El ex Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi nos habla de la “continuación de la estrategia del miedo” por el tema de la supuesta “sequía”
Escrito por Jon Ander Etxebarria, ex Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi
Continuación de la estrategia del miedo
Cuando nos hablan alegremente de sequía, y nuevamente con una inoculación perversa del virus neuronal del miedo al igual de la pandemia, lo que no analizan es que con esos datos pluviométricos no se puede decir que tengamos una sequía extrema.
Una vez terminada la pandemia, aunque oficialmente no lo hayan declarado, pero si se deduzca de la actuación del oficialismo, en este momento se continua, con los medios de comunicación nuevamente como inoculadores del virus neuronal, con la estrategia del miedo, en este caso con el cambio climático, las energías renovables, y todo lo que compete a la situación medioambiental.
En primer lugar podemos hablar de las sequías y los recursos hídricos, y, el primer elemento que tenemos que mirar para decir que existe una sequía es la pluviometría.
Con datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tenemos que la pluviometría (se computa como año hidrológico de octubre a septiembre), en este 2023 esta pluviometría de octubre a marzo ha sido de 373,7 mm, frente a los 400 mm de media desde el año 1980, siendo el total de la media del año hidrológico desde 1980 de 632,1 mm, luego la pluviometría de la mitad del año hidrológico en este 2023 representa, a mitad de año, un 59,12% de ese valor medio del año hidrológico, superando el valor del 50%, que le correspondería para esa mitad del año hidrológico, de manera que si lo comparamos con datos desde 1980, observamos que se dan 17 años (39,53%) en los que la pluviometría en este período de octubre a marzo ha sido más baja que en este 2023.
Si hacemos una proyección adjudicando a este 2023 para la segunda mitad del año hidrológico, (por corresponder a meses de menor pluviometría) con el porcentaje resultante del valor medio desde 1980 (36,72%), vemos que la pluviometría de este 2023 sería de 546,9 mm, lo que representaría un 86,51% del valor medio desde el año 1980 (632,1mm), encontrándonos con que se dan 9 años (20,93%) en los que la pluviometría en los años hidrológicos desde 1980 ha sido más baja que lo proyectado para este año 2023.
Cuando nos hablan alegremente de sequía, y nuevamente con una inoculación perversa del virus neuronal del miedo al igual de la pandemia, lo que no analizan es que con esos datos pluviométricos no se puede decir que tengamos una sequía extrema, la falta de agua no es debida a la pluviometría, que a lo largo de un año si que puede estar distribuida de una manera caprichosa, sino que ello se debe al desequilibrio de la ley de la oferta y la demanda, y en esta intervienen directamente tanto los poderes económicos como los poderes políticos.
Cuando hablamos de falta de agua, lo que se deben plantear los políticos es una planificación en base a esa ley de la oferta y demanda, ya que lo que ha ocurrido, por ejemplo en Doñana, es que ante una demanda cada vez más elevada, la oferta, tarde o temprano, como hemos visto con los años hidrológicos se conserva y se mantiene semejante, pero siendo cada vez más deficitaria respecto a la demanda.
Y aquí, es donde nuevamente, como ocurrió con la pandemia, los poderes político-económicos, intentan eludir sus responsabilidades, y hacer responsable a los ciudadanos, con el efecto mediático de los medios de comunicación, algo que ellos, al menos, han gestionado de forma irresponsable e incompetente, cuando no esa responsabilidad pudiera estar en el ámbito judicial. ¿Cuál es la razón, por ejemplo, en el caso Doñana, (por citar un ejemplo entre otros muchos), se haya elevado de forma exagerada esa demanda de agua, permitiendo un incremento de actividad como cultivos como son el de la fresa, entre otros?. La respuesta es clara, por falta de planificación de oferta y demanda y porque esas actividades económicas, a nivel de impuestos, dejan bastante dinero en los municipios de la zona, dinero que gestionan los políticos y que como vemos de forma reiterada lo hacen de forma irresponsable, unos, por parte de la ideología conservadora (derecha), porque llevan en su gen el sentir crematístico, otros, como los progresistas (izquierda), porque han comprado el discurso del miedo respecto al tema medioambiental, a través de la Agenda 2030, en la que subyace como no podría ser de otra manera, al haber sido diseñada por el globalismo neoliberal, el que, al igual que en la pandemia, quien tiene que resolverlo son los ciudadanos, y no los poderes políticos y económicos que son quienes realmente tendrían las herramientas para hacerlo, siendo el progresismo (izquierda), el tonto útil, que con el ecologismo por bandera, le está haciendo el trabajo sucio a ese globalismo neoliberal.
Los ciudadanos debemos darnos cuenta, que con la pandemia, además de la restricción de derechos y libertades, el resultado final está siendo una privatización de la sanidad, por lo que, con este tema medioambiental, en el que incluyo, el tema del CO2, plástico, etc, además del hídrico comentado, volverán a restringir derechos y libertades con la demagogia del bien común, y al final acabarán con la privatización de los recursos y el medio ambiente.
Estando de acuerdo en el grueso, que mania de pone en todo “neoliberal”. ¿Porque cuando es el estatismo mas brutal, pone a todo de “neoliberal”?. Y si, la agenda 2030 es estatismo llevado a sus ultimos extremos. ¿ Hay grandes corporaciones metidas?, si, cierto, pero seria imposible sin el estatismo citado, im po si ble.