Etxeberria no adolece de ninguna miopía , solamente cita que el comunismo de la URSS , el régimen comunista paró los pies a los regímenes fascistas de todo el planeta y de ello se beneficiaron las clases populares europeas pricipalmente.
No hace falta ser muy ninteligente para ver la deriva del mundo en cuanto los capitalistas se quedaron sin frenos. Además tanto el fascismo como el comunismo fueron auspiciados y fuertemente financiados por la élite bancaria del mundo.
Pregúntensen por qué se acabó con los Romanov en Rusia y quien estuvo tras ello.
Fueron los mismos que acabaron con los kennedy.
Woodrow Wilson y otros lo explicaron muy bien.