El cráneo perfectamente conservado de una santanderina medieval
Escrito por Miguel de Cervera
El cráneo perfectamente conservado de una santanderina medieval
Las excavaciones arqueológicas en la calle de los Azogues de Santander, aprovechando unas obras del Ayuntamiento, están sacando a la luz muchos datos sobre el pasado no tan lejano de la gente de Santander. De la gente de todo el mundo, si tenemos en cuenta que nuestro ADN circula libremente por todas partes y, en especial, por Europa y por toda América, siendo Santander uno de los puertos más importantes del Atlántico de todos los tiempos. Y ahora hemos podido comprobar que el pasado de la ciudad, como ciudad propiamente dicha, no está todavía escrito. Pero la excavación dirigida por Lino Mantecón y Javier Marcos está aportando datos inéditos sobre cómo se debía de verdad en la Edad Media y, en concreto, en este abrigado puerto del norte de España.
Las excavaciones en los alrededores de la Catedral de Santander
Las excavaciones en los alrededores de la Catedral de Santander, una antigua abadía y castillo medieval, están arrojando datos muy importantes sobre el medievo en esta ciudad portuaria. Un yacimiento arqueológico que nos está dando pistas muy buenas sobre el modo de vida de nuestros antepasados, alimenticios y su forma de vestido o sus creencias.
Nuestro pasado a nivel genético y con reconstrucciones faciales por ordenador
Se han realizado ya varios hallazgos importantes como una mariscada medieval, o el hallazgo del cráneo de una joven santanderina de la Edad Media, están en curso de explicar mucho mejor nuestra Historia. Incluso a nivel genético y con reconstrucciones faciales de los fallecidos que alberga la necrópolis medieval. En especial, podemos celebrar que el cráneo de esta joven santanderina se conservase también, ya que ha permitido reconstruir su cara por ordenador con las más modernas técnicas del momento.
El pasado de Santander está escondido bajo los cimientos de la ciudad, tantas veces destruida por el fuego y modificada por su proximidad al mar, que ha hecho que enterremos bajo las aceras las antiguas playas y hasta una ría entera que pasaba por el centro de la ciudad. Con un curso que coincide con la principal avenida que recorre todo el centro por las calles Calvo Sotelo o Paseo de Pereda, desembocando en lo que hoy es la plaza de Atarazanas, pero que hace no tanto era realmente un puerto con atarazanas para todo tipo de barcos de pesca y transporte.
La caza medieval de la ballena en Santander
La proximidad del mar influyó mucho en el modo de vida de la gente de Santander de siempre, sobre todo en una época de subsistencia en la que la pesca era una de las fuentes principales de alimento. La pesca y la caza de la ballena, a la peligrosa actividad a la que nuestros antepasados se acostumbraron, pero no sólo fueron los vascos: también los marinos medievales de Santander, Castro Urdiales o Santoña (entre otras poblaciones) se dedicaron durante siglos a perseguir a las ballenas y extraer de ellas tan valiosos botines. De hecho, es famosa la batalla campal que tuvo lugar entre la gente de Laredo y Santoña, por disputarse los restos de una ballena que quedó varada en la playa.
Por de pronto, los arqueólogos y otros especialistas están haciendo su trabajo de laboratorio para conocer todos los datos que se pueden sacar de este trabajo de campo en el yacimiento.
Estamos pendientes de identificar la especie concreta de ballena que estuvieron comiendo en este yacimiento de la Edad Media de Santander, aunque es muy probable que se trate de la ballena franca. Una especie que pasaba por aquí y que era más fácil de cazar por ser más lenta, pero que vio su número mermar por esta caza intensiva, obligando a estos marinos medievales a desplazarse cada vez más lejos en busca de presas.
Le han puesto nombre a una joven santanderina de la Edad Media de quien no sabemos casi nada
Yllana es una de tantas personas como han aparecido en la necrópolis medieval de Santander. En realidad, su nombre corresponde a una persona que con toda probabilidad no es ella, pues se trata de una identidad prestada de los archivos del entorno de la necrópolis medieval. Porque sabemos que una mujer llamada Yllana tuvo una casa pegada a la abadía que luego fue la Catedral de Santander, por lo que el nombre dado al cráneo es inventado, pero a la vez real.
Se la eligió para reconstruir su rostro porque su dentadura estaba perfecta, cosa extraña por tratarse de un cadáver de más de mil años.
Una “pija” santanderina medieval de hace mil años
Esta mujer vivió entre la época del Cid y las Navas de Tolosa, pero no sabemos mucho más. Su más que probable pertenencia al estamento más alto de la sociedad Santander en su época parece demostrada por su aparición en un cementerio para ricos, gente más pudiente podía hacerse un hueco cerca del altar de la abadía y estar más cerca de Dios en el camino hacia la eternidad.
Por lo tanto, es probable que esta chica no tuviera que trabajar tanto con las manos o cargar pesados cestos de pescado o marisco sobre su cabeza, como han hecho nuestras antepasadas hasta hace bien poco en el puerto. Sin embargo, todo son misterios en torno a esta mujer y la gente con la que le tocó vivir, gracias a estos arqueólogos y sus colaboradores podemos echar una mirada más directa a un pasado apasionante que está bajo nuestros pies.
Los restos romanos aparecen revueltos con los medievales, ya que se han realizado sucesivas reformas y se excavó el terreno para hacer, por ejemplo, la necrópolis medieval, con lo que se han mezclado elementos de construcción de épocas distintas.
La abadía fortificada de Santander, en el islote de Somorrostro
Esta mujer fue enterrada y acaso vivió también en la zona más segura de todo el puerto y la ciudad, pues los gruesos muros del castillo y monasterio de entonces aportaban esa confianza a los vecinos más privilegiados. Un aspecto de castillo que no ha abandonado a la actual Catedral de Santander, que es todavía considerada como una fortaleza, a la que más tarde se añadiría el edificio de lo que hoy es el vacío Banco de España: el Castillo de San Felipe de Santander, que vigilaba más de cerca aún la entrada de embarcaciones en el puerto de la ciudad. Un puerto que ha sido atacado por mar, como ocurrió cuando se vivió un desembarco terrible de piratas hérulos a principios de la Edad Media. Y una ciudad que también vivió episodios bélicos de guerra civil entre distintos grupos armados, dirigidos por nobles, por lo que Yllana se sentiría más segura si podía acceder rápidamente a la Abadía y refugiarse allí de cualquier enfrentamiento violento.
Poema a la mujer santanderina de José Martí
Y termino este pequeño artículo con un homenaje humilde a la mujer de Santander de toda la vida, que tanto llamó la atención del poeta y revolucionario cubano José Martí:
De Santander son las bandadas de mujeres trabajadoras que, con el agua a la rodilla, cargan o descargan de los buques haces de bacalao que manejan diestramente.
Las hermosas aguadoras, que, sin más sostén que su linda cabeza, mantienen en alto el grueso cántaro, caminito de la fuente.
La Alameda melancólica, cuyos árboles pujantes se alzan y juntan con majestuosa bóveda, cual si con ellos hubiese querido hacer naturaleza excelso templo.
Y el bullicioso Sardinero, lindo pueblo de baños, con sus alegres damas veraniegas, que parecen sueños o magas marinas, vestidas no de trajes ligeros, sino de las espumas de la mar.